Bueno, el Polo no está a pocos meses de tomarse el poder, pero de todas maneras quiero seguir pensando sobre problemas ideológicos de largo plazo. Repasando lo que escribí el otro día sobre la renta básica me di cuenta de que hay una pregunta importante al respecto: ¿cómo diferenciar la renta básica de otras propuestas ideológicas que andan por ahí?
Como el otro día terminé defendiendo, en forma que ni yo mismo esperaba, las "demogrants" se me ocurre que esto le puede sonar a muchos muy parecido a la idea conservadora (tanto de Thatcher como del Partido Republicano en Estados Unidos) acerca de la "república de propietarios."
Yo me considero un radical en materia ideológica pero un pragmático en materia política; creo que la izquierda tiene que saber hacer coaliciones con quien le sirva en determinado momento. Por eso, como ya he dicho, si nos vamos a tomar en serio el tema de la renta básica, hay que saber que esto coloca a la izquierda en alianzas con la derecha libertaria. Muy bien. Pero por eso mismo hay que saber no solo cuáles son los puntos en común, sino tambien las diferencias para no confundir medios con fines.
La idea de una "república de propietarios" es un tema que ya tiene tradición en la derecha anglo-sajona. Consiste en el propósito de convertir a todo ciudadano en propietario de algo, generalmente su propia vivienda y un paquete accionario que le garantiza su pensión. Como ven, a simple vista no tiene por qué ser muy distinto de las "demogrants." Pero en realidad sí hay diferencias enormes y muy importantes.
La idea de que la vivienda es el vehículo para democratizar la propiedad está haciendo agua en este mismo instante por la crisis financiera. Uno de sus enormes problemas es la falta de diversificación que ahora mismo le está saliendo carísima a millones de "propietarios." Al desinflarse la burbuja de la finca raíz en Estados Unidos los muchísimos compradores de vivienda se encontraron con que habían puesto buena parte de su riqueza en un solo activo y esa estrategia de inversión ahora los tiene sin activos.
La otra idea de la derecha ha sido la de diseminar la propiedad mediante fondos de pensiones. En este caso sí hay diversificación. Pero, aunque los fondos de pensiones pueden tener ventajas, sería erróneo confundirlos con un paso hacia el socialismo.
A mi juicio el problema es el siguiente: el socialismo no defiende únicamente la redistribución del ingreso. Si de redistribuir ingreso se trata, bastaría con impuestos progresivos y "gasto social," la fórmula de los liberales de izquierda y social demócratas (en su vertiente latinoamericana). El socialismo, como yo lo entiendo, defiende tambien, y esto es importante, la desmercantilización del trabajo. Es decir, el socialismo tiene como meta reducir lo más posible la dependencia de la gente de tener que vender su fuerza de trabajo, y por tanto, supeditar sus opciones de autorealización, al mercado laboral.
Nacida en otro contexto histórico, la socialdemocracia europea sí se tomó este principio más en serio. Por eso, en Europa ser socialdemócrata era, y en cierto modo todavía es, defender no solo el "gasto social" en educación y salud (que a todos nos gusta) sino tambien mecanismos de negociación laboral que generen salarios altos, vacaciones largas, licencias de maternidad pagadas y así sucesivamente.
El mercado laboral no es malo per se. En una sociedad moderna es un excelente mecanismo de asignación de recursos y tambien ofrece muchas oportunidades de autorealización. (Aquí pueden ver un poco más de lo que pienso al respecto.) Pero los socialistas creemos que no puede ser el único mecanismo y que a los ciudadanos hay que darles la oportunidad de experimentar con otras formas de organización y de autorealización. (De ahí, por ejemplo, el hecho de que para muchos socialismo sea igual a cooperativismo.)
Pues bien, los fondos pensionales no desmercantilizan el trabajo. Para ser más precisos, ofrecen oportunidades de desmercantilización pero solo para personas que ya llegaron a la edad de retiro. Si estuviéramos en el siglo XIX, cuando casi nadie podía darse el lujo de pensionarse, esto sería una innovación social mayúscula. Pero en las sociedades modernas supuestamente ya se había conquistado el derecho al retiro en la vejez así que, con perdón de mis amigos conservadores, esto no me parece nada digno de celebrar.
Con esto llego a un problema más de fondo que, hasta donde yo sé, no se discute. Las propuestas de "democratización de la propiedad" pueden, por sí solas, generar presión política para que se aumente la mercantilización del trabajo. La razón es muy simple: si Ud. es dueño de un paquete accionario con el que cuenta para su pensión, le conviene impulsar políticas que aumenten los retornos del capital al máximo y una de las formas de hacerlo es, precisamente, aumentando la mercantilización del trabajo. Mientras más gente tenga que vender su fuerza de trabajo por menos sueldo, más aumenta la rentabilidad del capital. Esto es simplemente una variación de un tema muy viejo en la economía política del capitalismo: las clases de pequeños propietarios son generalmente aliadas del gran capital en lo que hace a legislación laboral. (Cuña: este tema lo discuto con más detalle en mi libro.)
Otra forma de pensar en esto es como un "problema de externalidades." Si se reparte la propiedad en fodos pensionales para todos, lo ideal para cada trabajador sería que él no tuviera que trabajar pero que el resto de la sociedad tuviera que ofrecer su mano de obra al precio más barato posible para aumentar el retorno del capital. Pero eso no es posible, entonces la solución es sacrificar sus propios derechos laborales a cambio de que todos los demás hagan lo mismo. Si se quiere usar lenguaje un poco pasado de moda: la clase trabajadora se convierte en "instrumento de su propia explotación."
Por eso, para los socialistas es importante que la renta básica, en cualquiera de sus variantes, sea un instrumento de desmercantilización del trabajo. En el caso que nos ocupa, tal vez la diferencia crucial entre las "demogrants" y los fondos pensionales es precisamente el hecho de que las "demogrants" se pueden utilizar durante la vida laboral activa del dueño. De este modo no solo cada uno tiene oportunidades de desmercantilizar su propia fuerza de trabajo sino que tambien reduce la viabilidad política de mercantilizar el trabajo de los demás, reduciendo la posibilidad de imponer "externalidades negativas" en los demás.
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