¿Qué harían las Naciones Unidas? Si alguien propone una zona de interdicción de vuelos, ¿votaría Estados Unidos a favor? ¿Habría alguna mínima posibilidad de que votara a favor? Y si vota en contra, ¿aguantaría Estados Unidos otro golpe a su prestigio en la región, si es que todavía le queda?
Actualización: Los lectores de este blog saben que yo nunca he presumido de ver el futuro. Ya tengo suficientes problemas con el pasado. Pero ahora me encuentro esto.
Sunday, March 20, 2011
Friday, March 18, 2011
Estoy Un Poco Menos Escéptico Respecto a Libia; Solo Un Poco.
La última vez manifesté mi escepticismo sobre las fórumulas intervencionistas que se están sugiriendo ahora para Libia y, como ya sabrán, ahora el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votó a favor de una zona de interdicción de vuelos. Me sigue pareciendo una situación en la que es difícil encontrar una buena solución, pero creo que ha habido cambios que permiten pensar en que de pronto lo peor se pueda evitar.
Primero, la resolución cuenta con el apoyo de la Liga Arabe. Segundo, todo apunta a que Estados Unidos va a evitar jugar un papel protagónico en todo esto. Tercero, parece que, aunque todo el mundo se fija más en los bombardeos que vengan, las Naciones Unidas, a instancias de Turquía, quieren mantener abiertos ciertos canales de resolución política. Eso me parece bien. Siempre he creído que en todo conflicto es importante que las partes sepan que también hay una posible solución pacífica sobre la mesa. (Si miran apartes viejos de este blog, verán que siempre he sostenido lo mismo respecto a las FARC....)
Esta combinación de factores da pie para algo de optimismo. Mi temor inicial era que una intervención muy apesurada y vigorosa por parte de Occidente terminara por exacerbar la guerra civil. Sigo temiendo eso. Otro Afghanistán u otro Irak. Pero los factores que he mencionado arriba hacen que de pronto esto funcione.
En cierto modo, a mí me gusta la idea de que el ordenamiento internacional contemple el principio de protección de civiles ante ataques de su propio gobierno, en vez de seguir subordinando tal protección a la "soberanía nacional." Para universalistas kantianos como yo, esto es música para nuestros oídos. Para apreciar el progreso tan notable que esto representa, pensemos en lo fácil que hubiera sido parar el genocidio de Rwanda. O pensemos en otro genocidio que sí se paró con una intervención extranjera: el de Cambodia. Las tropas vietnamitas invadieron Cambodia, derrocando al Khmer Rojo (aunque demasiado tarde para salvar a los casi dos millones de camboyanos que dicho régimen mató). Acto seguido, las Naciones Unidas procedieron a premiar Viet Nam, reconociéndole sus esfuerzos. Ah! No! Perdón! Fue al revés, Naciones Unidas no quiso reconocer al nuevo gobierno surgido de la invasión y, en parte a instancias de Estados Unidos, hizo lo posible por conservar el reconocimiento del Khmer Rojo como gobierno legítimo.
Hoy parecería impensable algo así. Al parecer, estamos avanzando hacia una situación en la que un gobierno puede llegar a perder el reconocimiento internacional en virtud de su comportamiento criminal ante su propia población.
Pero, claro está, si esto va en serio, va a ser necesario refinar muchísimo más este instrumento. Al fin y al cabo, recordemos cómo el entonces presidente Uribe (a propósito, ¿qué fue de él?) salió a apoyar la invasión a Irak aduciendo la masacre de Halabja donde Saddam Hussein, catorce años atrás utilizó armas químicas contra civiles, no sin antes obtener el permiso de un tal Donald Rumsfeld.
De modo que quedan muchas dudas. ¿Cuándo un atropello contra los civiles amerita intervención internacional? ¿Quién decide? ¿Cómo? ¿Qué recursos puede utilizar para evitarlo?
Estoy seguro de que, si esto sale bien, y yo todavía tengo dudas de que funcione, la derecha norteamericana va a decir que las dudas de Obama costaron vidas en Libia. (¿Por qué estoy seguro? Porque ya lo están diciendo.) Pero, por duro que sea, esas dudas eran inevitables, es más, eran necesarias. De otro modo la operación se hubiera deslegitimado muchísimo desde el comienzo.
