Dos reflexiones:
1. ¿Qué viene ahora? Muchos comentaristas dicen que a las FARC ya solo les queda la entrega de armas y que por lo tanto todo intento de diálogo sale sobrando. Me parece un error. Al igual que cualquier otra guerrilla del mundo, las FARC son derrotables militarmente. Eso no es el problema. El problema es de relación costo-beneficio. Las FARC no se van a tomar el poder, no están en condiciones de exigir y mucho menos imponer, reformas que resulten inadmisibles para el resto de los colombianos (digamos, la eliminación de la propiedad privada, o cosas de ese estilo). Entonces, si se diseña un buen mecanismo de diálogo, que permita generar confianza entre las partes y que posibilite avances, se puede negociar sin necesidad de muchos traumatismos.
En cambio, si se insiste en seguir simplemente por la vía militar, tarde o temprano se tendrá éxito pero hay que evaluar el costo y los riesgos. Por ejemplo:
- Un coletazo terrorista urbano de las FARC.
- Más falsos positivos.
- Un colapso de la estructura política de las FARC como resultado del cual las FARC se disuelvan en un sinfin de pequeños grupos delincuenciales.
2. Como ya he dicho, tengo por norma no ocuparme para nada de Ingrid Betancourt. Pero en cambio a veces leo con atención a Héctor Abad Faciolince. Imagínense mi dilema cuando veo una entrevista de Abad con Betancourt. Decidí leerla. Ambos coinciden en señalar algo que ya sabemos desde hace rato: las FARC parecen vivir en otro mundo, en otro siglo. La trayectoria de vida del "Mono Jojoy" es inimaginable para mí (y sospecho que para la mayoría de los lectores de este blog). Pero por eso mismo debemos preguntarnos si no habrá algo profundamente patológico en una sociedad que genera tales abismos entre sus miembros.
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