Thursday, May 27, 2010

Uribe: El Administrador Público Más "Salado" del Mundo

Abro hoy las noticias y me encuentro en primera página que Noemí nos invita a conmiserarnos con el Presidente Uribe que debe estar muy triste por la forma como sus colaboradores abusan de su confianza. Sí. Pobre Uribe. Tan de malas. Lleva 25 años o más en la vida pública y siempre sus colaboradores terminan traicionándolo. El es un excelente administrador público, que trabaja, trabaja y trabaja, que está pendiente de todos los detalles, hasta el más pequeño, pero al final siempre le pasa: institución por la que pasa, termina infiltrada por corruptos. Debe ser muy triste. Ya le pasó en la Aeronáutica Civil cuando era chiquito y alguien la usó para clonar avionetas de narcos. Luego la Gobernación de Antioquia, sus amigos se la llenaron de paramilitares. En la Presidencia, sus amigos no le contaron que le habían vuelto el DAS un nido de víboras y que estaban montando toda clase de complots contra los opositores. ¡Eh, Ave María! como dicen los paisas, ¡que tipo tan de malas!, ¿no? Y tan buen administrador que es.

Me voy de viaje por unos días y dudo que vaya a escribir mucho. Cuando vuelva, ya habrá pasado la primera vuelta y tendremos más de que hablar. Entre tanto, no se inhiban de comentar lo que quieran.

Wednesday, May 26, 2010

El Peor Partido del Mundo

Tomándome un pequeño receso mientras termino el artículo que tengo que entregar (hoy tiene que estar sea como sea), se me ocurre que hay un tema que hace rato quiero tocar y no he podido. Así que, a propósito de nada, sin ningún pretexto, aquí va:

El Partido Republicano de los Estados Unidos es, hoy por hoy, probablemente el peor partido político del mundo. Tal vez no hay ningún otro partido en ninguna otra democracia industrializada que muestre tanto desprecio por el discurso político civilizado, por la aplicación de la ciencia moderna para resolver problemas. Si un politico colombiano hubiera propuesto que, en vez de la Ley 100, la gente pague los servicios médicos con gallinas, todos habríamos dicho "Solo en Colombia."

Como no me quiero tomar toda la tarde buscando ejemplos, voy a dejar ahí no más. Ahora, si me quieren creer lo que digo, sin necesidad de buscar citas, aquí van otros: El Senador De Mint comparando el comienzo de la Administración Obama con la Alemania del 33, el Senador Inhoffe diciendo que el calentamiento global es una conspiración de los científicos, el Representante Nunes comparando la reforma de la salud con una dictadura comunista, y así sucesivamente. Eso solo para hablar de políticos elegidos. Si incluímos figuras prominentes como Rush Limbaugh y Glenn Beck, tocaría abrir un nuevo blog.

No se me viene a la cabeza otro partido similar en el mundo industrializado. No es que tengan posiciones indefendibles. Eso pasa en todas partes. (Para mi gusto el Partido Republicano siempre ha estado equivocado por lo menos desde 1928. Tenían una posición razonable en materia racial pero luego le abrieron las puertas a lo peor del segregacionismo Demócrata del Sur.) El problema es que desdeñe las ciencias, la historia (comparan a todo con Hitler sin tener ni idea de lo que están hablando), la racionalidad. El discurso republicano de estos días es una búsqueda constante del más mínimo común denominador de la opinión pública. Me dirán que siempre ha sido así pero no; esto es peor que en años. En Europa los partidos que tratan deliberadamente de rebajar el nivel de la discusión son partidos marginales de la ultra-derecha. Este en cambio es un partido importante.

En Colombia no le ponemos suficiente atención a este fenómeno pero deberíamos. Ese es el Partido con el que el Presidente Uribe se alineó (tal vez no tenía opción, para ser justos). En algún momento en los próximos años ese Partido va a volver a gobernar Estados Unidos. La mayor superpotencia del mundo, que incide enormemente sobre Colombia, va a estar gobernada por un partido que no solo está equivocado sino que ni siquiera observa normas de debate racional, civilizado. Es para quitarle el sueño a cualquiera.

Se me acabó el descanso. Vuelvo a trabajar. Pero, por favor, los colombianos que lean esto: échenle cabeza. No podemos seguir ignorando lo que pasa en Estados Unidos.

La Orfandad del Socialismo

Curioseando páginas internet, me encontré este artículo del ensayista británico Norman Geras en un simposio a propósito de los 20 años de la caída del Muro de Berlín. Geras es un tipo respetable (aunque últimamente ha salido con unas...) y vale la pena leerlo. Pero el ensayo me dejó un poco molesto a pesar de que estoy de acuerdo en muchas cosas. La tesis central de Geras es que, tras la caída del comunismo, la izquierda en Occidente ha terminado por aliarse con grupos supuestamente contestatarios que son la antítesis de los valores universales del Marxismo: retrógrados, chauvinistas, racistas, autoritarios, anti-semitas, en fin, lo peor.

Lo que me molesta es la falta de perspectiva y contexto que le sirve a Geras para asumir una pose de superioridad moral gratuita. Es cierto que en el mundo la mayoría de los movimientos anti-sistema de hoy, los supuestos voceros de los "oprimidos de la tierra" son movimientos que con sus prácticas ofenden los valores humanistas universales que supuestamente el Marxismo defiende. (No nos digamos mentiras, aunque yo soy un pacifista y quisiera un acuerdo político con las FARC, no me gustaría para nada vivir bajo un gobierno de ellas.)

Pero, a mi juicio, esto es un fenómeno que, en vez de condenas morales merece análisis. Hasta 1989, el comunismo, con todos sus defectos, representaba una alternativa universal al capitalismo. Universal en dos sentidos. Tanto en el sentido geográfico en cuanto que en cualquier parte del mundo podía surgir, pero tambien en el sentido social del término en cuanto que se ofrecía como la posibilidad de liberación para cualquier sector que se sintiera oprimido. Así, en cualquier país del Tercer Mundo, la forma de ligar las causas obreras y campesinas era "la transición al socialismo."

Claro, ese slogan era un poco engañoso. Como sabemos hoy en día, reconciliar los intereses de obreros y campesinos es una tarea muy difícil. Pero, fuera como fuere, supuestamente la expropiación de la propiedad privada, urbana y rural, iba a permitir resolver ambos problemas a la vez. ¿Marginalidad, sector informal? ¡Socialismo! ¿Exclusión lingüística a manos de una oligarquía que habla otro idioma? ¡Socialismo! ¿Atraso en el sector productivo moderno? ¡Socialismo! Y así sucesivamente. Por eso el comunismo a veces terminaba siendo más un vehículo de modernización que cualquier otra cosa.

Al desaparecer el comunismo de la agenda, se perdió la idea de una solución universalizante a las distintas facetas de explotación, exclusión, etc. Entonces, cada sector ha hecho las paces con el sistema como puede. Los sectores obreros en América Latina tratando de que no les flexibilicen mucho el mercado laboral, los campesinos rogando que la apertura no les dé muy duro, las capas medias precarizadas aprendiendo inglés, en fin. Cada uno por su lado.

El problema es que hay sectores que no tienen forma de hacer las paces con el sistema. Los cocaleros de los Andes, los indígenas de Chiapas, los rebuscadores de Sao Paulo, los marginales de Ciudad Sadr en Iraq, los shiítas empobrecidos de Líbano, los inempleables de Leipzig y así sucesivamente. Entonces cada uno de estos grupos, a la intemperie, sin una causa universal que los motive, termina por buscar nuevas formas de expresión política (o criminal, o las dos cosas a la vez) lejos de los "sectores bienpensantes" de la izquierda.

Así que, si queremos remediar esta situación, en vez de ponernos como el señor Geras a sermonear a los izquierdistas, lo que hay que hacer es generar una propuesta universalista, algo así como un "socialismo del siglo XXI." (¡Uy! perdón, se me escapó el término.)

Tuesday, May 25, 2010

¿A Pocos Días de las Elecciones y voy a Escribir sobre... Corea?

Sí. La verdad es que estoy un poco cansado del tema de las elecciones. Ya falta poco, ya parece que sabemos todo lo que razonablemente se puede saber antes del 30 de Mayo. Muy seguramente Santos va a ganar en la primera vuelta, muy seguramente habrá segunda vuelta y, con un poco menos de certeza, Mockus puede ganar en la segunda vuelta. Listo. Yo no soy periodista, no tengo acceso a chismes interesantes ni nada de eso. Lo que yo trato de hacer es ofrecer análisis tentativos de las cosas como para empezar alguna discusión. Después del 30 de Mayo hablamos de las elecciones. (A menos, claro, que pase algo importantísimo en estos días.)

Pero como no quiero que pase mucho tiempo sin escribir en el blog, entonces hoy me quiero referir a Corea. Además, insisto que Colombia es un país un tanto parroquial (aunque cada vez menos) de modo que un poquito de noticias internacionales en un blog como este no están mal.

El otro punto es que a mí Corea del Norte siempre me ha producido una extraña fascinación. De la mala. Nunca he puesto pie en la península coreana pero estoy casi seguro que me parecería un infierno tener que vivir en Corea del Norte. Pero es de los regímenes más extraños del mundo y a mí esas cosas me intrigan.

No voy a comentar los hechos recientes, que Uds. seguramente ya saben. Lo que me interesa comentar es algo que forma parte del contexto y que no se ve en la prensa.

Ante todo, quienes vemos a Corea a través del prisma de Occidente, en especial de USA, se nos olvida una cosa que debería ser obvia: aunque la guerra de Corea para nosotros está en el pasado (en Bogotá ya hasta quitaron la pagoda que nos regaló Corea del Sur) en Corea del Norte es un drama que no se olvida. Claro, el régimen se encarga de mantenerlo vivo. Pero no se puede olvidar la base objetiva de ese drama: el Norte quedó totalmente destruído. Estados Unidos bombardeó todo centro urbano importante, incluso represas (cosa que no hizo en Holanda durante la Segunda Guerra).

Desde la perspectiva del Norte, ellos estaban librando una guerra civil contra las fuerzas del Sur cuando llegaron los Estados Unidos a imponer una división artificial en la península, reconociendo el gobierno del Sur y luego aliándose con él para la guerra. Es como si Alemania reconociera a Putumayo como una república gobernada por las FARC y le diera armas y mandara tropas para invadir a "Colombia del Norte." Si eso pasara, estoy seguro que, independientemente de lo horripilante que fuera el gobierno de "Colombia del Norte," eso no se olvidaría nunca.

Además, no sobra recordar que la guerra de Corea no terminó muy bien para Estados Unidos. Al comienzo lograron invadir toda la península, pero luego con apoyo chino los comunistas del Norte retomaron la iniciativa y lograron forzar el armisticio que sigue vigente. Entonces, aunque a nosotros nos parece demencial el culto a la personalidad de Kim Il Sung (una de las cosas más raras que yo he visto), hay una base objetiva para ello: Kim Il Sung peleó en la resistencia contra los japoneses, expulsó a Japón del norte de la península (después de una brutal ocupación militar), y luego "ganó" la guerra contra Estados Unidos.

Todo esto lo menciono porque nos ayuda a entender la enemistad visceral de Corea del Norte hacia Estados Unidos. Estados Unidos enfatiza siempre que Corea del Norte es una amenaza para Corea del Sur y para Japón (que, sin duda lo es) y asume la posición de protector de estos dos aliados, pero por lo mismo omite el hecho de que Estados Unidos es, desde el punto de vista de Corea del Norte, una potencia agresora.

No me voy a meter en quién tiene la razón porque, como siempre en las guerras, esto se puede discutir eternamente. Lo que importa es que viene. Corea del Norte hace rato quiere la "normalización" de relaciones con USA. Entienden que es su única posibilidad de supervivencia, en el marco de un proceso de reformas económicas que hasta ahora han sido incapaces de poner en marcha. Por su parte, USA se niega a la normalización porque considera que estaría premiando la conducta beligerante de Corea del Norte y además porque de pronto el Norte trata de reiniciar la guerra cuando USA salga de allá.

