Creo que Juan tiene algo de razón en su comentario a mi anterior apunte sobre la distinción entre teorías conspirativas de izquierda y de derecha en Estados Unidos. Obviamente no me voy a echar para atrás del todo. (Lo haré más adelante si esto falla.) Pero sí creo que no me expresé claramente en parte porque no lo había terminado de pensar claramente. Por lo tanto, aquí voy otra vez.
Ante todo tengamos presente que estamos tratando de encontrarle algún sentido a algo que de pronto no lo tiene. La retórica de las teorías conspirativas florece en medio de la inconsistencia. Estamos operando en la parte más pestilente del alcantarillado del discurso político. Pero creo que no es ocioso tratar de entender estos fenómenos. La retórica nazi culpaba a los judíos simultáneamente de la "ignominia de Versalles," de los exabruptos de los grandes bancos y del bolchevismo. Todo a la vez. ¿Inconsistente? Por supuesto. ¿Poderoso? Ni hablar.
Lo que yo trataba de expresar antes es que en la retórica conspirativa de la derecha norteamericana hay ingredientes extraños. Es fácil crear una amalgama de conspiradores pero es difícil ofrecer una teoría que explique cómo funcionan.
Tomemos el caso (mencionado por Juan) de Hollywood, un blanco favorito de la ultra derecha. Los grandes estudios de Hollywood quieren dinero, poder e influencia. Cierto. Como todo el mundo. Pero, ¿por qué habrían de escoger, para tal fin, hacer películas que "insulten los valores norteamericanos"? Si, como cree la ultra derecha, estas películas repugnan a todos los americanos decentes, ¿no obtendría Hollywood más dinero, más poder y más influencia haciendo películas del gusto de toda aquella "mayoría moral" (para usar el lenguaje favorito de la derecha cristiana)?
O tomemos el caso del medio ambiente. Suponiendo que los científicos involucrados en el debate estén conspirando contra la opinión pública, ¿por qué van a tratar de convencer a la gente de que el cambio climático es inminente? ¿No sería más rentable convencerla de otras cosas?
Pasemos a la famosa "conspiración socialista" según la cual Obama y un puñado de fanáticos de la izquierda radical quieren transformar a Estados Unidos en un país europeo. (¡Horror de horrores!) ¿Por qué? El Presidente de Estados Unidos tiene más poder que muchos primeros ministros europeos, nombra más funcionarios, recibe más dinero para campañas políticas, controla un ejército mucho más grande. ¿En qué se beneficiaría Obama, or el Partido Demócrata, de poder decidir cuántos ancianos estadounidenses tienen que morir este año?
La respuesta es obvia para quien la piense un poco: la razón por la cual el Partido Demócrata quiere expandir algunos aspectos del Estado del Bienestar norteamericano es porque hay sectores de la sociedad que así lo quieren y que han apoyado al Partido Demócrata precisamente con tal fin. Pero esta respuesta obvia es exactamente lo que no se puede decir en dicha teoría conspirativa porque entonces tocaría reconocer que el adversario es un actor político y no una camarilla criminal.
Una excepción: las "reparaciones raciales." Parte del imaginario de la ultra derecha consiste en ver a Obama como un exponente camuflado de las Panteras Negras de los 60s que está a punto de lograr una vieja meta de los terroristas negros: hacer que los blancos indemnicen a los negros por la esclavitud. Obviamente, es una teoría conspirativa repugnante y racista. (En cierto modo es una lástima que sea tan alejada de la verdad; no estaría mal que Obama tuviera un poquito del toque "funk" de los 70s, a veces es demasiado profesoral... pero me estoy desviando del tema.) Pero por lo menos aquí queda claro el hilo conductor que lleva desde el sector conspirador, pasando por una especificación de sus intereses, hasta llegar a la conspiración misma. Hay un sospechoso, un móvil y un modus operandi. Pero es tal vez la excepción que confirma la regla.
Otro ejemplo: la inmigración. Supuestamente Obama y sus secuaces quieren llenar el país de inmigrantes ilegales para luego darles el voto (ilegal, por supuesto) para ganar elecciones. Pero, otra vez, si lo único que les interesa es ganar elecciones, ¿por qué tienen que esperar a conseguir votantes ilegales en vez de ganarse los votos que ya están en el país? ¿No es un procedimiento más lento y dudoso? ¿No sería mejor volverse todos conservadores y ganar los votos de los americanos decentes, blancos y conservadores? (Bueno, hay quienes dirán que eso es lo que está pasando.)
Creo que esa es la diferncia de fondo. Las teorías conspirativas de la izquierda arrancan de definir intereses políticos y luego pasan a considerar que esos intereses utilizan medios criminales para sus fines. En cambio, las teorías de la derecha no proceden así. Por alguna razón necesitan un paso previo: hay que producir una especie de transustanciación, como en la misa. Así como en la misa el pan se convierte en el cuerpo de Cristo, en este caso los intereses políticos tienen que convertirse en otra cosa distinta antes de entrar a especificar su operación. Tienen que convertirse en fines criminales exógenamente determinados. No se puede pasar a explicar por qué alguien podría llegar a tener esos fines porque ya la misma explicación sería reconocerles existencia política.
No sé si he sido claro. Tendré que seguirlo pensando.
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