Primero, la resolución cuenta con el apoyo de la Liga Arabe. Segundo, todo apunta a que Estados Unidos va a evitar jugar un papel protagónico en todo esto. Tercero, parece que, aunque todo el mundo se fija más en los bombardeos que vengan, las Naciones Unidas, a instancias de Turquía, quieren mantener abiertos ciertos canales de resolución política. Eso me parece bien. Siempre he creído que en todo conflicto es importante que las partes sepan que también hay una posible solución pacífica sobre la mesa. (Si miran apartes viejos de este blog, verán que siempre he sostenido lo mismo respecto a las FARC....)
Esta combinación de factores da pie para algo de optimismo. Mi temor inicial era que una intervención muy apesurada y vigorosa por parte de Occidente terminara por exacerbar la guerra civil. Sigo temiendo eso. Otro Afghanistán u otro Irak. Pero los factores que he mencionado arriba hacen que de pronto esto funcione.
En cierto modo, a mí me gusta la idea de que el ordenamiento internacional contemple el principio de protección de civiles ante ataques de su propio gobierno, en vez de seguir subordinando tal protección a la "soberanía nacional." Para universalistas kantianos como yo, esto es música para nuestros oídos. Para apreciar el progreso tan notable que esto representa, pensemos en lo fácil que hubiera sido parar el genocidio de Rwanda. O pensemos en otro genocidio que sí se paró con una intervención extranjera: el de Cambodia. Las tropas vietnamitas invadieron Cambodia, derrocando al Khmer Rojo (aunque demasiado tarde para salvar a los casi dos millones de camboyanos que dicho régimen mató). Acto seguido, las Naciones Unidas procedieron a premiar Viet Nam, reconociéndole sus esfuerzos. Ah! No! Perdón! Fue al revés, Naciones Unidas no quiso reconocer al nuevo gobierno surgido de la invasión y, en parte a instancias de Estados Unidos, hizo lo posible por conservar el reconocimiento del Khmer Rojo como gobierno legítimo.
Hoy parecería impensable algo así. Al parecer, estamos avanzando hacia una situación en la que un gobierno puede llegar a perder el reconocimiento internacional en virtud de su comportamiento criminal ante su propia población.
Pero, claro está, si esto va en serio, va a ser necesario refinar muchísimo más este instrumento. Al fin y al cabo, recordemos cómo el entonces presidente Uribe (a propósito, ¿qué fue de él?) salió a apoyar la invasión a Irak aduciendo la masacre de Halabja donde Saddam Hussein, catorce años atrás utilizó armas químicas contra civiles, no sin antes obtener el permiso de un tal Donald Rumsfeld.
De modo que quedan muchas dudas. ¿Cuándo un atropello contra los civiles amerita intervención internacional? ¿Quién decide? ¿Cómo? ¿Qué recursos puede utilizar para evitarlo?
Estoy seguro de que, si esto sale bien, y yo todavía tengo dudas de que funcione, la derecha norteamericana va a decir que las dudas de Obama costaron vidas en Libia. (¿Por qué estoy seguro? Porque ya lo están diciendo.) Pero, por duro que sea, esas dudas eran inevitables, es más, eran necesarias. De otro modo la operación se hubiera deslegitimado muchísimo desde el comienzo.
Tuesday, March 15, 2011
A Propósito de Libia
Como la inmensa mayoría de la gente, y la inmensa mayoría de los comentaristas, soy de una ignorancia supina en cuanto a Libia se refiere. Durante muchos años ha sido muy difícil tener información medianamente confiable sobre Libia. Pero aquí van unos cuantos "globitos".
