Aunque Antanas, en caso de ganar, podría llegar a formar un gobierno mejor que el del uribismo, esto no está garantizado porque él insiste en no definirse en torno a los temas fundamentales. Así, es mejor que el Polo espere un poco, hasta la segunda vuelta si la hay, y luego le entable a Antanas una negociación firme. Si en ese momento él se compromete con algunos principios saludables y que representen un avance para la izquierda democrática, pues adelante con la alianza. Pero si sigue con el desdén que ha mostrado hasta ahora, pues hay que pararse de la mesa. Al fin y al cabo, si sigue como va, Antanas va a terminar convertido en una versión hippy del uribismo y a eso el Polo no tiene por qué gastarle energías.
Voy a ver si aprendo a colgar archivos en el blog y entonces pondré mi ensayo. Entre tanto, este es el resumen ejecutivo.
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