El problema es que todos coinciden en que Corea del Norte está en la ruina más infame y que la situación no tiene perspectivas de mejorar. Todos los expertos coinciden en que si colapsa el régimen de Kim Jong Il, el resultado puede ser una guerra pavorosa o un éxodo humano de gran escala. Al mismo tiempo, todos coinciden en que la única solución que evitaría el drama sería que Corea del Norte se reintegrara al mundo y pudiera terminar sus reformas de mercado.

Entonces, la política de USA, como yo la veo, es como si un cardiólogo decidiera que, en vez de practicar la cirugía a corazón abierto (con algunos riesgos), va a poner al paciente a subir a pie una montaña para ver si le provoca una falla cardíaca generalizada y luego le hace un transplante. A mi modo de ver eso no tiene sentido. Sí. Corea del Norte es un régimen monstruoso. Pero sitiarlo y agredirlo no hace más que volverlo más paranoide y por lo tanto más represivo. Sí. Hay un riesgo de que la normalización sea utilizada por Corea del Norte para invadir al Sur. Pero puede que haya medidas diplomáticas para minimizar este riesgo. Además, si, por trágico que sea, Corea del Norte llegara a invadir al Sur, es tal su postración que no podría gobernarlo. Volviendo al ejemplo de antes, es como pretender gobernar a Colombia desde Putumayo.

Lamentablemente, ahora Corea del Norte lanzó un acto de agresión que no permite ninguna normalización en el corto plazo. (Anda la tesis de que este ataque fue una insubordinación de algunos militares en contra de Kim Jong Il.) Así que lo que acabo de decir habría sido relevante hace unos tres o cuatro meses. Ahora no. Conclusión, los absurdos acumulados de los últimos años llevaron ya al punto de no retorno. Parece que el paciente ya está a punto de coronar la montaña. Y todavía no se consigue el donante para el transplante.

Monday, May 24, 2010

Desigualdades en Educación

Estoy terminando un artículo en estos días así que no he tenido mucho tiempo para escribir. Pero entre tanto puedo dejar que otros lo hagan por mí. Hace unos días me metí a opinar sobre un tema que no conozco mucho, la desigualdad en educación. En todo caso, hoy me encontré con un artículo de George Monbiot, un buen columnista del periódico británico The Guardian (un excelente periódico bastante progresista). Empecé a leer a Monbiot hace ya varios años, por allá cuando empezaba la guerra en Afghanistán (¡cómo pasa el tiempo!) y criticarla era tarea de locos. Después volvió a su obsesión de siempre, el tema ambiental. No es que yo esté en desacuerdo sino que, la verdad, a veces me cuesta trabajo seguir los debates entre biólogos al respecto. (Obvio, como todo izquierdoso de nuestro tiempo, estoy de acuerdo en que hay que hacer algo. Listo, ya lo dije.)

En fin, hoy Monbiot escribe una columna sobre educación. Me llamó la atención por varias razones. Primera porque, para uno de colombiano es interesante ver lo que en los países desarrollados llaman "desigualdades alarmantes." Miren las cifras que presenta Monbiot y pregúntense cómo son en Colombia. Sospecho que son mucho peores. Seguda, cuando en Inglaterra hablan de remediar el problema, tienen la gran ventaja de que las grandes universidades son públicas. En general en Europa las buenas universidades son públicas y, aunque eso no es suficiente para generar equidad, como lo muestra la columna, por lo menos le da al Estado una herramienta potente para hacerlo. Por otro lado, la propuesta que hace la columna es ingeniosa. En Colombia creo que sería de utilidad muy limitada así que no estoy proponiendo copiarla. Pero me permite anotar un punto más general.

El 31 de Mayo, el Polo va a tener que empezar a preguntarse qué va a hacer con Antanas. Una tarea fundamental es buscar los puntos programáticos claves para proponerle una alianza si es que le interesa. Esos puntos tienen que ser:

1. Bastante progresistas para que la negociación valga la pena. Nada de saludos a la bandera.
2. De bastante impacto para que sacudan la agenda de campaña de la segunda vuelta. Algo que ponga a hablar a la gente.
3. Que, a pesar de ser causas de la izquierda, puedan generar consenso con el resto de sectores que se van a pegar (p. ej. algunos noemicistas).

Los lectores regulares de este blog ya saben cuál es mi propuesta al respecto . Pero la educación es una de esas cosas que a todo político le gustan. Sería bueno que el Polo sacara alguna reivindicación sobre educación pública bastante concreta. No se me ocurre cual. Pero por eso me gusta el espíritu de la columna de Monbiot.

Como las universidades privadas me han dado educación y remuneración, sería hipócrita de mi parte criticarlas. En Colombia las universidades privadas hacen una excelente labor académica. Pero sería muy saludable que, a punta de competencia, las universidades públicas volvieran a ser el referente central del sistema universitario. Algo así le oí a un vice-rector de la Nacional cuando yo estudiaba allá. Era este rubio, de nombre extranjero y barba, no me acuerdo del nombre... ¿En qué andará?

Saturday, May 22, 2010

Apuntes para el Requiem del Sistema de Partidos Colombiano

Si a mi me hubieran preguntado a comienzos de los 90 cómo pronosticaría yo el final del bipartidismo colombiano en los próximos veinte años, yo hubiera dicho: "El Partido Liberal se va a dividir en torno al tema de la apertura comercial entre neoliberales y socialdemócratas. Cuando esa división se consume, el Partido Conservador también se va a dividir entre sectores pro-mercado y sectores, digamos, demócrata-cristianos. Entonces, los sectores afines se van a juntar produciendo un realinderamiento de partidos. Las facciones socialdemócratas y afines van a terminar invitando también a la izquierda democrática así que vamos a volver a un bipartidismo pero con más polarización ideológica. Pasaremos, si se quiere, del Frente Nacional de los años 60 al "Frente Popular" de los años 30." Y, obviamente, habría hecho el rídiculo. 

¿Por qué me habría equivocado? No es fácil porque el análisis que acabo de resumir no era sólo mío. Es, más o menos, lo mismo que uno escuchaba de mucha otra gente. Me acuerdo que para muchos en la izquierda democrática el "realinderamiento" era como una especie de tierra prometida a la que se llegaría algún día. En cierto modo, uno podría interpretar la época Samper-Pastrana como una tentativa de realinderamiento. Ambos gobernaron con apoyo del otro partido. Pero obviamente, esto no era más que un remedo.

Creo que en ese análisis había por lo menos tres errores.

1. Como en Colombia ya para los 90s el sindicalismo se había debilitado tanto, no había posibilidad de armar una coalición "industrialista" con apoyo obrero-empresarial. Históricamente el tipo de coalición socialdemócrata que defiende la industrialización con altos salarios es algo que necesita un movimiento obrero muy organizado. En Colombia eso no existía de modo que cuando llega la apertura, los industriales simplemente se acomodan a las nuevas circunstancias, bien sea maquilando, pasándose a la distribución de bienes importados, en fin lo que sea. 

Esto indica un error que cometemos mucho los que tratamos de hacer análisis estructurales de economía política. En una economía de mercado los capitalistas quieren hacer plata. No hay nada en su ADN que los obligue a ser "industriales" o "comerciantes" o cualquier otra cosa. Si las condiciones político-económicas los obligan a cambiar de sector o a cambiar lo que hacen dentro del sector, lo van a hacer. De modo que tenemos que ser más cuidadosos cuando hablamos de "intereses agrarios" o "intereses manufactureros."

2. Las FARC, contrario a lo que pensábamos en esa época, no estaba a punto de desaparecer y de meterse por la puerta de atrás en la política legal. Esto generó varias cosas inesperadas. Un "Frente Popular" generalmente incluye un sector campesino de izquierda. Conjeturo qur la guerra en el campo evitó la formación de tal sector porque, o bien las FARC cooptaron en algunas zonas a los posibles miembros de dicho "Frente Popular" o, sospecho que con mucha más frecuencia, los paras destuyeron la vida asociativa de sus zonas de influencia. 

Además, como resulta obvio, la guerra radicalizó a la opinión de las ciudades hacia la derecha mucho más de lo que cualquiera se hubiera imaginado. Causa y efecto del uribismo.

3. El presidencialismo en Colombia hace posbile, como lo vimos con Uribe y ahora probablemente con Mockus, que un candidato se lance, gane y luego forme una coalición ad hoc sin necesidad de formar partidos parlamentarios. Mientras los rótulos "Partido Liberal" y "Partido Conservador" tuvieran alto valor en los mercados electorales, los políticos individuales lo pensarían mucho antes de jalarle a algo así. Pero cuando los rótulos perdieron su valor, este tipo de maniobra se volvió mucho más fácil. Así que, aunque si está colapsando (¿o ya colapsó?) el bipartidismo colombiano, no estamos viendo la formación de nuevos partidos coherentes. No se puede descartar que en algún momento todo el transfuguismo que estamos viendo vaya dando paso poco a poco a formaciones más sólidas. Pero eso puede tomar tiempo. Por ahora, si Mockus gana, veremos un patrón curioso: a la presidencia llegan candidatos que hasta hace poco andaban por niveles de popularidad de menos del 3% (Uribe en Diciembre del 2001, Mockus en las elecciones del 2006) y que surgen de la nada liderando un movimiento armado sobre la marcha. No estoy criticando. Solo noto que es extraño

Hace ya un buen rato que empezó la final de la Champions, así que por ahora dejo ahí.

Friday, May 21, 2010

...¿y si el Polo le Propone a Mockus la Renta Básica como un Punto para un Acuerdo?

¿Yo? Nada, aquí pensando en voz alta...

Una Embarrada, Media Disculpa

Bueno, finalmente Antanas se disculpó con el Polo. Pero lo hizo a medias diciendo que la victoria de Petro había marcado un distanciamiento del Polo respecto a las FARC. Al parecer la peluca canosa y la barba (y los años como magistrado de la Corte Constitucional, y los años como profesor de derecho) no sirvieron para disimular el camuflado de Carlos Gaviria. Tarde o temprano le iban a descubrir su depósito de pipetas de gas.

En serio. Ya era bastante grave cuando el gobierno Uribe insistía en ligar a Carlos Gaviria o a Jorge Robledo con las FARC. Pero que Antanas se crea las operaciones de desinformación de José Obdulio ya es patético. 

Noto que no hubo reacción de la alta jerarquía del Polo. En condiciones normales esto era para indignarse tanto o más que con la embarrada inicial. Me imagino que es que el Polo no quiere enrarecer más el ambiente faltando pocos días para las elecciones. Si es así, lo entiendo. Como ya dije, yo estoy dispuesto a perdonarle a Antanas todo esto si invita al Polo a una coalición de gobierno como debe ser (con ministerios y todo). Decía Tancredo Neves, el cuasi-presidente de Brasil, que en política uno no tiene ningún enemigo con el que no se pueda reconciliar ni ningún amigo con el que no se pueda pelear.

Pero cuando pase todo esto valdría la pena que el Polo le pare la cantaleta a Antanas y, por su conducto, a la parte de la opinión a la que el "furibismo" no ha capturado con sus manipulaciones. Si tiene pruebas que conecten a Carlos Gaviria o a Jorge Robledo o a cualquier otro dirigente del Polo con las FARC, pues que las muestre. Si no, que se calle. 

Ahora es más fácil comentar.

En un blog como éste los comentarios son fundamentales. Son la forma de mantener la discusión y de aprender unos de otros. Como yo no sé mucho de estas cosas, hasta hoy me dí cuenta de lo difícil que es pegar un comentario en este blog. La verdad es que simplemente había utilizado la configuración original sin saber lo que eso implicaba. Así que me puse a investigar y ya le cambié la configuración. Ahora, el que quiera hacer comentarios puede seguir el link de "Comments" y, si así lo prefiere, escoger la opción de "Anonymous." Así no necesita abrir ningún tipo de cuenta ni nada. Simplemente se da un nombre a sí mismo (cualquiera) y escribe el comentario. Así que ¡bienvenidos!