1. Libia es un caso extraño de un país que ha tenido lo que parece ser un liderazgo desastroso durante 40 años y sin embargo, por lo poco que estamos aprendiendo, hasta antes del estallido parecía ser una sociedad relativamente funcional. Ghaddafi ha sido un líder brutal, errático, megalómano, en fin, de lo peor, y sin embargo Libia había sido capaz de atraer un contingente grande de inmigrantes de, por ejemplo, Bangladesh. En lo que hace a "votar con los pies" a Libia no le había ido mal. Por aquellas coincidencias de la vida, ayer vi por televisión un programa de "Madrileños por el Mundo" donde entrevistaban (al parecer antes del estallido) a muchos madrileños que llevaban años viviendo allí. No parecían desesperados por salir. Trípoli se veía como una ciudad relativamente próspera. (Hace mucho años leí un relato que pintaba un cuadro muchísimo más deprimente sobre Libia. Pero era escrito por Judith Miller de modo que si era tan veraz como sus informes sobre las armas de destrucción masiva de Irak, entonces mejor....)
Nada de esto niega los crímenes de Ghaddafi ni sus muchísimos errores de política. Es muy probable que con una dirigencia mejor Libia hoy en día sería un país muchísimo más estable y rico. Es más una demostración de lo mucho que se logra con rentas petroleras.
2. Hace unos días los opinadores "serios" se solazaban señalando cómo, otra vez, como siempre, el "loco" de Chávez había salido con una de sus propuestas descabelladas dizque hablando de la necesidad de una negociación y una salida pactada a la crisis política de Libia. Resulta que ahora, cuando Ghaddafi está retomando el control del país, lo que prepara el terreno para unas represalias brutales contra la oposición, no puede uno evitar preguntarse si para efectos de democratizar Libia no hubiera sido mejor adoptar el curso de acción sugerido por Chávez.
En cambio la situación que se viene parece que no deja ninguna buena opción. Cada vez parece más probable que Ghaddafi pueda derrotar la revuelta. Entonces, las potencias Occidentales, muchas de ellas a tiro de piedra de Libia, van a enfrentar el dilema de qué hacer ante la violencia que se viene. O presenciar impotentes la muerte de más civiles y la escalada represiva, todo esto ante los llamados de sus sectores intervencionistas (que incluyen la misma alianza de neo-conservadores y "halcones liberales" de la guerra de Irak), o meterse cada vez más activamente en Libia creando una crisis internacional gravísima.
Es fácil decir que todo esto es sabiduría retrospectiva. Pero hay dos cosas que me ponen a pensar.
Primero, si supuestamente el gobierno de Ghaddafi ya era aceptado como legítimo por parte de las potencias Occidentales, entonces la prouesta de Chávez no era descabellada en ese momento, desde el punto de vista de un gobierno. Yo como ciudadano privado puedo desear que Ghaddafi caiga (como es mi caso). Pero, por lo menos en teoría, sería normal que ante un estallido como el de Libia los demás gobiernos pidieran serenidad de ambas partes, que es en últimas lo que estaba proponiendo Chávez.
Por ejemplo, la Administración Obama quiso utilizar acá el mismo libreto que utilizó en Egipto: llamar al gobierno a la calma y expresar sus deseos por una "adecuada resolución." Y eso es comprensible porque hasta ahora su estrategia para Egipto ha funcionado muy bien. Es más, diría incluso que la estrategia para Libia también ha sido buena hasta ahora. Pero, por eso mismo, el llamado de Chávez era simplemente una extensión de dicha estrategia para el caso en el que tanto el gobierno como la oposición están utilizando las armas.
La otra cosa que me pone a pensar es que ya llevamos diez años en que la "opinión respetable" ha estado en contra de transar con regímenes anti-liberales y al cabo de un tiempo estamos terminamos preguntándonos si no hubiera sido mejor lo contrario. Tras el 11 de Septiembre, solo unos cuantos "locos" salieron a sugerir que tal vez se debía negociar con el régimen Talibán. (Yo me acuerdo mi sorpresa cuando una colega mía de aquel entonces sugirió esto; me pareció una locura.) Ahora ya nadie sabe qué va a pasar en Afghanistán, nadie cree que las cosas vayan a salir bien, y empezamos a preguntarnos si no hubiera sido mejor dialogar. Después vino Irak (aunque esta vez, por lo menos yo ya no le creí a la "opinión respetable"). Se nos dijo que la única forma de lidiar con el criminal de Saddam Hussein (noten que no puse comillas; el sujeto aquél sí era criminal) era con una invasión que iba a resultar facilísima. Un millón de muertos después, nos estamos preguntando si no había otras opciones. Entonces ahora que nos van a decir, ¿que "a la tercera va la vencida"? Generalmente no se suelen diseñar políticas con base en agüeros, o por lo menos no es una buena idea.
