Hoy, como casi cualquier otro día si uno vive en Estados Unidos, me encontré por ahí con la enésima entrega de la polémica sobre la conducta del Estado de Israel. No soy judío, ni palestino y, si de ser honestos se trata, Israel es el único gobierno del mundo que ha sacado plata de su bolsillo para darme a mí un viaje (hace ya varios años).
Hecha ya la aclaración, me llama la atención que muchas veces la defensa del Estado de Israel se parece a la actitud que asumen las celebridades de Hollywood. Dichas celebridades viven de la atención de la prensa, necesitan que los noten, se encargan de contarnos todos los detalles de su vida, su noviazgo, sus vacaciones, sus dietas, su casa de descanso, etc. Pero si un día alguien los encuentra en una situación embarazosa, entonces piden que les respeten su vida privada, como a cualquier otra persona.
A veces el Estado de Israel hace lo mismo. Vive de la atención mundial, en especial de los Estados Unidos, le encanta proclamar que es la gran democracia del Medio Oriente, el bastión occidental en tierras exóticas, insiste en que es una pieza vital para los intereses de Estados Unidos (y del "mundo civilizado") etc. Pero el día que hace algo que en Occidente no gusta, entonces se queja de que lo están sometiendo a mucho escrutinio, que la gente no mira los crímenes de otros estados, que están siendo excesivamente severos con él.
En fin. No es una observación importante, ni profunda. Es solo algo que a veces pienso y que no veo expresado por ahí. Igual ya es tarde, estoy cansado y, por más que pienso, no se me ocurre otro tema para hoy. Mañana será otro día.
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