Hace un par de días me hice el extrañado por el hecho de que tanto comentario sobre los hechos en Egipto, un país con más de 80 millones de personas, estuviera enfocándose en las consecuencias para Israel, un país de 6 millones de personas. Pero mientras más leo la prensa, más veo que esto va a seguir siendo así.
Para mí, en lo que hace a Israel, lo que está ocurriendo ahora en Egipto es un paso más en una tendencia que se viene agudizando hace varios años y que tendrá consecuencias muy importantes. Debido a su alianza con Estados Unidos, Israel desde hace años, a más tardar desde el 67 si no antes, ha disfrutado de una situación un poco excepcional en relaciones internacionales. En general, todo país del mundo tiene que amoldarse a su entorno y aprender a vivir con cosas que no le gustan de sus vecinos. Por ejemplo, al gobierno colombiano puede que no le gusten muchísimas cosas del gobierno venezolano, pero eso es algo con lo que hay que vivir. (Claro, hay sectores extremistas, sobre todo en el pasado no muy reciente, que soñaban con meter a Colombia en algún complot contra el gobierno de Chávez. Pero el cálculo racional está prevaleciendo más y esas nociones cada vez pierden más peso.)
En cambio, Israel se dio el lujo de poder amoldar su entorno o, por lo menos, de tratar de hacerlo más que casi cualquier otro país. Por ejemplo, aunque ya no se oye tanto, hace unos años hacía carrera la noción de "fronteras defendibles" según la cual Israel debía tener control sobre todo territorio que fuera de importancia militar estratégica en una hipótesis de guerra con sus vecinos. Ningún otro país del mundo se da ese lujo. Probablemente San Diego sería un excelente punto para lanzar un ataque de Estados Unidos contra México pero eso es algo con lo que México tiene que vivir. Lo normal es que un país amolde su política de defensa al territorio que tiene y no lo contrario. Si tiene un territorio fácil de atacar, entonces o se arma hasta los dientes o se mantiene en buenos términos con los vecinos.
Ese proyecto de tener "fronteras defendibles" ya no tiene viento a su favor y el Estado de Israel ha tenido que ir aceptando poco a poco que el territorio que tiene es el que es (obviamente exceptuando el problema gordo de la Banca Occidental y la Franja de Gaza). Pero un aspecto en el cual Israel hasta ahora sí que había tenido éxito a la hora de amoldar su entorno a sus decisiones políticas era en el de sus vecinos.
No voy a entrar a aventurar hipótesis sobre cómo se gestó ese alineamiento tan firme entre Israel y Estados Unidos. Hay demasiados factores que lo explican. Pero el hecho es que, gracias a dicha confluencia de intereses, Egipto y Jordania han estado por décadas gobernados por regímenes favorables a Israel y en cambio bastante recelosos, cuando no hostiles, hacia los movimientos de liberación palestinos.
A todos nos ha tomado por sorpresa el alzamiento popular en Egipto. Pero algunos de sus ingredientes se veían venir hace mucho tiempo. Hace mucho es bastante claro que el gobierno de Mubarak estaba perdiendo legitimad. Hace mucho es bastante claro que la economía egipcia no estaba llevando prosperidad o por lo menos esperanzas a amplios sectores de la población. Hace mucho es bastante claro que la política exterior de Mubarak no gozaba de total aceptación entre los egipcios. Entonces, lo que uno no entiende es por qué ahora el sentimiento de alarma. Israel y Estados Unidos sabían que esto que está pasando ahora era hace tiempo una posibilidad. Sabían que el régimen de Mubarak no iba a durar para toda la vida. Pero al parecer no hicieron nada para cambiar de curso o por lo menos para preparar contingencias.
Yo creo que lo que está pasando es que Estados Unidos ya no puede ser, como era antes, el garante del orden para Israel. Ya no puede patrullarle el vecindario como lo hacía antes, premiando a sus aliados y castigando a sus adversarios, mientras fingía interés en la paz con los palestinos.
Hay múltiples razones. Económicamente, Estados Unidos ya no tiene el peso relativo que tenía antes. Eso se nota en los famosos bloqueos. Estados Unidos ha tenido dificultades para bloquear económicamente a Irán, en parte porque hay otros posibles socios comerciales dispuestos a comprarle el petróleo, desafiando a Estados Unidos. El caso de Siria también es interesante. Supuestamente es un país al que Estados Unidos quisiera estrangular económicamente. Y la verdad es que las relaciones económicas entre ambos son casi inexistentes. Pero Siria ha logrado crear redes comerciales en la región, redes que han enriquecido a todo un sector privilegiado que es capaz de generar lealtades políticas domésticas importantes.
Políticamente, Estados Unidos está viendo ahora que, como se ha venido advirtiendo desde hace mucho, apoyar dictaduras impopulares no es la mejor forma de ganarse a la opinión pública. Además, el poco capital político de Estados Unidos en la zona se destruyó con la invasión a Iraq (y, previamente, con las sanciones económicas a ese país).
Entonces, lo que hay detrás de todo el alarmismo que rodea el actual debate sobre Israel-Egipto puede ser visto más bien como un retorno a la normalidad. Es probable que a Israel le toque hacer ahora lo que casi todos los países del mundo hacen: aprender a vivir con las cosas desagradables de sus vecinos.
No sé casi nada sobre la zona, pero me da la impresión de que el temor de que triunfe en Egipto un gobierno "eliminacionista" que quiera "echar a los judíos al mar" es infundado. Esa clase de posturas bélicas casi nunca son populares en ningún país. Los egipcios ahora parecen más interesados en sus problemas domésticos que en librar una guerra costosísima contra Israel.
Pero sí hay otras cosas que pueden pasar. Por ejemplo, parece que la complicidad de Mubarak en el bloqueo económico a Gaza es tremendamente impopular en Egipto. Podría uno pensar que casi cualquier gobierno que surja de la actual transición va a abrir la frontera con Gaza. De pronto va a reconocer el parlamento palestino, donde Hamas cuenta con significativa presencia. Ahora, preguntémonos, ¿qué hay de malo en esto?
Muchos sectores, incluso en Israel, creen que el bloqueo a Gaza debe terminar. Muchos sectores, incluso en Israel, creen que es necesario reconocer la presencia política de Hamas e incluso dialogar con ese movimiento. Son cosas que probablemente Israel ha debido hacer hace mucho tiempo pero que no hacía porque sabía que, cualesquiera que fueran los problemas que su obstinación causara, Estados Unidos iba a estar allí para sacarle las castañas del fuego. Entonces, de pronto el resultado de todo esto, en vez de las fantasías sobre el Armagedón que rondan la mente febril de la derecha estadounidense, va a ser más bien una política exterior israelí más "normal." Y eso no es algo para temer.
Thursday, February 3, 2011
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