Thursday, May 20, 2010

Libertarianismo y Segregación Racial

A comienzos de esta semana hubo varias elecciones primarias ("consulta popular" que llamaríamos en Colombia) en varios estados para elegir los cadidatos de cada partido a Senado y Cámara en las elecciones de Noviembre. En Kentucky, la primaria del Partido Republicano la ganó Rand Paul quien es una de las estrellas del "Tea Party." Para los que no lo saben, el Tea Party es algo difícil de definir. No es un partido político y ni siquiera está decidido que lo vaya a ser. Es algo así como una amalgama de movimientos de la derecha norteamericana que incluye elementos anti-estatistas, pero también anti-inmigrantes, fundamentalistas religiosos, y un largo etcétera. Otro día me extenderé más sobre el asunto.

Lo que me ocupa hoy es el señor Rand Paul. Es hijo de Ron Paul, un senador de Texas, del Partido Republicano, pero que se ha presentado siempre como un libertario. En Estados Unidos el libertarianismo es una doctrina asociada siempre con la defensa de la iniciativa privada, el capitalismo, las libertades individuales (por ejemplo en materia de aborto, drogas, divorcio, matrimonio homosexual) y con el ataque a toda intervención del gobierno. El mismo Ron Paul, por ejemplo, quisiera acabar con la Reserva Federal (se imagina uno que para volver a los tiempos de la "banca libre" o emisión de dinero por agentes privados). En Colombia no hay muchos exponentes de este tipo de libertarianismo pero los hay y muy influyentes.

En estos días el señor Rand Paul, recién elegido como candidato republicano, se metió en un lío porque criticó el "Acta de los Derechos Civiles" de 1965, que es la ley que acabó con el sistema de segregación racial en el Sur de los Estados Unidos. El argumento de Paul no es racista; simplemente él dice que no está de acuerdo con que el gobierno le imponga restricciones a negocios particulares para prohibirles discriminar en contra de alguien (en este caso, los negros). En los tiempos de la segregación (el sistema Jim Crow, como se le conoce en USA), era común que muchos negocios prohibieran el ingreso de negros y cosas por el estilo, actos privados, individuales de segregación. Entonces, Paul dice que él no podría apoyar una regulación estatal en contra de dichas prácticas.

Independientemente de lo que uno piense, hay que admirarle a Paul su consistencia ideológica. (Bueno, no tanto: hoy mismo se echó para atrás.  Ya vio que era una posición políticamente muy costosa.) Pero el asunto tiene un ángulo filosófico interesante: para los libertarios la fuente de toda injusticia es el gobierno. Los individuos pueden en ocasiones cometer actos repudiables pero, mientras exista un orden de libertades individuales, esos actos no generan injusticias sociales masivas. 

Creo que Jim Crow es uno excelente ejemplo de uno de los puntos ciegos del libertarianismo. Lo que Jim Crow demostraba era que, precisamente, los individuos también pueden imponer injusticias sociales tan grandes como las de cualquier gobierno. En el fondo, yo creo que el problema es que el libertarianismo carece de una buena noción de lo que es una estructura de poder. Para el libertarianismo los individuos en el mercado siempre existen como iguales, pero esto ignora que en cualquier mercado, por competitivo que sea, siempre van a existir asimetrías de poder.

En el mercado laboral, por ejemplo, ese fue el punto que reconoció Marx: aunque la compra-venta de fuerza de trabajo es libre, el empleador tiene poder sobre el empleado dentro de la firma, por más competencia que haya fuera de ella. El mercado de trabajo no es tan competitivo que sea posible renunciar hora a hora y contratar hora a hora. Esto hace que dentro de la firma se generen relaciones de poder. 

Lo mismo ocurre con los negocios particulares. Si un supremacista blanco tiene una panadería en algún pueblo de Carolina del Sur y le prohibe la entrada a negros, es ingenuo creer que inmediatamente va a surgir otra panadería igual de elegante y bien dotada pero que no discrimine. Puede que con el tiempo alguien la abra. Pero entre tanto esta situación genera injusticia y sufrimiento. ¿Por qué negar que la acción del gobierno tiene allí un espacio legítimo? 

Como dije antes, el libertarianismo en Colombia no es una doctrina muy difundida. Pero es importante en Estados Unidos y Estados Unidos es importante para Colombia. Así que, aunque se trata de una elección de Kentucky, creo que no está de más que los colombianos que siguen este blog le pongan atención. No quiero que esto se tome como una demonización del libertarianismo. Al contrario, es una de las posturas filosóficas más serias que hay en Estados Unidos. Yo estoy en total desacuerdo y, a medida que pase el tiempo, en este blog iré explicando más por qué. Pero bien merece una discusión.

Notas sobre Estados Unidos

No puedo negar que este blog tiene más audiencia cuando escribo en español. Así que, por lo menos por ahora, continuaré así. Para algunos temas como éste, eso tiene ventajas. Pasé 17 años de mi vida en Estados Unidos (que ya tocan a su fin) y eso me da cierta familiaridad con ese país. Al mismo tiempo, siempre me ha llamado la atención lo poco que en Colombia se conoce sobre la política y la historia norteamericana. Siendo Estados Unidos un país tan importante para Colombia, esto es una falla enorme que hay que remediar. Si este pequeño blog sirve para que más colombianos conozcan al "coloso del Norte" pues no está nada mal. Hoy, en la nota siguiente, voy a comenzar con un comentario sobre el mini-escándalo del día en Estados Unidos. 

... y ahora online!!

Me acabo de enterar de que el Boston Review puso mi artículo en su edición online. Visiten bostonreview.net y lo pueden leer. De paso, miren el resto ya que es una muy buena publicación. 

Wednesday, May 19, 2010

Encuesta

Me había hecho el propósito de no estar comentando cada incidencia de las elecciones, pero es inevitable. Acaba de salir la última encuesta de El Espectador. No es tan buena como la de Datexco, pero sí tiene buenas noticias.

1. Petro subió, está muy cerca a Sanín. Es bien probable que esos votos sean el retorno al redil de algunos que, en el desespero se habían ido con Mockus. Esto es buena noticia porque:
2. Parece que Mockus no puede ganar sin el Polo a menos que esté dispuesto a hacer una jugada bastante extraña. Obviamente, uno no puede simplemente sumar porcentajes de la primera vuelta para la segunda. Pero es una aproximación que da alguna idea así que, por inexacto que sea el ejercicio, vale la pena. En este caso, si Mockus quiere pasar del 50% sin el Polo, tendría que sumar a Sanín, a Pardo y a Vargas Lleras. 

En la práctica lo veo difícil. Pero vale la pena pensar en ese escenario. Sería una coalición que lo único que la mantendría unida sería su intención de excluír al Polo. Aunque duela al comienzo, terminaría por consolidar al Polo como el partido de oposición lo que para dentro de cuatro años de pronto no está tan mal. Creo que para el establecimiento colombiano sería un autogol muy miope dedicarse a hacer cualquier tipo de cabriola política con tal de dejar por fuera a la izquierda democrática. Claro, si algo ha caracterizado históricamente al establecimiento colombiano es su miopía entonces uno no debe sorprenderse. Pero, no sé, tengo el pálpito de que si el 30 de Mayo le va bien al Polo (donde "bien" quiere decir cerca del 8% de la votación), algunas cosas van a cambiar.

Lo bueno de un blog es que puedo cambiar de opinión mañana mismo si me parece...


Los Acuerdos de Verdad son Acuerdos Burocráticos

No bien publiqué mi comentario anterior y supe de allegados a los que no les gustó que yo dijera que el Polo debe pedirle ministerios a Mockus porque eso suena a apetito burocrático. Vale la pena aclarar algunas cosas.

En un documento que escribí hace unos días dejaba clara mi posición completa: un acuerdo del Polo con Mockus (de darse) debería estar basado en un compromiso programático en torno a algunos puntos (que no estaría de más empezar a definir) Y (así, con mayúsculas) ministerios. Esto hay que decirlo sin ambages.

En Colombia desde hace ya más de veinte años se volvió una fórmula exitosa para conseguir votos el dárselas de "antipolítico." Mockus es una encarnación reciente de ese fenómeno. El "antipolítico" se la pasa denunciando indignado a todo el que hable de puestos, cualquier mención de un ministerio o un instituto ya le parece que es la "vieja política," los "vicios burocráticos," en fin, escojan Uds. su frase favorita.

Esto es un absurdo y hay que decirlo. El Polo Democrático no es un "think tank," ni una sociedad de debates, ni una tertulia literaria. Es un partido político y como tal aspira legítimamente a que sus propuestas se pongan en práctica e inclusive aspira a que algún día llegue a gobernar el país. Eso no tiene nada malo; es lo que debe hacer un partido. Antes bien, sería irresponsable que el Polo se la pasara haciendo propuestas pero sin preocuparse por su aplicabilidad y sin prepararse para gobernar.

Entonces, una posible alianza del Polo con Mockus (que la veo enredada, por cierto), si quiere ser una alianza de verdad, tiene que estar basada en la responsabilidad compartida en el gobierno. Esto, en buen romance, quiere decir, horror de horrores, puestos, ministerios, institutos, cosas de esas. 

Es gracias a los puestos, esos mismos que tanto critica la gente, que se produce la responsabilidad política, fundamental en toda democracia seria. Si, por seguir con el caso hipotético, el Polo entra a una alianza de gobierno, es para asumir una responsabilidad, para que le muestre al país que puede gobernar y que el país se lo premie si lo hace bien o se lo castigue si lo hace mal. De otro modo, el apoyo del Polo se convierte en un ejercicio puramente académico que no le sirve de nada ni al partido ni a la democracia colombiana.

En las democracias serias del mundo los acuerdos son burocráticos. Acabamos de ver el ejemplo en Inglaterra y lo vemos todos los días en los países europeos con gobierno de coalición (por ejemplo, Alemania). En Inglaterra entraron en alianza los Tories y los Lib-Dems y la base de esa alianza es: unos cuantos pactos programáticos y un reparto de ministerios. Así ambos partidos son responsables del gobierno y los electores saben a quién evaluar en las próximas elecciones. Los Lib-Dems, que son minoría, adquieren experiencia de gobierno y a cambio renuncian a la cómoda opción de apoyar desde la galería mientras las cosas salgan bien, pero "escurriendo el bulto" cuando vengan los problemas. De eso se trata la responsabilidad política y eso no se logra sin puestos.

Entonces, el Polo no debe avergonzarse de pedir puestos y compromisos programáticos. La pregunta sería, aunque el 30 de Mayo puede cambiar todo el cálculo, ¿qué principios programáticos y qué ministerios pedir? 

Más Sobre Mockus: Respuesta a Comentaristas

Mi carta abierta a varios Mockusianos generó muchas más reacciones de las que yo me imaginaba. Mis amigos de la página de Carlos Vicente de Roux la colgaron y a los pocos días ya había recibido varios comentarios, como pueden ver aquí. Por eso, con el ánimo de profundizar un debate saludable, voy a ofrecer algunas respuestas.

Obviamente, al tratarse de una página web de simpatizantes del Polo Democrático, la mayoría de los comentarios estaban a favor de mi posición, coincidiendo en la necesidad de apoyar a Gustavo Petro hasta el final. Pero quedan dos preguntas en el aire. Primera, ¿qué debe hacer el Polo si hay segunda vuelta entre Santos y Mockus? Segunda, ¿qué debe hacer el Polo hacia el futuro respecto a las FARC?

La primera pregunta no debe desvelarnos en este momento. Esperemos al 30 de Mayo. Si la última encuesta que vi se confirma, Petro quedaría de tercero con un 10% de los votos. No es el mejor resultado posible, pero sería muy bueno. Pondría de manifiesto el daño que se hizo a sí mismo Mockus con sus desaires al Polo y lo colocaría en la posición de tener que reestablecer los puentes si quiere ganar. En ese caso, esperemos con qué oferta sale y entonces lo discutimos. (Yo creo que el Polo no se debe conformar con menos de dos ministerios, como ya lo he dicho, pero no nos adelantemos a los hechos.)

