Wednesday, February 9, 2011

Más Sobre Revoluciones (A Propósito de Egipto)

¡Qué extraño! Yo estoy acostumbrado a que a mi me obsesionan algunos temas sociales y políticos que a la mayoría le tienen sin cuidado. (No les cuento cuánto tiempo le gasté en mi juventud a informarme sobre Enver Hoxha porque me daría vergüenza.) Un ejemplo es el tema de las revoluciones. No hace mucho estaba yo comentando sobre el asunto y notando el hecho de que al parecer ya las revoluciones no interesaban a nadie. Pués bien, ahora resulta que las revoluciones están otra vez de moda en especial gracias a Egipto.

David Bell publicó ahora un artículo intentando establecer una tipología de las revoluciones para tratar de explicar la posible trayectoria de los eventos en Egipto. A su juicio, un factor clave que determina si la revolución se convierte en una sangría espeluznante es si se trata de una revolución con fines delimitados claramente en el tiempo. Revoluciones, digamos "cortas", pueden llegar rápidamente a una situación de normalidad evitando los peores excesos mientras que revoluciones "largas" tienden a convertirse en dramas históricos mortíferos.

El problema del argumento es obvio, y el mismo David Bell parece reconocerlo: es imposible saber de antemano si una revolución es "corta" o "larga" en parte porque si algo caracteriza a una revolución es que se abre el espacio para todo tipo de coaliciones, con todo tipo de reglas y repertorios de acción. Entonces, por ejemplo, la Revolución Francesa (que Bell conoce muy bien y cataloga como "larga") comenzó como una revolución relativamente modesta, a tal punto que para 1790 se había llegado a lo que parecía ser un modus vivendi entre la Asamblea Nacional y el Rey.

Bell quiere a veces buscar la explicación en las metas de la revolución, o más precisamente, en las metas de los revolucionarios. Pero otra vez, el problema es que una revolución no tiene metas predecibles. Es posible que la lancen algunos sectores con unas metas específicas para luego ver que el liderazgo recae en otros sectores distintos con metas distintas. Además, en cualquier país en cualquier momento siempre habrá individuos que tengan objetivos políticos maximalistas, de transformación total de la sociedad. La pregunta es por qué son ellos y no otros los que obtienen el liderazgo en determinado momento.

Un factor que radicaliza muchísimo a las revoluciones es si las élites del antiguo régimen son capaces de lanzar una ofensiva contrarevolucionaria, y mucho más aún si lo hacen en alianza con potencias extranjeras. Un punto de quiebre en la Revolución Francesa fue precisamente el intento de Luis XVI de huír de Francia para ponerse al frente de los ejércitos contrarevolucionarios de la Santa Alianza. (Alguien podría decir que parecía que el Rey había perdido la cabeza... y en efecto así fue.) La guerra civil que estalló en la Unión Soviética después de la Revolución de Octubre, con presencia de tropas francesas, inglesas y americanas, tuvo un efecto similar. El intento de desembarco de exiliados cubanos en Bahía Cochinos es otro ejemplo, como también lo es la financiación de la "contra" nicaragüense por parte de Estados Unidos.

La razón es muy simple: este tipo de agresiones ayudan a que el movimiento revolucionario adquiera también el carácter de movimiento de liberación nacional. Al mismo tiempo, militarizan el proceso político de modo que el liderazgo revolucionario se vuelve más intolerante del disenso, más dependiente del carisma, por lo mismo, menos institucionalizado. En ese contexto, los números de las encuestas son lo de menos. Puede que las facciones "girondinas" (moderadas, de clase media) tengan el apoyo de la mayoría, o por lo menos de una pluralidad. Pero si no son capaces de ofrecer garantías de orden y resistencia ante la agresión, terminan por caer. En cierto modo ese fue el golpe maestro de Lenin: entender que en una situación revolucionaria las mayorías son fluidas precisamente porque el juego está cambiando permanentemente. Si la mayoría de hoy se queda quieta y no responde a los retos del momento, se puede diluír muy rápido.

La revolución iraní da otro ejemplo que ilustra este mecanismo pero que es particularmente instructivo porque la agresión no vino de sectores restauracionistas. La revolución iraní comenzó como una revolución pluralista pero la guerra contra el Irak de Saddam Hussein creó las condiciones para que se fortaleciera la Guardia Revolucionaria y para que se cerrara el debate político.

En contraste, en las revoluciones de Europa Oriental de 1989 el liderazgo político del viejo orden se quedó sin aliado externo y no tenía forma de montar una ofensiva contrarevolucionaria. Por eso cuando se llegó a cierta normalidad del proceso político ya podía decirse que la revolución había terminado. Algo similar parece estar pasando en Nepal donde, aún con enormes dificultades, parece que ya se llegó a la aceptación del nuevo orden político, con presencia de los grupos maoístas. ¿Y mi ejemplo favorito, Venezuela? Parece ser un híbrido pero eso mismo lo convierte en una excelente ilustración. Antes del 2002 el gobierno de Chávez a duras penas si ulitzaba el lenguaje revolucionario. Con el intento de golpe se radicaliza y comienzan los ataques a las libertades de expresión (no tan graves como en otros casos, por cierto). Desde entonces se ha mantenido en una especie de "guerra fría" con la oposición. Será interesante ver ahora qué ocurre cuando, como resultado de las elecciones, tal parece que la oposición ve posible su llegada al poder dentro del orden político vigente lo cual reduce la presión que empujaba hacia una ofensiva contrarevolucionaria total.

Si tengo razón, aparentemente Egipto va a salir relativamente bien librado. Mubarak está perdiendo el patronazgo de Estados Unidos y no se ve qué sectores de su gobierno puedan (o quieran) lanzar la contrarevolución. Pareciera que los intereses económicos que se han beneficiado de Mubarak pueden seguir existiendo en un nuevo régimen así que no tendrán incentivos para buscar la restauración.

Claro, mucho de esto es endógeno. La Gironda francesa parecía tener todo el viento a su favor durante un tiempo pero las crisis económicas a que se vio sometida la debilitaron abriéndole paso a los jacobinos.

Por lo mismo, yo diría que los dos grandes riesgos de radicalización del proceso egipcio vendrían (si de algo sirve los precedentes históricos) de una crisis económica y/o una agresión externa en nombre del antiguo régimen. Paradógicamente, esa clase de agresiones externas son más comunes cuando más temor suscitan los sectores radicales. Es decir, a veces el temor de las élites a la radicalización es en sí mismo un factor de radicalización.

No comments:

Post a Comment