Obviamente, al tratarse de una página web de simpatizantes del Polo Democrático, la mayoría de los comentarios estaban a favor de mi posición, coincidiendo en la necesidad de apoyar a Gustavo Petro hasta el final. Pero quedan dos preguntas en el aire. Primera, ¿qué debe hacer el Polo si hay segunda vuelta entre Santos y Mockus? Segunda, ¿qué debe hacer el Polo hacia el futuro respecto a las FARC?
La primera pregunta no debe desvelarnos en este momento. Esperemos al 30 de Mayo. Si la última encuesta que vi se confirma, Petro quedaría de tercero con un 10% de los votos. No es el mejor resultado posible, pero sería muy bueno. Pondría de manifiesto el daño que se hizo a sí mismo Mockus con sus desaires al Polo y lo colocaría en la posición de tener que reestablecer los puentes si quiere ganar. En ese caso, esperemos con qué oferta sale y entonces lo discutimos. (Yo creo que el Polo no se debe conformar con menos de dos ministerios, como ya lo he dicho, pero no nos adelantemos a los hechos.)
La segunda pregunta se refiere más al mediano plazo y es un tema que viene ya desde hace rato. Incluso entre los comentaristas hubo quien considera que el Polo aún no ha hecho lo suficiente para distanciarse de las FARC.
Confieso que a veces el debate me parece un poco surreal o, más bien, kafkiano. El acusado ya está condenado desde antes y todo lo que ocurra en el juicio es irrelevante. Si alguien me dice que es católico y me muestra su partida de bautismo, yo le creo y no digo que es un politeísta porque cada que hace una declaración sobre cualquier tema no comienza recitando el "Credo."
Uno se imaginaría que con el Polo ocurriría lo mismo. Si yo me inscribo a una organización política legal, que en sus declaraciones de principios ha manifestado que rechaza la lucha armada, es de presumirse que yo tambien rechazo la lucha armada. Si alguien me va a acusar de ser simpatizante de las FARC, tendría la carga de la prueba, tendría que referirse a hechos concretos y a actos individuales. Aún en ese caso, si me descubren en la casa una caleta de armas, eso no tiene por qué comprometer al Polo en su conjunto. Ese es un principio elemental de discusión civilizada en cualquier sociedad. Como yo veo las cosas, el Polo Democrático ya hizo todo lo que tenía que hacer para mostrar que no tiene nexos con las FARC. El que quiera argumentar lo contrario tiene que presentar evidencias si quiere ser escuchado.
La postura oficial del Polo hacia las FARC ha sido siempre muy sencilla: el Polo condena la lucha armada y aprueba que el Estado combata a las FARC en cumplimiento de su deber constitucional de proteger a los ciudadanos. Pero al tiempo, el Polo considera que debe buscarse una solución política al conflicto y que dicha solución es más fácil y más provechosa para el país si ocurre en el marco de un proceso de reformas económicas y sociales. Si esto es complicidad con las FARC habría que meter a la cárcel, como mínimo, a la tercera parte del Partido Liberal incluídos algunos de sus más altos dirigentes y a casi todos los funcionarios de las Administraciones Betancur y Pastrana.
Alguien dirá que las cosas cambiaron con la elección de Uribe y que el Polo tiene que amoldarse a las nuevas circunstancias, en especial dado el aislamiento político de las FARC. La tesis que yo he defendido hace rato, a sabiendas de que puedo estar equivocado, es que, en las actuales circunstancias, el Polo debe insistir en la solución negociada. Hace unos días expliqué por qué, pero aquí voy a dar un resumen.
En cualquier país del mundo, la izquierda necesita movimientos sociales, son la fuente de la cual deriva su fuerza política de una elección a la otra. Los candidatos vienen y se van, las encuestas suben y bajan. Son los movimientos de base los que mantienen a un partido con vida y le permiten poner en marcha su agenda cuando gana. Es mejor sacar 52% de los votos con bases sociales que 72% sin ellas.
Pues bien, por su naturaleza, aún en las condiciones más favorables, la lucha contrainsurgente es dañina para el desarrollo de movimientos sociales autónomos y disidentes. En una lucha contrainsurgente el Estado, en especial el Ejército, copa el espacio político.
Es ingenuo creer que la forma en que la Administración Uribe criminalizó la disidencia política en Colombia es una aberración. Por el contrario, es lo normal en una guerra contrainsurgente frontal y sin cuartel. Después de todo, las insurgencias siempre están tratando de infiltrar movimientos sociales. Un gobierno que quiera aplastar a la insurgencia militarmente tiene todos los incentivos para perseguir a sus "compañeros de viaje" reales, posibles, imaginados e incluso inventados.
Se podrá objetar que un gobierno de izquierda democrática no actuaría de esa manera. Tal vez un hipotético gobierno del Presidente Gustavo Petro sea capaz de darle instrucciones clarísimas al Ejército, la Policía y los aparatos de inteligencia para que no persigan a ninguna organización social a menos que tengan todas las pruebas irrefutables de complicidad con las FARC. Pero si Uds. creen que eso es altamente probable, Uds. son mucho más optimistas que yo en lo que hace a las relaciones cívico-militares en este país. Además, los escenarios que están sobre la mesa son, o un gobierno de Santos o un gobierno de Mockus. ¿Alguien cree firmemente que en uno de esos eventuales gobiernos una ofensiva contrainsurgente sin ninguna opción de negociación política no va a terminar comportándose en forma muy similar a la Administración Uribe?
Yo creo que Mockus no tiene la misma obsesión anti-FARC que obnubila a los uribistas y que él quisiera evitar esa posibilidad. Creo que a él le repugnarían las "chuzadas," las persecuciones, las amenazas y todas esas cosas. Pero es que uno no puede basar sus análisis en atributos personales sino que tiene que considerar la situación política en su conjunto. Y el hecho es que, a la hora de la contrainsurgencia, una eventual Administración Mockus no tendría ni los incentivos, ni el equilibrio de fuerzas políticas que le permitiera evitar estas cosas.
Con una salvedad: si Mockus le apostara en serio a la solución política al conflicto e invitara al Polo Democrático al gobierno, entonces sí podría pensarse en escenarios más favorables. Yo todavía no lo descarto y, como ya dije, si el 30 de Mayo el Polo saca una buena votación, para allá vamos. Pero por lo pronto eso no está pasando.
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