Sunday, February 6, 2011

Identidad Nacional: Mucho Ruido y Pocas Nueces

Como no soy europeo y solo hasta ahora he empezado a pasar un tiempo sustancial en Europa, nunca me ha quedado fácil entender los debates sobre el "multiculturalismo." Siempre he tenido la sospecha de que, en el fondo, se trata de una pamplina pero no me he atrevido a decirlo precisamente por mi ignorancia al respecto. Pero ahora el tema se está poniendo de moda. O mejor dicho, se está poniendo de moda que los primeros ministros de centro-derecha de Europa salen a decir sin más ni más que el multiculturalismo es un fracaso. Primero fue Merkel y ahora Cameron. 

Es curioso. En ambos casos se trata de pronunciamientos que son tanto más gratuitos cuanto más categóricos. Merkel y Cameron, sin que medie ninguna crisis que le dé urgencia al tema, deciden un buen día salir a anunciarnos sus conclusiones respecto a un debate que lleva muchísimo tiempo pero sin ofrecernos ninguna evidencia para sustanciar sus conclusiones. 

Pero el asunto se vuelve un poco más fatuo, si cabe, a la luz de los comentarios que hace hoy Madelaine Bunting en el Guardian. Ella hace la pregunta que yo me venía haciendo hace mucho pero que atribuía a mi ignorancia. Supongamos que el jefe de Estado de un país concluye que el multiculturalismo ha fracasado. ¿Entonces qué? ¿Qué relevancia tiene eso para el diseño de políticas públicas?

A menos que uno esté dispuesto a deportar los inmigrantes que ya están y a cerrar la admisión de los que puedan venir, cosa que ni Cameron ni Merkel están dispuestos a hacer, las minorías étnicas van a seguir representando un desafío de política social que hay que atender. Hay que ofrecer colegios a los niños, hay que asegurarse de que las trabajadoras sociales puedan atender los casos que les lleguen, hay que conseguir médicos que se puedan entender con estos pacientes y así sucesivamente. Cada uno de estos frentes requiere que el Estado trate de llegarle a las minorías en formas que sean eficaces. Por lo tanto, cada uno de estos frentes requiere que el Estado se vuelva más "multicultural." 

La opción no es entre atender las necesidades de esa población en forma "multicultural" o en forma "británica" (o "germánica"). La opción es entre atenderlas y no atenderlas. 

Claro, Cameron y Merkel expresan, como muchos de sus conciudadanos, la molestia que les produce el hecho de que muchas de las minorías traigan consigo prácticas familiares y comunitarias distintas. En muchos casos se trata de prácticas que no tienen cabida en una sociedad moderna y que, sí, de acuerdo, deberían desaparecer. Por ejemplo, la mutilación genital femenina (que, por cierto, no tiene origen religioso).

Pero, otra vez, ¿tiene el Estado británico, o alemán, algún botón que pueda oprimir para erradicar esas prácticas y que no ha oprimido hasta ahora por pura obcecación multicultural? La historia muestra que esa clase de cambios culturales se logran es trabajando con las comunidades mismas en vez de sermonearlas. Entonces, si a Cameron o a Merkel les preocupa tanto la opresión de la mujer en algunas minorías étnicas, la solución no es salir a gritar a los cuatro vientos que se viene un cataclismo social debido a los inmigrantes, sino tratar de buscar interlocutores legítimos dentro de las comunidades que contribuyan a producir el cambio. Ese proceso es gradual, toma tiempo, tiene retrocesos, es difícil, en fin... Pero ¿cuál es la alternativa?

Claro, hay una alternativa, la que mencioné antes: expulsar a los inmigrantes como lo quieren los partidos extremistas. Pero hay que tener en cuenta dos cosas. Primero, eso podría incendiar a Europa en formas no vistas por décadas. Segundo, no hay que olvidar que buena parte de la inmigración cumple una función económica: el capitalismo necesita mano de obra barata. Pero entre meterse con los grandes capitalistas y meterse con las minorías empobrecidas, ya sabemos Cameron y Merkel a quién escogen.

No comments:

Post a Comment