La respuesta depende en parte de cuáles son dichas afinidades. Pero sobre este punto existen unas ambigüedades fascinantes. Si las AUC hubieran sido simplemente una organización de autodefensa, entonces las afinidades son automáticas: tanto el Estado legal como las autodefensas quieren impedir las acciones de quienes violan las leyes de la República. Pero, como decíamos ayer, esa no era la única actividad de las AUC. La labor de definir, detectar, perseguir y, en últimas, matar "colaboradores" y "simpatizantes" de las FARC va mucho más allá de la simple autodefensa.
El resultado es obvio: el accionar de las AUC las convirtió, de hecho, en un actor político. Con sus actos estaba defendiendo no solamente el derecho de los finqueros a no ser secuestrados, sino que terminó defendiendo un proyecto político particular. Por su naturaleza, una labor de contrainsurgencia como la que hicieron las AUC tiene que ser de amplio espectro. Para "limpiar" una zona de presencia guerrillera era necesario acabar tambien con la posible base política de la guerrilla y esto a su vez implicaba la persecución y eliminación física de simpatizantes así no estuvieran directamente involucrados en la actividad guerrillera.
Este punto era clarísimo en Colombia en los años 80 y 90. Quienes ya teníamos uso de razón en los 80s, nos acordamos de que los paramilitares crearon escuadrones de guerra sucia política matando millares de sindicalistas, activistas políticos, líderes comunitarios, etc. todo por ser de izquierda. La contrainsurgencia de las AUC era, en la práctica, la creación de enclaves totalitarios en sus zonas de operación.
Pasemos ahora a los 2000 cuando el uribismo presenta su propuesta de "seguridad democrática." Si le creemos al comisionado Restrepo y a la línea oficial del uribismo, la "seguridad democrática" es un intento de hacer contrainsurgencia pero sin necesidad de implantar dictaduras locales sino, por el contrario, permitiendo la libre expresión de todos los ciudadanos. Este es el meollo del asunto: ¿es posible, y bajo qué condiciones, una contrainsurgencia democrática?
En teoría la respuesta es "si." Un Estado legítimo es capaz de enfrentar y derrotar a sus enemigos sin necesidad de atropellar las libertades políticas del resto de los ciudadanos. Las grandes democracias occidentales lo han logrado. Con algunos problemas, cierto. (Por ejemplo, las GAL en España.) Pero en general, los grupos terroristas en Europa Occidental y en Estados Unidos han sido derrotados sin que se afecten las libertades democráticas de la inmensa mayoría. (No estoy idealizando esos casos, pero hay diferencias de grado y naturaleza clarísimas entre la lucha de Alemania contra las Baader-Meinhoff y la lucha de la dictadura Argentina contra los Montoneros.)
En el caso colombiano surge un matiz interesante: aún si es posible en el 2000 lanzar una estrategia contrainsurgente democrática, es innegable que esto ocurre sobre los escombros totalitarios de los 80s y los 90s. La Administración Uribe, en especial el inefable José Obdulio, ha insistido siempre en que las FARC son simplemente un grupo terrorista que no tiene ningún apoyo político en la población y que, por lo tanto, se parece más a las Baader-Meinhoff que al FMLN salvadoreño. Puede que sí, aunque yo no estoy tan seguro. Pero aún suponiendo que esto es cierto, la base política de las FARC en los 2000 es resultado, para bien o para mal, de las incidencias de la guerra en los 90s y en los 80s. En ese sentido, la "seguridad democrática" de los 2000 constituye de hecho, e independientemente de las intenciones de sus creadores, una ratificación del resultado de la contrainsurgencia de las AUC en los años anteriores.
Este punto tiene enormes consecuencias que discutiré más adelante.
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