Wednesday, January 19, 2011

A Propósito del Tiroteo de Arizona: Hacia una Teoría de las Teorías Conspirativas.

Aunque ya está desapareciendo de los titulares, el tiroteo de Arizona me ha hecho pensar muchísimo. Resulta ser un evento fértil para un científico social (y además, no se les olvide, ahora también soy ciudadano de Estados Unidos). Por eso, tengo varios tipos de reacciones.

Está bien: el autor del tiroteo es un desequilibrado mental. En ese sentido, es absurdo culpar de esto a la derecha americana. Pero dejando de lado asuntos de culpabilidad por un incidente aislado, la discusión de las últimas semanas en la prensa estadounidense deja en claro algo que lectores de este blog ya saben: el Partido Republicano es El Peor Partido Político del Mundo.

Independientemente de las causas de la masacre (hasta el punto en que tenga sentido discutir las causas de un acto de una persona perturbada mentalmente), estos días han servido para ofrecer una síntesis de la retórica de la derecha estadounidense. En los medios se discutió muchísimo si alguna metáfora o algún símbolo en especial constituía una incitación a la violencia. A mi juicio, discusión absurda. Metáforas marciales en política son totalmente normales en cualquier país del mundo.

Lo que poco se discutió es el contenido de la retórica de derecha en Estados Unidos. (Hubo algunas excepciones muy lúcidas. Después pongo los links.) El Partido Republicano no solo considera a la Administración Obama incompetente o equivocada en sus diagnósticos, sino que la ve como una verdadera conspiración contra la esencia misma de los Estados Unidos.

Me dirán que no. Que no se trata del Partido Republicano en su conjunto sino de algunos elementos aislados. Sí. Pero resulta que esos elementos aislados tienen cargos de responsabilidad dentro del partido (muchas veces de elección popular) y, más pertinente aún, hacen afirmaciones tales que de ser ciertas lo ético y responsable sería empuñar las armas contra el gobierno norteamericano. Y sin embargo el Partido Republicano ni niega dichas afirmaciones ni adopta sus consecuencias. Es decir, la cúpula del Partido sabe que algunos miembros prominentes de sus filas están mintiendo deliberadamente pero le parece que tal insulto a la inteligencia de sus partidarios es aceptable.

Es como si en Colombia un político prominente considerara a determinado partido un cómplice de los terroristas pero luego dijera que no hay que proscribirlo. Sería un auténtico insulto a la inteligencia de sus partidarios, ¿cierto? Estoy seguro que en Colombia nadie permitiría algo así.... Ah, perdón, no me acordaba....

Antes de entrar en asuntos más profundos, me voy a detener para referirme a un punto no muy importante, pero que me llama la atención. Hace unos días, discutiendo con algunas personas este episodio, alguien preguntaba si podía establecerse alguna diferencia entre la retórica conspirativa de la derecha americana de ahora contra Obama y la retórica conspirativa de la izquierda americana contra Bush.

Yo veo dos diferencias, una cualitativa y otra de categorías. La primera sugiere algo acerca de las diferencias organizacionales entre izquierda y derecha en Estados Unidos, la segunda sugiere algo acerca de las diferencias en sus visiones de mundo. La primera diferencia tiene que ver con el perfil de quienes usan dicha retórica conspirativa. En la izquierda americana dicha retórica estaba reservada para personajes periféricos, sin ninguna relevancia en el establecimiento del Partido Demócrata, sin capacidad de obtener votos ni nada por el estilo. En cambio, las teorías conspirativas de la derecha son promulgadas por personajes que compiten en elecciones, que pertenecen a la jerarquía del Partido Republicano, que tienen cargos de responsabilidad pública, entre otras cosas.

