Sí. La verdad es que estoy un poco cansado del tema de las elecciones. Ya falta poco, ya parece que sabemos todo lo que razonablemente se puede saber antes del 30 de Mayo. Muy seguramente Santos va a ganar en la primera vuelta, muy seguramente habrá segunda vuelta y, con un poco menos de certeza, Mockus puede ganar en la segunda vuelta. Listo. Yo no soy periodista, no tengo acceso a chismes interesantes ni nada de eso. Lo que yo trato de hacer es ofrecer análisis tentativos de las cosas como para empezar alguna discusión. Después del 30 de Mayo hablamos de las elecciones. (A menos, claro, que pase algo importantísimo en estos días.)
Pero como no quiero que pase mucho tiempo sin escribir en el blog, entonces hoy me quiero referir a Corea. Además, insisto que Colombia es un país un tanto parroquial (aunque cada vez menos) de modo que un poquito de noticias internacionales en un blog como este no están mal.
El otro punto es que a mí Corea del Norte siempre me ha producido una extraña fascinación. De la mala. Nunca he puesto pie en la península coreana pero estoy casi seguro que me parecería un infierno tener que vivir en Corea del Norte. Pero es de los regímenes más extraños del mundo y a mí esas cosas me intrigan.
No voy a comentar los hechos recientes, que Uds. seguramente ya saben. Lo que me interesa comentar es algo que forma parte del contexto y que no se ve en la prensa.
Ante todo, quienes vemos a Corea a través del prisma de Occidente, en especial de USA, se nos olvida una cosa que debería ser obvia: aunque la guerra de Corea para nosotros está en el pasado (en Bogotá ya hasta quitaron la pagoda que nos regaló Corea del Sur) en Corea del Norte es un drama que no se olvida. Claro, el régimen se encarga de mantenerlo vivo. Pero no se puede olvidar la base objetiva de ese drama: el Norte quedó totalmente destruído. Estados Unidos bombardeó todo centro urbano importante, incluso represas (cosa que no hizo en Holanda durante la Segunda Guerra).
Desde la perspectiva del Norte, ellos estaban librando una guerra civil contra las fuerzas del Sur cuando llegaron los Estados Unidos a imponer una división artificial en la península, reconociendo el gobierno del Sur y luego aliándose con él para la guerra. Es como si Alemania reconociera a Putumayo como una república gobernada por las FARC y le diera armas y mandara tropas para invadir a "Colombia del Norte." Si eso pasara, estoy seguro que, independientemente de lo horripilante que fuera el gobierno de "Colombia del Norte," eso no se olvidaría nunca.
Además, no sobra recordar que la guerra de Corea no terminó muy bien para Estados Unidos. Al comienzo lograron invadir toda la península, pero luego con apoyo chino los comunistas del Norte retomaron la iniciativa y lograron forzar el armisticio que sigue vigente. Entonces, aunque a nosotros nos parece demencial el culto a la personalidad de Kim Il Sung (una de las cosas más raras que yo he visto), hay una base objetiva para ello: Kim Il Sung peleó en la resistencia contra los japoneses, expulsó a Japón del norte de la península (después de una brutal ocupación militar), y luego "ganó" la guerra contra Estados Unidos.
Todo esto lo menciono porque nos ayuda a entender la enemistad visceral de Corea del Norte hacia Estados Unidos. Estados Unidos enfatiza siempre que Corea del Norte es una amenaza para Corea del Sur y para Japón (que, sin duda lo es) y asume la posición de protector de estos dos aliados, pero por lo mismo omite el hecho de que Estados Unidos es, desde el punto de vista de Corea del Norte, una potencia agresora.
No me voy a meter en quién tiene la razón porque, como siempre en las guerras, esto se puede discutir eternamente. Lo que importa es que viene. Corea del Norte hace rato quiere la "normalización" de relaciones con USA. Entienden que es su única posibilidad de supervivencia, en el marco de un proceso de reformas económicas que hasta ahora han sido incapaces de poner en marcha. Por su parte, USA se niega a la normalización porque considera que estaría premiando la conducta beligerante de Corea del Norte y además porque de pronto el Norte trata de reiniciar la guerra cuando USA salga de allá.
El problema es que todos coinciden en que Corea del Norte está en la ruina más infame y que la situación no tiene perspectivas de mejorar. Todos los expertos coinciden en que si colapsa el régimen de Kim Jong Il, el resultado puede ser una guerra pavorosa o un éxodo humano de gran escala. Al mismo tiempo, todos coinciden en que la única solución que evitaría el drama sería que Corea del Norte se reintegrara al mundo y pudiera terminar sus reformas de mercado.
Entonces, la política de USA, como yo la veo, es como si un cardiólogo decidiera que, en vez de practicar la cirugía a corazón abierto (con algunos riesgos), va a poner al paciente a subir a pie una montaña para ver si le provoca una falla cardíaca generalizada y luego le hace un transplante. A mi modo de ver eso no tiene sentido. Sí. Corea del Norte es un régimen monstruoso. Pero sitiarlo y agredirlo no hace más que volverlo más paranoide y por lo tanto más represivo. Sí. Hay un riesgo de que la normalización sea utilizada por Corea del Norte para invadir al Sur. Pero puede que haya medidas diplomáticas para minimizar este riesgo. Además, si, por trágico que sea, Corea del Norte llegara a invadir al Sur, es tal su postración que no podría gobernarlo. Volviendo al ejemplo de antes, es como pretender gobernar a Colombia desde Putumayo.
Lamentablemente, ahora Corea del Norte lanzó un acto de agresión que no permite ninguna normalización en el corto plazo. (Anda la tesis de que este ataque fue una insubordinación de algunos militares en contra de Kim Jong Il.) Así que lo que acabo de decir habría sido relevante hace unos tres o cuatro meses. Ahora no. Conclusión, los absurdos acumulados de los últimos años llevaron ya al punto de no retorno. Parece que el paciente ya está a punto de coronar la montaña. Y todavía no se consigue el donante para el transplante.
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