La segunda pregunta se refiere más al mediano plazo y es un tema que viene ya desde hace rato. Incluso entre los comentaristas hubo quien considera que el Polo aún no ha hecho lo suficiente para distanciarse de las FARC.

Confieso que a veces el debate me parece un poco surreal o, más bien, kafkiano. El acusado ya está condenado desde antes y todo lo que ocurra en el juicio es irrelevante. Si alguien me dice que es católico y me muestra su partida de bautismo, yo le creo y no digo que es un politeísta porque cada que hace una declaración sobre cualquier tema no comienza recitando el "Credo." 

Uno se imaginaría que con el Polo ocurriría lo mismo. Si yo me inscribo a una organización política legal, que en sus declaraciones de principios ha manifestado que rechaza la lucha armada, es de presumirse que yo tambien rechazo la lucha armada. Si alguien me va a acusar de ser simpatizante de las FARC, tendría la carga de la prueba, tendría que referirse a hechos concretos y a actos individuales. Aún en ese caso, si me descubren en la casa una caleta de armas, eso no tiene por qué comprometer al Polo en su conjunto. Ese es un principio elemental de discusión civilizada en cualquier sociedad. Como yo veo las cosas, el Polo Democrático ya hizo todo lo que tenía que hacer para mostrar que no tiene nexos con las FARC. El que quiera argumentar lo contrario tiene que presentar evidencias si quiere ser escuchado.

La postura oficial del Polo hacia las FARC ha sido siempre muy sencilla: el Polo condena la lucha armada y aprueba que el Estado combata a las FARC en cumplimiento de su deber constitucional de proteger a los ciudadanos. Pero al tiempo, el Polo considera que debe buscarse una solución política al conflicto y que dicha solución es más fácil y más provechosa para el país si ocurre en el marco de un proceso de reformas económicas y sociales. Si esto es complicidad con las FARC habría que meter a la cárcel, como mínimo, a la tercera parte del Partido Liberal incluídos algunos de sus más altos dirigentes y a casi todos los funcionarios de las Administraciones Betancur y Pastrana. 

Alguien dirá que las cosas cambiaron con la elección de Uribe y que el Polo tiene que amoldarse a las nuevas circunstancias, en especial dado el aislamiento político de las FARC. La tesis que yo he defendido hace rato, a sabiendas de que puedo estar equivocado, es que, en las actuales circunstancias, el Polo debe insistir en la solución negociada. Hace unos días expliqué por qué, pero aquí voy a dar un resumen. 

En cualquier país del mundo, la izquierda necesita movimientos sociales, son la fuente de la cual deriva su fuerza política de una elección a la otra. Los candidatos vienen y se van, las encuestas suben y bajan. Son los movimientos de base los que mantienen a un partido con vida y le permiten poner en marcha su agenda cuando gana. Es mejor sacar 52% de los votos con bases sociales que 72% sin ellas. 

Pues bien, por su naturaleza, aún en las condiciones más favorables, la lucha contrainsurgente es dañina para el desarrollo de movimientos sociales autónomos y disidentes. En una lucha contrainsurgente el Estado, en especial el Ejército, copa el espacio político. 

Es ingenuo creer que la forma en que la Administración Uribe criminalizó la disidencia política en Colombia es una aberración. Por el contrario, es lo normal en una guerra contrainsurgente frontal y sin cuartel. Después de todo, las insurgencias siempre están tratando de infiltrar movimientos sociales. Un gobierno que quiera aplastar a la insurgencia militarmente tiene todos los incentivos para perseguir a sus "compañeros de viaje" reales, posibles, imaginados e incluso inventados. 

Se podrá objetar que un gobierno de izquierda democrática no actuaría de esa manera. Tal vez un hipotético gobierno del Presidente Gustavo Petro sea capaz de darle instrucciones clarísimas al Ejército, la Policía y los aparatos de inteligencia para que no persigan a ninguna organización social a menos que tengan todas las pruebas irrefutables de complicidad con las FARC. Pero si Uds. creen que eso es altamente probable, Uds. son mucho más optimistas que yo en lo que hace a las relaciones cívico-militares en este país. Además, los escenarios que están sobre la mesa son, o un gobierno de Santos o un gobierno de Mockus. ¿Alguien cree firmemente que en uno de esos eventuales gobiernos una ofensiva contrainsurgente sin ninguna opción de negociación política no va a terminar comportándose en forma muy similar a la Administración Uribe? 

Yo creo que Mockus no tiene la misma obsesión anti-FARC que obnubila a los uribistas y que él quisiera evitar esa posibilidad. Creo que a él le repugnarían las "chuzadas," las persecuciones, las amenazas y todas esas cosas. Pero es que uno no puede basar sus análisis en atributos personales sino que tiene que considerar la situación política en su conjunto. Y el hecho es que, a la hora de la contrainsurgencia, una eventual Administración Mockus no tendría ni los incentivos, ni el equilibrio de fuerzas políticas que le permitiera evitar estas cosas.

Con una salvedad: si Mockus le apostara en serio a la solución política al conflicto e invitara al Polo Democrático al gobierno, entonces sí podría pensarse en escenarios más favorables. Yo todavía no lo descarto y, como ya dije, si el 30 de Mayo el Polo saca una buena votación, para allá vamos. Pero por lo pronto eso no está pasando.

 

Tuesday, May 18, 2010

Globito del Día (Medio Oriente)

Como hoy no pude escribir nada bien pensado, pero no quiero perder la costumbre de colgar algo en este blog, me voy a limitar a un pequeño comentario sobre política internacional que hace rato me viene dando vueltas en la cabeza.

Hoy, como casi cualquier otro día si uno vive en Estados Unidos, me encontré por ahí con la enésima entrega de la polémica sobre la conducta del Estado de Israel. No soy judío, ni palestino y, si de ser honestos se trata, Israel es el único gobierno del mundo que ha sacado plata de su bolsillo para darme a mí un viaje (hace ya varios años). 

Hecha ya la aclaración, me llama la atención que muchas veces la defensa del Estado de Israel se parece a la actitud que asumen las celebridades de Hollywood. Dichas celebridades viven de la atención de la prensa, necesitan que los noten, se encargan de contarnos todos los detalles de su vida, su noviazgo, sus vacaciones, sus dietas, su casa de descanso, etc. Pero si un día alguien los encuentra en una situación embarazosa, entonces piden que les respeten su vida privada, como a cualquier otra persona.

A veces el Estado de Israel hace lo mismo. Vive de la atención mundial, en especial de los Estados Unidos, le encanta proclamar que es la gran democracia del Medio Oriente, el bastión occidental en tierras exóticas, insiste en que es una pieza vital para los intereses de Estados Unidos (y del "mundo civilizado") etc. Pero el día que hace algo que en Occidente no gusta, entonces se queja de que lo están sometiendo a mucho escrutinio, que la gente no mira los crímenes de otros estados, que están siendo excesivamente severos con él. 

En fin. No es una observación importante, ni profunda. Es solo algo que a veces pienso y que no veo expresado por ahí. Igual ya es tarde, estoy cansado y, por más que pienso, no se me ocurre otro tema para hoy. Mañana será otro día. 

Ultimas Calificaciones en Mucho Tiempo

Cuando uno es profesor, el día de entrega de calificaciones es uno de los mayores alivios de todo el año. Para mí ese día fue hoy. Eso explica en parte por qué no escribí más. Pero hoy es un poco más significativo que otros días: es mi última entrega de calificaciones como profesor de tiempo completo. Al terminar las vacaciones reemergeré, no ya como profesor, sino como "investigador senior" en mi adorada Madrid. (Por eso es que me voy de Charlottesville.) Al igual que muchos otros científicos sociales, carezco de muchas "destrezas con valor de mercado" (no me va mal cocinando pero ni a patadas lo haría por negocio) así que, obviamente, tendré que seguir enseñando cursos de vez en cuando. Así nos cuadramos los que no sabemos muchas cosas prácticas. Pero creo que pasará un buen rato antes de que me meta a dictar otro curso de tiempo completo.

Monday, May 17, 2010

La Izquierda en Política Local (II)

El otro tema que hace rato quiero comentar no tiene que ver con renta básica pero sí con otro principio muy caro a la izquierda: la educación pública. En Bogotá la clase media hace mucho tiempo se salió del sistema de educación pública. Eso es muy grave por varias razones. 

Aunque no soy experto en el tema, es claro que la educación de los padres repercute en la de los hijos. Si a este truismo le añadimos la conjetura (plausible, creo yo) de que hay externalidades positivas en el nivel de motivación de los niños en clase, entonces uno pensaría que a los hijos de padres con bajo nivel educativo les podría beneficiar tener algunos compañeros de clase cuyos padres tienen más educación. (Obvio, todo lo demás constante, como siempre. En estos temas hay efectos que van en todas las direcciones así que es difícil pronunciarse.) Se podría generar más "cohesión social," para usar un término de moda, si los niños de estratos altos tienen compañeros de colegio de otras clases. 

Además, el actual sistema de educación privada en Bogotá (del cual soy un producto muy agradecido, por cierto) tiene una ineficiencia agregada monstruosa: la ubicación. Ya casi todos los colegios de élite se fueron al extremo norte de la ciudad. Los niños ahora andan casi tres horas al día en bus lo cual no solo los afecta a ellos sino que tambien tiene un costo agregado en tráfico e impacto ambiental bastante alto. En mi pequeño villorrio de Charlottesville (del que ya pronto me voy) me cuentan que con el costo de operar un bus de colegio se le puede pagar el sueldo a un profesor.

Entonces, la izquierda debería insistir en que el objetivo de la educación pública no es solo la cobertura (y la calidad, por supuesto) sino tambien la diversidad social. Como yo soy un pragmático, no voy a decir que la izquierda debería lanzar de inmediato un experimento ambicioso de reubicación de estudiantes. (En Estados Unidos, en los tiempos de la desegregación racial, cuando se intentó el "busing" la clase media blanca se enfureció y estoy seguro que algo así pasaría en Bogotá.)

Pero se puede pensar en un paso gradual en la dirección correcta: que el Distrito construya un colegio ejemplar, con todas las de la ley, con instalaciones 1A, bilingüe, con computadores, con profesores calificados, en fin, como debe ser, en una zona de la ciudad donde converjan estratos 2,3 y 4. Si uno trata de hacer algo así en la Circunvalar, donde a un lado viven los más ricos de los más ricos y al otro unos asentamientos precarios, fracasaría. Pero en alguna otra zona de la ciudad (un amigo me sugería Pablo VI) donde la brecha social no sea tan grande, el experimento podría servir. Creo que más de un profesional de clase media de la zona consideraría mandar a sus hijos a un colegio así. 

Si esto funcionara, se lograrían muchas cosas. Una muy importante, sería recordarle a la clase media bogotana lo bueno que es tener colegios públicos donde sus hijos conocen otras realidades y, asunto bastante importante, que les quedan cerca la casa. Cuando tenga tiempo les cuento lo que me contó un colega sobre el sistema de Japón, donde es obligatorio que los niños vayan al colegio a pie en grupos sin adultos. Yo como bogotano, cuando le oí el cuento, sentí envidia.

La Izquierda en Política Local (I)

A la hora de pensar en política yo tengo un sesgo que resulta cada vez más grave: me concentro excesivamente en el Estado-nación. En estos tiempos eso es un problema porque, como ya sabemos, el Estado-nación está perdiendo importancia a manos tanto de entes supranacionales como entes locales. Si uno es de izquierda en un país como Colombia esto es doblemente grave porque, digamos la verdad, la izquierda está aún muy lejos de gobernar el país, pero en cambio sí ha ganado espacios en política local. Por ahí se empieza.