Ahora detengámonos en el contenido de las distintas teorías. Para efectos prácticos, resumámoslas en dos frases, con todo y lo inadecuadas que puedan resultar para captar el fenómeno: "Bush permitió (o incluso ordenó) el ataque del 11 de Septiembre y mintió acerca de las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein para lanzar una agresión imperialista contra el Medio Oriente en beneficio de sus amigotes petroleros" y "Obama es un cripto-musulmán que quiere imponer una dictadura socialista en Estados Unidos."

Obviamente, yo creo que ambas afirmaciones son falsas. (Aunque, bueno, Bush si mintió. Pero no, no creo que haya tenido nada que ver con el 11 de Septiembre.) Pero mi interés no es refutarlas ni discutirlas en sus propios términos sino entender cuál es el esquema de pensamiento del que emanan y en qué medida ese esquema de pensamiento nos dice algo de relevancia sobre el resto del sistema político.

Una diferencia interesante entre ambos tipos de pensamiento conspirativo es el qui prodest. Es decir, a quién beneficia la conspiración. Las teorías conspirativas de izquierda generalmente presentan a los políticos como conspirando en favor de algunos intereses económicos dominantes. Pero las teorías de la derecha (por lo menos de la derecha americana de los últimos años, incluso antes de Obama) presentan a los políticos como conspirando sin mostrar claramente cuál es el fin último de la conspiración. ¿Por qué Obama prefiere ser Presidente de un país en el que los ciudadanos no puedan portar armas? ¿Por qué prefiere tener el poder de decidir cuántos ancianos van a vivir? (Por poner dos ejemplos de conspiraciones que se le atribuyen.) Esto nunca queda claro.

En el pensamiento de derecha de Estados Unidos el gobierno es un demonio que expande sus poderes permanentemente pero sin que haya nadie detrás, empujándolo. El poder del gobierno es su propio fin.

A quien, como yo, haya comenzado en estas lides estudiando el marxismo, esto le suena muy exótico. ¿Por qué los políticos van a conspirar únicamente para aumentar su poder, sin responder a ningún otro interés económico o social distinto del que ellos se den a sí mismos? ¿No habíamos quedado en que el Estado tiene, a lo sumo, una "autonomía relativa" (Poulantzas)?

Está bien, a veces el mismo Marx acude a los intereses personales del político como factor explicativo. Como cuando ve a Luis Bonaparte obsesionado por mantenerse en el poder para evitar muchos líos legales y económicos que se le vendrían encima. Pero dicha autonomía de fines es, para Marx, la anomalía que hay que explicar, no la regla general de la política.

En cambio este estilo de raciocinio le debe sonar familiar a quien se haya formado estudiando la escuela americana de la "escogencia pública". Buchanan y Tullock siempre han basado sus análisis en el interés de los políticos por acumular poder, considerándolos como actores autónomos. (No es casualidad que Buchanan y Tullock sean dos libertarios de derecha....)

Hasta acá, todo normal: hemos establecido que, como sucede con mucho perturbado mental, cada estilo de teoría conspirativa tiene un antepasado respetable. La pregunta es, ¿qué hace que en determinado momento el descendiente paranoide salga del manicomio?

Eso queda para después. Ahora tengo que salir.

1 comment:

  1. Me pareció muy acertada la primera diferencia entre las teorías conspirativas de ambos partidos, pero la segunda, o no me convence mucho o no me quedó muy clara. La teoría conspirativa republicana le atribuye al gobierno Obama una agenda política específica (socialista). Pero no me queda clara la carencia explicativa que hay en esta atribución, y que la diferenciaría de la teoría conspirativa de izquierda. Ud. sugiere que la adopción de una agenda política debe explicarse en términos de intereses económicos o sociales (y excepcionalmente individuales). Pero me da la impresión de que una parte de la retórica conspirativa antisocialista postula conexiones de este tipo: intereses de grupos minoritarios, intereses de regiones (unos estados contra otros), de clase, de otros países, de sectores industriales (como Hollywood), etc. Claro, la explicación será muy mala, pero no es que falte, me parece.

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