No. No soy el primero en hacer esta observación. Pero es que no veo que se la haga con suficiente frecuencia.
El problema es este: solemos decir que el mecanismo de mercado es, en condiciones ideales, el mecanismo más eficiente para asignar recursos escasos. En medio de todos sus desatinos, Hayek ganó la pelea intelectual acerca del mercado como agregador de información. Hasta ahí todo bien.
Generalmente le añadimos a esto una especie de corolario que parece deducirse en forma evidente de estas premisas: como el mercado es un excelente mecanismo para asignar los recursos que ya existen, también ha de ser un excelente mecanismo para asignar aquellos que aún no existen, es decir, para espolear la innovación tecnológica. Y si. Cuando uno mira al rededor ve que el mercado es capaz de generar muchísima innovación.
Claro, el ejemplo que a uno primero se le ocurre cuando escribe un blog, no es perfecto: Internet. Después de todo, internet es el resultado de proyectos del CERN y del Departamento de Defensa de Estados Unidos, entre otros. Pero no hay duda de que buena parte de lo que es internet hoy en día se debe a la iniciativa privada.
Todo esto es un debate muy trillado. Pero el punto que no suele mencionarse es uno que me volvió a la memoria leyendo este artículo de Raghuram Rajan. Hacia el final se refiere al tema de moda: las devaluaciones competitivas, un debate muy importante, por cierto. Pero al comienzo trae un ejemplo de algo que no aparece en la lista canónica de "fallas del mercado" pero que tal vez merecería estarlo: el hecho de que la innovación tecnológica depende del tamaño del mercado y, por lo tanto, innovaciones que tendrían enormes beneficios para sectores gigantescos de la población pueden no llegar a producirse porque su capacidad de compra es pequeña. Como el mismo Rajan lo menciona, refrigeradores baratos como los de su ejemplo, mejorarían la vida de millones de personas en el Tercer Mundo, algunas de las más pobres del planeta. Sin embargo hasta ahora muy pocas firmas se han tomado la molestia de desarrollarlos. En cambio, ha habido muchísimas innovaciones en los refrigeradores de clase alta, con toda clase de controles digitales y lo que quieran. No estoy seguro, pero creo haber oído alguna vez que el dinero que se gasta en investigación para desarrollar productos cosméticos (por ejemplo, para prevenir la caída del cabello) excede por mucho el dinero que se gasta en algunas enfermedades tropicales.
En fin, es el descubrimiento del agua tibia (o, en el caso de los refrigeradores, del agua fría). Pero es un punto que no solemos tener en cuenta. En parte, y esto es otro motivo de reflexión, porque los economistas no tenemos un lenguaje analítico para expresarlo. Entonces, lo que no nos cabe en nuestro modelo de equilibrio general, no existe.
Thursday, November 11, 2010
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