Según tengo entendido, es muy difícil que el Polo Democrático conserve la Alcaldía de Bogotá. No vivo en Bogotá pero cada que pregunto la gente me dice que la gestión de Samuel Moreno es muy impopular. Yo nunca creí que fuera buena idea que el Polo lo nominara de candidato. Pero, en justicia, con todos los errores que puede haber cometido (y estoy seguro que hay muchos), me da la impresión de que no le fue mal manejando lo del sistema integrado de transporte y que, si lo deja andando bien, eso le dará un respiro al Polo para las próximas elecciones.

Bien, entrando en materia, en estos días en que he estado pensando en más detalle en el tema de la renta básica noto que es muy difícil que el Polo como partido nacional la ponga en su programa y que, aún si lo hiciera, a la gente no le importaría mucho. En parte el problema es, creo yo, falta de experiencia. Así que se me ocurre que sería muy bueno si el Polo pudiera ir introduciendo programas de renta básica en aquellas ciudades que gobierne para poderle mostrar a la gente que sí se puede y que esto puede marcar una diferencia en la vida de los ciudadanos. No sé cómo funcionaría pero vale la pena pensarlo. 

Ignoro los detalles (y si alguien los sabe cuénteme) pero creo que, por ejemplo, en el montaje del sistema integrado de transporte, el Distrito va a ser responsable de instalarle cierta infraestructura a los transportadores. Además, los operadores privados de los buses van a ser beneficiarios de las economías de escala del sistema. Sería razonable decir que esas economías de escala, junto con la infraestructura, son propiedad del Distrito, es decir, de todos. Entonces, se podría pensar en que se le cobren a los transportadores unas regalías que podrían usarse para financiar un modesto programa de renta básica. Al fin y al cabo, uno de los argumentos más claros en favor de la renta básica es cuando se aplica a activos de propiedad de toda la comunidad (vuelvo al ejemplo de las regalías petroleras de Alaska). 

Sunday, May 16, 2010

¿Es Carlos Gaviria un Terrorista?

Como estoy tan contento del crecimiento que ha experimentado este blog, voy a celebrarlo ofreciendo un comentario a uno de mis primeros contradictores. Al fin y al cabo, la idea de este blog es poder discutir e intercambiar ideas. 

Repasando mi blog me encuentro con un comentarista que me remite a las palabras de Carlos Gaviria en las que dijo que "una cosa es matar para enriquecerse y otra es matar para que los demás vivan mejor." Veo que esta frase sigue viviendo en el mundo de Google (bueno, en Google todo es inmortal), y que para muchos es la demostración de que Gaviria es un jacobino-bolchevique que justifica cualquier medio para llegar al poder.

Yo nunca entendí por qué esto generó tanto escándalo. Hasta donde yo sé, en toda legislación del mundo se tienen en consideración los móviles de un delincuente a la hora de juzgarlo. Y siempre se considera que móviles altruistas son un atenuante. Es decir, la responsabilidad moral que genera el crimen sigue, no se perdona. Pero la forma de castigarlo cambia según el móvil. Los móviles no son lo único que cuenta, tambien cuenta la proporcionalidad entre los medios y los fines.

Pongo un ejemplo colombiano. Cuando el M-19 secuestró a Alvaro Gómez, en el enfrentamiento murió su escolta. Un crimen. Ignoro si el M-19 compensó o no a la familia del escolta pero, a mi juicio, lo debería hacer como parte de su reincorporación a la sociedad. 

Este fue un crimen político. El M-19 no mató al escolta para cobrar su seguro de vida, ni para vender sus órganos en el mercado negro, ni nada por el estilo. En su momento, el gobierno colombiano (y creo yo, la sociedad en general) consideró que esto era un factor a tener en cuenta. No quiere decir que al M-19 se le perdonara totalmente el crimen. En absoluto. Pero sí que se le podía dar un trato judicial menos riguroso. Por otro lado, si el M-19 hubiera entrado a la iglesia donde estaba Alvaro Gómez con un escuadrón armado de ametralladoras y granadas, saca a Alvaro Gómez, mata a treinta civiles con un tiro de gracia y dinamita la iglesia con gente adentro, creo que todos hubiéramos considerado que el crimen era absolutamente desproporcional con el objetivo que decía seguir. El trato jurídico habría sido muy distinto. Repito, el móvil importa, pero no es lo único.  

Esto no es justificar la violencia. Es simplemente reconocer que en la sociedad existe la violencia y que la única forma de hacer justicia ante ella es utilizando nuestras facultades de raciocinio moral. Estoy segurísimo de que los que tanto critican a Gaviria por su frase apoyarían a cualquiera que tome las armas, mate y robe para derrocar a un posible gobierno de las FARC. Ese es un problema con la posición absolutista de Mockus: la condena a la violencia nunca puede hacerse en abstracto sino con referencia a circunstancias concretas.

Un punto al margen que me parece importante. Ahora en Colombia la actitud de muchos es que es inadmisible hacerle ningún tipo de concesión a las FARC, así digan que son un movimiento político. Bien. Discrepo, pero es una postura respetable. Ya tendré oportunidad de discutirla. Lo que me llama la atención es que muchas de esas personas estuvieron de acuerdo cuando Colombia hizo algo más insólito: le hizo una concesión política (una reforma constitucional, ni más ni menos) a un delincuente común (Pablo Escobar), aboliendo la extradición, siendo que él perpetró atentados terroristas contra civiles como nunca se habían visto en la historia de Colombia. Es una inconsistencia que me ha llamado la atención desde hace rato.

El Globito del Día: La Lectura y los Movimientos de Masas.

A veces pongo aquí cosas simplemente por que se me ocurrió, sin tener ningún propósito claro. Ahora que estaba escribiendo lo que acabo de colgar sobre "Renta Básica y la República de Propietarios" me acordé de una cosa fascinante que descubrimos con mis alumnos del curso doctoral de Estudios Políticos del Externado hace unos meses. 

Desde el punto de vista puramente sociológico, sin ponernos a evaluar ideologías ni nada, una de las cosas más extrañas del Comunismo en el siglo XX es que creó lo que tal vez sea el primer movimiento de masas en la historia universal basado en la lectura. Para ser un buen comunista no bastaba con saber leer, había que demostrar cierta familiaridad con algunos textos. No todos eran tan abstrusos como los "Manuscritos Económico-Filosóficos de 1844," había obras de divulgación mucho más sencillas (y, en forma casi inevitable, de peor calidad) pero de todas formas mucho más complejas que cualquier periódico. Ahora que lo pienso, me parece asombroso el que el movimiento funcionara sobre la expectativa de que obreros no calificados, que tenían un mínimo de educación formal, pudieran leer estos textos. Me da la impresión de que históricamente esto es una rareza. No tengo datos (y si alguien los tiene, se los agradezco), pero creo que otros movimientos de masas no tenían ese nexo con la lectura.

Hago una excepción: algunas vertientes del Comunismo agrario, especialmente del Sureste Asiático. El caso más grotesco es, obviamente, el Khmer Rojo que masacró millones de camboyanos, algunos por parecer vietnamitas (a la gente se le olvida que el Khmer Rojo era un movimiento profundamente racista) y a otros por parecer "intelectuales" (el Khmer Rojo hubiera fusilado a Marx).

No tengo ni idea si esta impresión superficial es acertada o no. Pero si lo es, me parece una de esas observaciones interesantes que, de pronto, tienen muchas más consecuencias de las que uno cree. 

Renta Básica y la "República de Propietarios"

Los socialistas tambien tenemos nuestras leyendas para pasar a las próximas generaciones. Una de ellas es la que dice (y de pronto es verdad) que en 1916, a pocos meses de tomarse el poder, Lenin en Suiza se dedicó a estudiar los mamotretos de Hegel. Es el tipo de leyenda que contamos siempre para recordarnos que aún en las coyunturas más cruciales hay que seguir pensando en los problemas teóricos complicados.

Bueno, el Polo no está a pocos meses de tomarse el poder, pero de todas maneras quiero seguir pensando sobre problemas ideológicos de largo plazo. Repasando lo que escribí el otro día sobre la renta básica me di cuenta de que hay una pregunta importante al respecto: ¿cómo diferenciar la renta básica de otras propuestas ideológicas que andan por ahí?

Como el otro día terminé defendiendo, en forma que ni yo mismo esperaba, las "demogrants" se me ocurre que esto le puede sonar a muchos muy parecido a la idea conservadora (tanto de Thatcher como del Partido Republicano en Estados Unidos) acerca de la "república de propietarios." 

Yo me considero un radical en materia ideológica pero un pragmático en materia política; creo que la izquierda tiene que saber hacer coaliciones con quien le sirva en determinado momento. Por eso, como ya he dicho, si nos vamos a tomar en serio el tema de la renta básica, hay que saber que esto coloca a la izquierda en alianzas con la derecha libertaria. Muy bien. Pero por eso mismo hay que saber no solo cuáles son los puntos en común, sino tambien las diferencias para no confundir medios con fines. 

La idea de una "república de propietarios" es un tema que ya tiene tradición en la derecha anglo-sajona. Consiste en el propósito de convertir a todo ciudadano en propietario de algo, generalmente su propia vivienda y un paquete accionario que le garantiza su pensión. Como ven, a simple vista no tiene por qué ser muy distinto de las "demogrants." Pero en realidad sí hay diferencias enormes y muy importantes.

La idea de que la vivienda es el vehículo para democratizar la propiedad está haciendo agua en este mismo instante por la crisis financiera. Uno de sus enormes problemas es la falta de diversificación que ahora mismo le está saliendo carísima a millones de "propietarios." Al desinflarse la burbuja de la finca raíz en Estados Unidos los muchísimos compradores de vivienda se encontraron con que habían puesto buena parte de su riqueza en un solo activo y esa estrategia de inversión ahora los tiene sin activos.

La otra idea de la derecha ha sido la de diseminar la propiedad mediante fondos de pensiones. En este caso sí hay diversificación. Pero, aunque los fondos de pensiones pueden tener ventajas, sería erróneo confundirlos con un paso hacia el socialismo. 

A mi juicio el problema es el siguiente: el socialismo no defiende únicamente la redistribución del ingreso. Si de redistribuir ingreso se trata, bastaría con impuestos progresivos y "gasto social," la fórmula de los liberales de izquierda y social demócratas (en su vertiente latinoamericana). El socialismo, como yo lo entiendo, defiende tambien, y esto es importante, la desmercantilización del trabajo. Es decir, el socialismo tiene como meta reducir lo más posible la dependencia de la gente de tener que vender su fuerza de trabajo, y por tanto, supeditar sus opciones de autorealización, al mercado laboral. 

Nacida en otro contexto histórico, la socialdemocracia europea sí se tomó este principio más en serio. Por eso, en Europa ser socialdemócrata era, y en cierto modo todavía es, defender no solo el "gasto social" en educación y salud (que a todos nos gusta) sino tambien mecanismos de negociación laboral que generen salarios altos, vacaciones largas, licencias de maternidad pagadas y así sucesivamente.

El mercado laboral no es malo per se. En una sociedad moderna es un excelente mecanismo de asignación de recursos y tambien ofrece muchas oportunidades de autorealización. (Aquí pueden ver un poco más de lo que pienso al respecto.) Pero los socialistas creemos que no puede ser el único mecanismo y que a los ciudadanos hay que darles la oportunidad de experimentar con otras formas de organización y de autorealización. (De ahí, por ejemplo, el hecho de que para muchos socialismo sea igual a cooperativismo.) 

Pues bien, los fondos pensionales no desmercantilizan el trabajo. Para ser más precisos, ofrecen oportunidades de desmercantilización pero solo para personas que ya llegaron a la edad de retiro. Si estuviéramos en el siglo XIX, cuando casi nadie podía darse el lujo de pensionarse, esto sería una innovación social mayúscula. Pero en las sociedades modernas supuestamente ya se había conquistado el derecho al retiro en la vejez así que, con perdón de mis amigos conservadores, esto no me parece nada digno de celebrar.

Con esto llego a un problema más de fondo que, hasta donde yo sé, no se discute. Las propuestas de "democratización de la propiedad" pueden, por sí solas, generar presión política para que se aumente la mercantilización del trabajo. La razón es muy simple: si Ud. es dueño de un paquete accionario con el que cuenta para su pensión, le conviene impulsar políticas que aumenten los retornos del capital al máximo y una de las formas de hacerlo es, precisamente, aumentando la mercantilización del trabajo. Mientras más gente tenga que vender su fuerza de trabajo por menos sueldo, más aumenta la rentabilidad del capital. Esto es simplemente una variación de un tema muy viejo en la economía política del capitalismo: las clases de pequeños propietarios son generalmente aliadas del gran capital en lo que hace a legislación laboral. (Cuña: este tema lo discuto con más detalle en mi libro.)

Otra forma de pensar en esto es como un "problema de externalidades." Si se reparte la propiedad en fodos pensionales para todos, lo ideal para cada trabajador sería que él no tuviera que trabajar pero que el resto de la sociedad tuviera que ofrecer su mano de obra al precio más barato posible para aumentar el retorno del capital. Pero eso no es posible, entonces la solución es sacrificar sus propios derechos laborales a cambio de que todos los demás hagan lo mismo. Si se quiere usar lenguaje un poco pasado de moda: la clase trabajadora se convierte en "instrumento de su propia explotación." 

Por eso, para los socialistas es importante que la renta básica, en cualquiera de sus variantes, sea un instrumento de desmercantilización del trabajo. En el caso que nos ocupa, tal vez la diferencia crucial entre las "demogrants" y los fondos pensionales es precisamente el hecho de que las "demogrants" se pueden utilizar durante la vida laboral activa del dueño. De este modo no solo cada uno tiene oportunidades de desmercantilizar su propia fuerza de trabajo sino que tambien reduce la viabilidad política de mercantilizar el trabajo de los demás, reduciendo la posibilidad de imponer "externalidades negativas" en los demás.

Saturday, May 15, 2010

¿Tiene que ser Pacifista la Izquierda Democrática?

A propósito del embrollo que se formó con las declaraciones de Antanas, me parece pertinente plantear un debate distinto pero relacionado que vengo pensando hace rato. En esto encuentro gente muy respetable que difiere de mí, así que bienvenidas las opiniones.

Cuando yo empecé a adquirir uso de razón política, por allá en los tiempos de Betancur, una de las cosas que definía a la izquierda, incluso la desarmada, era su apoyo a los procesos de paz con la guerrilla. En buena medida me atrevo a decir que esta sigue siendo la posición dominante dentro de la izquierda democrática pero he notado en los últimos años el surgimiento de una nueva tendencia. Nadie discute que el Estado tiene derecho de atacar a las FARC. Pero la pregunta es si, aparte de combatirlas, el Estado tambien tiene que buscar un acercamiento político con ellas y, si lo hace, en qué términos.

Yo he venido sosteniendo una tesis que no todos comparten: creo que para la izquierda es importante insistir en una solución negociada y que si se llegare a producir una derrota militar de las FARC, el orden político resultante sería adverso a la izquierda. Si quieren, llámenlo la "opción Barrancabermeja," es decir, cuando se elimina por la vía militar a la guerrilla, se le cierra tambien el espacio político a la izquierda democrática.

No es evidente que así tenga que ser. Sé que en el Polo Democrático hay gente que piensa que, por el contrario, si las FARC se acabaran, así fuera sin proceso de paz, vendrían los mejores tiempos para la izquierda. 

La respuesta a esto depende, en parte, de los métodos que se utilicen para acabar con las FARC. Todos estamos de acuerdo (por lo menos cuando he sostenido esta discusión), en que si la derrota de las FARC ocurre a manos de un operativo de "guerra sucia," otra vez, como en Barrancabermeja o en Urabá, entonces sí que se cierra el espacio político de la izquierda ya que, por definición, esos operativos atacan las organizaciones políticas de izquierda (sindicatos, asociaciones de campesinos, organizaciones de derechos humanos, etc.).

Pero discutamos un caso más complejo. ¿Qué pasa si la derrota de las FARC ocurre a manos de un Ejército puramente institucional, legítimo, respetuoso de los derechos humanos? No es un debate ocioso porque, seamos justos, en el Ejército colombiano hay sectores así. Cuando le pregunto a gente que sabe de esto, todos coinciden, incluso los más críticos, en que la mayoría del Ejército es legalista. 

En teoría, en ese caso volveríamos al escenario "Baader-Meinhoff" al que me referí hace unos días y la izquierda democrática no tendría nada que temer. Pero no estoy muy seguro por dos razones.

Primera, como nos lo han demostrado los últimos años, el ataque frontal, puramente militar a la guerrilla envenena el clima de opinión en contra de la izquierda. Se me dirá que lo que hemos visto en estos años es una operación de propaganda macartista lanzada por el gobierno Uribe y que eso es una anomalía que no tiene por qué ocurrir bajo otro gobierno. Es probable pero yo sería muy cauto en este sentido. Al fin y al cabo, en situaciones de este estilo siempre habrá organizaciones políticas de izquierda, así sean independientes, que están justo al borde de la legalidad, a veces porque simplemente no puede ser de otra manera en zonas de conflicto. Entonces, cuando una organización de esas es atacada y desmantelada por la acción (legítima) del Estado, eso tiene repercusiones sobre todo el clima de opinión. En el caso alemán, la izquierda legal, institucional ya estaba totalmente incorporada al establecimiento político (incluso con gobiernos del Partido Social Demócrata) y no tenía ningún nexo ni ideológico ni, y esto es importante, histórico, con los Baader-Meinhoff. En Colombia, aunque la presencia política de las FARC se ha reducido muchísimo en los últimos años, me parece que ellas todavía conservan bases sociales que incluso pueden crecer. Las FARC no son una secta de jovencitos burgueses alienados que quieren meterle entusiasmo a la vida. 

La segunda razón por la que soy escéptico a este respecto tiene que ver con lo que he discutido en días anteriores sobre los "poderes fácticos" solo que, en este caso, el poder fáctico sería el Ejército. Desde el 2003 he seguido con algo de detalle los eventos de la guerra de Iraq y, confieso, todavía hay muchas cosas que no entiendo. Pero sí me llamó muchísimo la atención como durante varios años el Ejército norteamericano, por el solo hecho de ser la presencia dominante en alguna zona, era capaz de dictar los términos del proceso político. Con el tiempo esto se ha ido debilitando y ya no es del todo claro hasta qué punto Estados Unidos controla los hechos en Iraq. Pero ha habido momentos en los que sí ha podido ejercer ese control, vetando primeros ministros (Jaafari), excluyendo sectores de la población del proceso político (Muqtada al-Sadr) y así sucesivamente. Todo esto prácticamente basado en su presencia militar.

¿Qué lección sacar de allí? Yo creo que lo que ocurre es que en un clima de contrainsurgencia, el ejército, por necesidad, asume el control de los nodos fundamentales de la vida política de una zona. Hay que andar patrullando, hay que estarle preguntando cosas a la población civil, hay que hacer brigadas "cívico-militares" para puestos de vacunación, para construír escuelas, en fin, labores que en tiempos de paz hace el establecimiento político, civil de la zona, pasan a ser controladas por el ejército. Mi tesis central al respecto es que ese mismo clima de contrainsurgencia es esencialmente antidemocrático y, por lo tanto, favorece al statu quo del momento. 

Para poner un ejemplo: ¿será fácil organizar una huelga en medio de un operativo cívico-militar? ¿será fácil debatir si se debe construír un puente para el movimiento de tropas, o más bien una escuela? Nótese que estoy hablando de un ejército legalista. Pero, precisamente, a lo que voy es a que incluso en el mejor de los escenarios, la labor contrainsurgente militariza la sociedad en formas que afectan a los sectores disidentes.

No sé. Son dudas que me quedan a la hora de pensar en cuál es la mejor opción para la izquierda ante las FARC. Lamentablemente no he visto que se discutan en Colombia. Por esas mismas dudas es que sigo en el consenso de hace varios años: que aunque, obviamente, ningún gobierno puede dejar de combatir a las FARC, es importante tratar de llegar a un acuerdo político.

Friday, May 14, 2010

Soñando Despierto: Renta Básica

Hace ya varios años que me declaré un partidario convencido de la renta básica. Para mí, hoy por hoy la renta básica es una de las condiciones necesarias (tal vez no suficiente) para una "transición al socialismo." 

Cada que hablo con alguien que yo considere tiene alguna injerencia en política le trato de vender la idea de la renta básica. Generalmente encuentro recepción favorable pero hasta ahora nada de acción. Me cuentan que el Polo Democrático tiene por ahí algunos cuantos defensores de la idea pero el partido en su conjunto no se moviliza para eso. 

Hace unos días, no sé por qué razón, me dio por ponerme a imaginarme cómo sería si un partido de izquierda democrática se tomara en serio el tema y lo colocara en el centro de su plataforma. El ejercicio resultó más interesante de lo que yo esperaba. (Me tomó varios paseos de mi perro, cuando pensé que lo despacharía en una caminata a la oficina.) De hecho, me tocó revisar varias opiniones que yo tenía por sentadas. 

Primero los pongo sobre antecedentes. Aquí pueden enterarse un poquito de en qué consiste la renta básica. No tengo tiempo ahora de profundizar mucho en el asunto. Lo que me interesa es la factibilidad política de un programa así.

Una de las grandes ventajas de la renta básica es que es una de las pocas ideas de raigambre netamente izquierdista que puede generar simpatías en la derecha. Al fin y al cabo, en Estados Unidos Alaska (la tierra de Sarah Palin) tiene un programa de renta básica basado en las regalías petroleras y el paso más significativo que se ha dado hacia allá a nivel federal es el Earned Income Tax Credit que es una variante del Negative Income Tax propuesto por Milton Friedman. A los libertarios, de derecha o de izquierda, les gusta la renta básica. Desde un punto de vista pragmático esto es importante porque no tiene sentido dedicarnos a imaginarnos programas que solo son viables si la izquierda saca el 85% de la votación. Con esta introducción paso a contarles mi sueño.

Imagínense que en algún momento (digamos 2014, 2018) el Polo Democrático (espero que siga con vida para entonces, si no pues el partido de izquierda de turno) ganara las elecciones. Podría entonces decirle a todos los partidos del país: "Hagamos un pacto grande, histórico, de reforma social y económica. Comprometámonos a que Colombia sea un país de renta básica. Es decir, que todo ciudadano, independientemente de su edad, sexo, condición laboral, etc. tenga siempre derecho a un ingreso garantizado, que pueda gastar en lo que quiera."

Supongamos que los demás partidos le jalaran al asunto. Como ya expliqué antes, no es impensable. Pero aquí comenzaría lo bueno. 

Aunque no soy abogado, se me ocurre que si uno quiere que el principio de renta básica se tome en serio, tocaría buscar la forma de ponerlo en la Constitución. Me imagino un artículo relativamente vago que obligue al gobierno a presentar ante el Congreso una "Ley de Renta Básica" así como hoy en día presenta una "Ley de Presupuesto." ¿Por qué ese mecanismo tan vago? Por varias razones. Primero, si esto no queda en la Constitución, o por lo menos en una Ley de la República, se convierte en otro "Familias en Acción," es decir, una caja menor de la campaña reeleccionista. Segundo, en un contexto democrático hay que aceptar que cada gobierno tiene el derecho de interpretar y ejecutar la renta básica a su manera. Uno no puede invitar a la derecha a un consenso que diga que la renta básica se va a financiar con impuestos del 90%. Nunca lo va a aceptar. Los libertarios quieren renta básica pero a un nivel bajito. Por eso, lo democrático es un mecanismo que le dé flexibilidad al gobierno de turno. Si la derecha gana las elecciones y quiere presentar un proyecto irrisorio de Ley de Renta Básica que garantice cien pesos a cada colombiano, pues está en todo su derecho. Si el electorado quiere castigarle eso, pues que lo haga en las próximas elecciones. Lo que esto demuestra es que, aunque como principio, la renta básica es excelente, a la hora de llevarlo a la práctica hay que tener en cuenta los desacuerdos propios de cualquier sociedad pluralista. 

Con esto llego a otro problema interesante, que fue el que más me sorprendió. En teoría hay dos esquemas de renta básica: el de ingreso básico garantizado y el de las "demogrants." El primero es simplemente un esquema en el que a cada individuo se le gira un cheque por algún ingreso específico. El segundo es un esquema en el que a cada individuo se le da, digamos a los dieciocho años, una cantidad de dinero de una vez por todas para que haga con ella lo que quiera. En abstracto, el ingreso básico suena mejor que las "demogrants" ya que, por ejemplo, un individuo puede terminar perdiendo su "demogrant" en la bolsa si hay una crisis financiera generalizada (como la de ahora). Podría ser injusto con alguien dejarlo sin piso económico solo porque sus inversiones le salieron mal. 

Pero en la práctica surge una complicación: como el nivel de renta básica no se puede definir de una vez y para siempre, entonces hay que entender que los gobiernos del futuro pueden aumentarlo o reducirlo en función de su ideología y del clima económico general. Entonces, si uno es un socialista que quiere garantizarle a la gente la mayor protección posible contra este tipo de eventualidades, le conviene comenzar el programa con un componente importante de "demogrants." Esa sería la forma de inclinar el programa lo más posible hacia la izquierda. De lo contrario, las futuras mayorías de derecha lo pueden achicar demasiado. Dicho de otra manera, la renta básica necesita una fase transicional para poderla consolidar. 

Esto a su vez genera nuevos ángulos. Si uno pudiera expropiar todos los medios de producción de un plumazo y redistribuirlos entre todos los ciudadanos, no habría ningún problema en crear "demogrants" para todos. Pero eso es políticamente imposible. Entonces hay que reconocer que no se le pueden dar "demogrants" a todos. Tocaría escoger categorías de ciudadanos y un nivel de "demogrant." 

¿Deberían regularse las "demogrants"? Es decir, ¿se le debe permitir al individuo hacer con ella lo que le venga en gana, o se debería limitar su enajenación para impedir, por ejemplo, que algún pulpo financiero compre todas las "demogrants" a precio de huevo y termine concentrando la propiedad? No sé. Algo me dice que la segunda opción es mejor. De pronto las "demogrants" operarían como una especie de fiducia en la que el gobierno le permite al individuo usufructuarlas pero limitando su enajenación, por ejemplo, se puede comer los intereses pero si va a tocar el principal, sólo puede usarlo para invertir. (Esto no es nada exótico: hoy en día en Estados Unidos si uno vende la casa y no compra otra casa, le cobran impuestos de ganancia de capital.) En todo caso, me parece que la "demogrant" no podría ser transferida en herencia.

Aparte de estas preguntas legales, surge otra de economía política: una "demogrant" es una transferencia de activos del gobierno a un ciudadano. Pero si el gobierno es pobre entonces no hay mucho de donde transferir. Además, los activos que existen están financiando otros programas. Todo lo demás constante, más renta básica, más "demogrants" significa menos programas de otro estilo. Si uno no quiere recortar lo demás, o quiere minimizar los recortes, tiene que buscar la forma de que el gobierno pueda financiar las "demogrants" con activos del sector privado. Entonces, un programa socialista debería tratar de negociar con el sector privado para poder comprar activos a precios relativamente baratos y luego usarlos para crear los paquetes accionarios de las "demogrants." (En algunos casos se podría expropiar. Por ejemplo, el día que en Colombia se tome en serio la extinción de dominio para narcoparamilitares, habrá una buena redistribución de la propiedad.)

Pero, obviamente, el gobierno no puede comprar toda la economía privada. Tocaría ser muy selectivos. Al fin y al cabo, no se trata de quebrar al Estado ni de paralizar la economía. Tocaría pensar en mecanismos alternativos. Se podría pensar, por ejemplo, en incentivos tributarios para empresas que le den acciones a sus trabajadores.

Ye me estoy alargando mucho. Lo que me interesa dejar en claro de todo este ejercicio es que la renta básica no es una reforma que se pueda sacar adelante con una varita mágica. Requiere mucha concertación entre todos los partidos, require una voluntad política sostenida en el tiempo, require cautela para manejar la transición, requiere estudios técnicos de viabilidad fiscal, require técnica jurídica y constitucional. En fin, requiere un compromiso serio.

Por eso, a mis amigos del Polo (y de otros partidos) que crean en esto les digo: hay mucho trabajo pendiente así que, si esto va en serio, toca irlo preparando desde ya. 

Thursday, May 13, 2010

¡Gracias Boston Review!

Acabo de recibir en el correo un ejemplar del Boston Review con mi artículo. Les cuento que quedó precioso. No he tenido tiempo de leerlo completo (aunque la verdad ya me lo sé). Pero ocupa un espacio prominente en la revista. ¡Lo logré, lo logré! Próxima meta: New Left Review. (Esa sí tomará tiempo.)

¿Qué Significa "Sagrado" para Antanas?

No dejo de pensar en las declaraciones de Antanas contra el Polo. La verdad es que sugieren unas preguntas muy interesantes. Cuando las leí por primera vez pensé que el asunto filosófico de fondo era la diferencia entre "explicar" y "justificar" y me propuse escribir algo al respecto. Algo así traté de hacer en la carta aquella que envié. Pensé que la cuestión se podía reducir a repetir algo tan trivial como que ambas cosas son distintas. Yo puedo explicar un acto sin justificarlo. Pero ahora se me ocurre que hay otros ángulos interesantes por explorar. 

A Antanas le encanta usar el término "sagrado." "La vida es sagrada," "Recursos públicos, recursos sagrados," en otros tiempos, cuando era vice-rector de la Nacional, yo lo oí hablando sobre la educación como un "bien sagrado." Los colombianos estamos acostumbrados a usar el término en un sentido banal simplemente para significar que algo merece respeto: "Ah, no, eso sí, para mí el tinto después del almuerzo es sagrado." Pero Antanas es un tipo serio así que ahora se me ocurre que de pronto cuando el usa el término "sagrado" lo hace a sabiendas de lo quiere decir. Eso tiene varias implicaciones.

Desde los tiempos de la Ilustración, los científicos, en especial los científicos sociales, han estado bajo sospecha de ser amorales. Uno de los pilares de la Ilustración era el intento de entender el mundo que nos rodea, tanto natural como social, aplicando los principios de la razón. Cuando se trata de entender actos humanos, esto a muchos les pareció que conducía peligrosamente al relativismo moral. Si yo soy capaz de entender todo acto como la consecuencia de decisiones racionales, entonces, decían los críticos, no tengo ningún punto de apoyo moral para condenar nada; todo vale. 

Aunque algunos Ilustrados eran, en cierto modo, relativistas morales, muchos otros se dedicaron a montar una cuidadosa defensa, buscando la forma de reafirmar principios morales universales a partir de la razón. Probablemente Kant es el representante máximo de ese punto de vista. 

No me voy a poner aquí a repasar toda la historia de la Ilustración y sus sucesores. Lo que me interesa señalar es que, si uno cree en que razón y universalismo moral son compatibles, entonces la única forma de emitir un juicio moral sobre actos de otros es precisamente a partir del entendimiento. Me explico. Yo no puedo condenar actos que no son explicables racionalmente. De ahí viene precisamente la "defensa por insania" que se usa en las cortes. Si alguien mata a su familia a cuchilladas y luego sabemos que al hacerlo era presa de un delirio y escuchaba voces demoníacas que le ordenaban matar, legalmente le damos un trato más benigno que si sabemos que lo hizo simplemente para cobrar un seguro de vida. En el primer caso, consideramos que su acto no era plenamente racional y, por eso, sentimos que no se le debe aplicar el mismo rasero moral que le aplicamos en el segundo caso. Es decir, las categorías "justificable" o "injustificable" no tienen ningún sentido si no vienen precedidas de un intento de entender. 

Pero ahora neguemos la premisa. ¿Qué pasa si yo no creo en la compatibilidad entre racionalidad y universalismo moral? En ese caso, mis juicios morales tienen que venir de otro lado. Un examen racional de cualquier acto no me va a conducir a ninguna evaluación moral o sea que, si no quiero ser relativista y decir que todo vale, entonces me toca buscar el fulcro de mi palanca moral en otra parte. ¿En dónde? Hay varias opciones, pero existe una muy prominente: la religión. 

Yo puedo considerar que mis certezas morales, las que uso para juzgar actos humanos, son de origen divino. En ese caso, no necesito reconstruír las razones que hacen inteligible a un acto para poderme pronunciar sobre su justificación moral. Es más, no solo no necesito explicar para evaluar, sino que incluso mis intentos de explicar pueden ofuscar mi juicio moral. Volvemos así a la postura de los enemigos de la Ilustración.

Como no soy teólogo, no voy a decir que éste es el significado de la moral religiosa. No he leído lo suficiente para saber la respuesta correcta, pero sí he leído bastante como para saber que no tengo ni idea de cuál es. Pero en todo caso, esta es una de las posibles posturas religiosas en pugna con la Ilustración. 

Ayer Antanas nos dejó claro que para él explicar es "directa o indirectamente" justificar. Esto lo coloca muy cerca de la posición anti-Ilustrada que acabo de esbozar. (Nunca leí su tesis doctoral "Representar y Disponer" pero si me acuerdo que había allí una alta dosis de heideggerianismo. De pronto es que Antanas ya desde hace años viene molesto con la Ilustración.) Todo esto me lleva a preguntarme: ¿será que cuando Antanas declara a algo "sagrado" lo hace en el sentido estricto del término?

Es posible que cuando Antanas dice "la vida es sagrada" no lo dice a la manera colombiana de que con eso no se juega sino que está diciendo que la única forma posible de afirmar el derecho a la vida es acudiendo a principios de origen divino. La diferencia no es trivial. Una cosa es decir "yo creo que el derecho a la vida está por encima de todos los demás derechos" y otra muy distinta es añadir, acto seguido: "quien trate de llegar a este mismo principio por vías racionales no va a ser capaz de entenderlo." 

Como yo soy un racionalista que se siente heredero de la Ilustración, para mí este punto es importante. Yo prefiero un Presidente que diga, como diría Rawls: "Como vivimos en una sociedad pluralista, no me voy a poner a averiguar de dónde es que cada ciudadano saca sus principios. Si los derivan del examen racional, bien, si los derivan de la revelación divina, bien. Lo que me importa es que todos estemos operando sobre la base de que el derecho a la vida tiene prelación sobre todos los demás." En cambio, me inquieta muchísimo un Presidente que diga: "El derecho a la vida es sagrado en tanto que sólo quienes se nutran de la revelación divina lo pueden aprehender y, por tanto, albergo sospechas sobre los que dicen reconocerlo a partir del examen racional."

Me encantaría poderle preguntar a Antanas qué clase de Presidente quiere ser.

Wednesday, May 12, 2010

Hacia una Teoría General del Uribismo (V)

Retomo el tema que me había propuesta hace un buen rato y que tuve que dejar por andar peleando con Antanas. (Lástima que él ni se entere...) 

En la última entrega me había detenido en el viejo debate entre "izquierda revolucionaria" e "izquierda democrática" por allá en los años 70. Lo traje a colación porque muchos de los dilemas de ese momento reaparecen ahora bajo condiciones distintas. 

En principio, la ventaja de la democracia es que es un mecanismo neutral para tomar decisiones colectivas. Es decir, cuando la democracia funciona bien, le garantiza igualdad de condiciones a todas las posibles propuestas de manera que la ganadora gana simplemente porque es la que le gusta a la mayoría. Pero desde hace mucho tiempo varios científicos sociales han expresado dudas al respecto. 

Aquí me voy a detener en una que es la que más me ocupa actualmente. En una democracia, los ciudadanos no evalúan las propuestas como si se tratara simplemente de ejercicios intelectuales sin ninguna relevancia práctica. Al contrario, cada alternativa afecta sus vidas de muchas maneras. Por lo tanto, los costos y beneficios de cualquier alternativa dependen de la situación en la que cada ciudadano se encuentre, lo cual a su vez, depende de la estructura económica y social que habita.

Aterricemos esto: pensemos otra vez en los amigos míos a los que les preocupa "lo social." ¿Cuánto dinero tienen para sus preocupaciones? Depende de la cantidad de impuestos que puedan recaudar. Pero esa cantidad depende no solo de la tasa impositiva imperante sino tambien de los relativos costos y beneficios de cambiar dicha tasa. Imaginemos por un instante que Colombia tuviera los mejores parques tecnológicos del mundo, todos ellos conectados con infraestructura de punta, en ambientes urbanos a la altura de las grandes capitales de cualquier otra parte, con gente con títulos de las más prestigiosas universidades, etc., etc., etc. En ese caso, muchísimos inversionistas querrían estar en Colombia así les cobraran impuestos más altos que en otras partes. Colombia sería el sitio en el que hay que estar. Nadie estaría hablando de "confianza inversionista" y mucho menos regalándole plata a ciudadanos particulares como lo hace el uribismo, dizque a cambio de que inviertan. Se podrían subir los impuestos al capital muy por encima de lo que están ahora porque sabríamos que los famosos inversionistas no se irían. Entonces, mis amigos tendrían mucho más dinero para atender "lo social." 

De este ejercicio de la imaginación nos queda una lección muy importante: lo que llamamos usualmente "el centro ideológico" no es simplemente una construcción intelectual sino que depende de la estructura profunda de la economía. En esa Colombia hipotética que he descrito, el "centro" defendería impuestos mucho más altos que los que defiende ahora.

Ayer se posesionó como Primer Ministro Británico David Cameron del Partido Conservador. Pero si fuera gringo, a David Cameron lo habrían expulsado del Partido Republicano por izquierdista. Por ejemplo, se la pasa defendiendo el sistema nacional de salud inglés que para la derecha americana es la antesala del Gulag.

¿Por qué? Porque el centro en Gran Bretaña está a la izquierda del centro en Estados Unidos. Pero no es resultado de algún capricho intelectual de los ingleses y los norteamericanos. Es el resultado de que en Gran Bretaña el movimiento obrero, junto con el Partido Laborista, ganó algunas batallas fundamentales que llevaron a la construcción de un Estado del bienestar más generoso que el de Estados Unidos. Recíprocamente, cuando el movimiento obrero inglés fue derrotado por Thatcher, ese mismo Estado del bienestar se vio diezmado. 

La democracia no es neutral: aquellas opciones que se adaptan mejor al estado de cosas existente tienen más posibilidades de ganar. Mientras más lo pienso, más me inquieta esto. Si es cierto, y yo creo que lo es, entonces antes de decidir que la vía para el cambio social es la democracia uno tiene que preguntarse cuál cambio quiere y cuál es el estado de cosas imperante y saber cómo operar. Por sí sola, la democracia no le va a resolver el problema. 

Volviendo al caso que nos ocupa, el uribismo en Colombia se empeñó en defender un estado de cosas en el que se mantuvo y se acentuó la concentración de la tierra, se consolidó la transición hacia exportaciones intensivas en recursos naturales, se debilitó la organización de la clase trabajadora. Todo eso tiene enormes consecuencias para definir el "centro ideológico" del país. 
Esa es la contradicción de aquellos uribistas de izquierda a los que les "desvela lo social." Se han dedicado a aumentar la redistribución del ingreso operando en los márgenes de lo permisible por el sistema que su jefe consolidó. Pero esos márgenes son ínfimos. Lo que hay que hacer es cambiar el sistema por otro que tenga márgenes más permisivos.

¿Se puede? Lo veo muy difícil. Pero por lo menos uno debería ser consciente de ese problema.

Estoy en el Boston Review!!

Primero Semana y ahora el Boston Review! Bueno, la verdad es que son muy distintas y además lo del Boston Review si fue un artículo que mandé sobre Colombia. El hecho es que ya salió. No lo encuentro online todavía pero ojalá lo cuelguen. Tocó editar mucho y por lo tanto, lamentablemente tocó sacrificar párrafos enteros con los que me había encariñado.

Mucha gente no conoce el Boston Review, aún en USA. No saben lo que se pierden. Es una excelente publicación. Un poquito como el New Left Review inglés. (Ya cubierto el Boston Review, esa es mi nueva meta.) Así que aunque no encuentren mi artículo (es más, para gente que sabe sobre Colombia el artículo no tiene nada particularmente nuevo), échenle una mirada.

Antanas: Peor de lo que me temía.

Comienzo por una confesión. Hace ya varias semanas, cuando Antanas se disparó en las encuestas, recibí la invitación a firmar una carta de apoyo a su campaña por parte de un distinguido grupo de colombianistas. En ese momento, yo estaba en shock por la celeridad con la que se disparó Antanas y, presa del asombre, concluí que la campaña del Polo había terminado y que iba a tocar apoyar a Antanas. Además, el grupo de firmantes incluía gente intachable así que me dejé llevar por el impulso y firmé. Después pensé las cosas mejor y, como saben los que han visto mis pronunciamientos recientes, rectifiqué y empecé a decir que el Polo debía dejar abierta la opción de una alianza con Antanas, pero que tambien debía negociar duro con él y estar listo para pararse de la mesa. 

En fin, todo eso es historia pasada. (En estos días unas semanas ya son historia pasada.) Ahora Antanas ha decidido que no solo no le interesa aliarse con el Polo sino que además prefiere insultarlo diciendo que es un partido que "justifica directa o indirectamente" la violencia. 

Que alguien me explique que quiere decir eso de justificar indirectamente algo porque yo no lo entiendo. En todo caso me suena peligroso. Entre tanto, esto me pareció ya la gota que rebosó la copa así que le envié la siguiente carta al grupo que me había invitado, en la que retiro mi firma. 

Estimada XXXX:


Hace unas semanas tuve el honor de ser invitado a firmar la carta de apoyo de varios académicos a Antanas Mockus en su candidatura presidencial. En aquel momento la firmé creyendo, como aún creo, que Mockus tiene enormes atributos personales y políticos que lo podrían convertir en un buen gobernante y que su victoria sería tambien la derrota de la candidatura de Juan Manuel Santos contra la cual tengo enormes reparos.

Pero en los últimos días Mockus ha hecho pronunciamientos públicos que me impiden seguirlo apoyando de la forma en que lo hice en su momento. Me refiero en particular a sus declaraciones en las que sostuvo que el Polo Democrático defiende "teorías que, de algún modo, directo o INDIRECTO, justifican (la violencia)." (El subrayado es mío.)

Aunque no pertenezco formalmente a ninguna organización política, siempre he simpatizado con los partidos de izquierda democrática en Colombia y, desde mi muy discreta posición, he respaldado en los últimos años al Polo Democrático Alternativo. A veces discrepo de sus ejecutorias y de algunos de sus miembros más prominentes. Incluso, considero que Gustavo Petro no era el mejor candidato que el Polo podía nominar a la presidencia. Pero, con todas mis discrepancias, las afirmaciones de Mockus van al núcleo mismo de convicciones políticas que comparto con la inmensa mayoría del Polo; se trata de una diferencia de fondo.

Al igual que la inmensa mayoría de los colombianos, al igual que la inmensa mayoría de los miembros de la izquierda democrática, odio la violencia. Pero, al igual que muchos otros colombianos, no solo dentro de partidos de izquierda sino aún en partidos tradicionales, creo que uno de los pasos esenciales para lograr la paz en Colombia es la superación de injusticias crónicas en nuestro sistema económico y político. 

Nunca he sentido que esa postura constituya una justificación ni directa ni indirecta de la violencia. Como científico social estoy acostumbrado a tener que explicar acciones de otros agentes, entendiendo las circunstancias que los pudieron llevar a tomarlas, sin que por ello las justifique. La justificación es una expresión de acuerdo moral con el acto. La explicación, en cambio, es la constatación de que la otra persona, en tanto que sus actos responden a circunstancias externas, tomó una decisión racional o, por lo menos, inteligible a los ojos de un observador.

Como colombiano creo que la violencia en el país es explicable cuando tomamos en cuenta las circunstancias a las que se ven abocados muchísimos ciudadanos, privaciones, exclusiones, intimidaciones, atropellos, todas ellas circunstancias que hacen inteligible el hecho de que alguien opte por usar la violencia, a veces delinquiendo en solitario o en grupo, a veces uniéndose a gupos extremistas tanto de izquierda como de derecha. Siempre he deplorado y aborrecido esa escogencia pero siento que sería obtuso de mi parte asumir una actitud simplista de condena sin detenerme primero a tratar de entender a quienes la han tomado.

Como ciudadano privado, he llevado la vida cómoda de todo académico de clase media. Afortunadamente, nunca he tenido que tomar una decisión que requiera matar o morir. Pero por eso mismo, soy consciente de que mi postura moralmente "civilizada" y pacifista es en parte, y solo en parte, resultado de ese privilegio que, lamentablemente, en Colombia muchos no disfrutan. Así que, sin justificar en ningún momento el uso de la violencia por parte de ninguna persona, creo que es mi deber como académico y como ciudadano tratar de entender la realidad que otros viven y que los coloca en la senda de tomar decisiones que yo repruebo. 

En mi caso particular, y reconociendo que no es la única alternativa posible, esas preocupaciones me han llevado a optar por la izquierda democrática. Pero por eso mismo, las declaraciones de Mockus van en contra de convicciones que para mí son muy profundas. 

Solo veo dos posibles interpretaciones a la frase de Mockus, ambas inquietantes. En la primera opción, Mockus considera que los actos individuales, especialmente aquellos que reprobamos, deben ser vistos en forma totalmente inconexa con el entorno que los produjo. En ese caso, se trata de una doctrina absolutista que  simplemente se niega a tratar de entender al otro y se limita a lanzar admoniciones morales desprovistas de contenido concreto. No veo cómo esa actitud pueda resultar en un gobierno efectivo que logre movilizar a los ciudadanos. En la segunda opción, Mockus considera que, si bien en abstracto es válido el principio de que los actos humanos responden a circunstancias externas, ese principio no se aplica a la violencia en Colombia porque no hay nada en las condiciones del país que lo permita. En ese caso, Mockus está alineándose con las doctrinas más conservadoras de la política colombiana. Se trataría de una postura respetable, que merece ser sometida a debate democrático, pero que no tengo por qué acompañar.

Al leer el documento de la Propuesta de Gobierno, se me ocurre que hay una tercera opción. Al fin y al cabo, allí el Partido Verde reconoce que hay fallas en las estructuras del país que llevan a que muchos colombianos no puedan encontrar opciones de vida decentes, libres de violencia. Entonces, se me ocurre que la motivación de Mockus en sus declaraciones no fue ni ingenuidad intelectual ni derechismo ideológico sino algo más banal: oportunismo político que lo invita a tratar de quitarle votos a Santos moviéndose hacia la derecha, así tenga que ofender a uno de los partidos que más ha hecho por la democracia colombiana en los últimos años. En ese caso, me surgen dudas sobre la voluntad de Mockus de lanzar una nueva forma de hacer política.

Como sé que Mockus es un hombre de grandes cualidades, es muy probable que exista una cuarta interpretación, esta sí satisfactoria para mí. Cuando aparezca esa interpretación me sentiré gratamente sorprendido. Entre tanto, debo terminar aquí mi acompañamiento a Mockus. Le deseo la mejor de las suertes en su campaña, espero que pueda derrotar a Santos y que sea el gobernante que puede llegar a ser. Con sus declaraciones recientes me ha quedado claro que lo que me corresponderá en ese caso es ofrecerle el obsequio que todo mandatario democrático merece: una buena oposición.

Muchas gracias,


Luis Fernando Medina