1. Libia es un caso extraño de un país que ha tenido lo que parece ser un liderazgo desastroso durante 40 años y sin embargo, por lo poco que estamos aprendiendo, hasta antes del estallido parecía ser una sociedad relativamente funcional. Ghaddafi ha sido un líder brutal, errático, megalómano, en fin, de lo peor, y sin embargo Libia había sido capaz de atraer un contingente grande de inmigrantes de, por ejemplo, Bangladesh. En lo que hace a "votar con los pies" a Libia no le había ido mal. Por aquellas coincidencias de la vida, ayer vi por televisión un programa de "Madrileños por el Mundo" donde entrevistaban (al parecer antes del estallido) a muchos madrileños que llevaban años viviendo allí. No parecían desesperados por salir. Trípoli se veía como una ciudad relativamente próspera. (Hace mucho años leí un relato que pintaba un cuadro muchísimo más deprimente sobre Libia. Pero era escrito por Judith Miller de modo que si era tan veraz como sus informes sobre las armas de destrucción masiva de Irak, entonces mejor....)
Nada de esto niega los crímenes de Ghaddafi ni sus muchísimos errores de política. Es muy probable que con una dirigencia mejor Libia hoy en día sería un país muchísimo más estable y rico. Es más una demostración de lo mucho que se logra con rentas petroleras.
2. Hace unos días los opinadores "serios" se solazaban señalando cómo, otra vez, como siempre, el "loco" de Chávez había salido con una de sus propuestas descabelladas dizque hablando de la necesidad de una negociación y una salida pactada a la crisis política de Libia. Resulta que ahora, cuando Ghaddafi está retomando el control del país, lo que prepara el terreno para unas represalias brutales contra la oposición, no puede uno evitar preguntarse si para efectos de democratizar Libia no hubiera sido mejor adoptar el curso de acción sugerido por Chávez.
En cambio la situación que se viene parece que no deja ninguna buena opción. Cada vez parece más probable que Ghaddafi pueda derrotar la revuelta. Entonces, las potencias Occidentales, muchas de ellas a tiro de piedra de Libia, van a enfrentar el dilema de qué hacer ante la violencia que se viene. O presenciar impotentes la muerte de más civiles y la escalada represiva, todo esto ante los llamados de sus sectores intervencionistas (que incluyen la misma alianza de neo-conservadores y "halcones liberales" de la guerra de Irak), o meterse cada vez más activamente en Libia creando una crisis internacional gravísima.
Es fácil decir que todo esto es sabiduría retrospectiva. Pero hay dos cosas que me ponen a pensar.
Primero, si supuestamente el gobierno de Ghaddafi ya era aceptado como legítimo por parte de las potencias Occidentales, entonces la prouesta de Chávez no era descabellada en ese momento, desde el punto de vista de un gobierno. Yo como ciudadano privado puedo desear que Ghaddafi caiga (como es mi caso). Pero, por lo menos en teoría, sería normal que ante un estallido como el de Libia los demás gobiernos pidieran serenidad de ambas partes, que es en últimas lo que estaba proponiendo Chávez.
Por ejemplo, la Administración Obama quiso utilizar acá el mismo libreto que utilizó en Egipto: llamar al gobierno a la calma y expresar sus deseos por una "adecuada resolución." Y eso es comprensible porque hasta ahora su estrategia para Egipto ha funcionado muy bien. Es más, diría incluso que la estrategia para Libia también ha sido buena hasta ahora. Pero, por eso mismo, el llamado de Chávez era simplemente una extensión de dicha estrategia para el caso en el que tanto el gobierno como la oposición están utilizando las armas.
La otra cosa que me pone a pensar es que ya llevamos diez años en que la "opinión respetable" ha estado en contra de transar con regímenes anti-liberales y al cabo de un tiempo estamos terminamos preguntándonos si no hubiera sido mejor lo contrario. Tras el 11 de Septiembre, solo unos cuantos "locos" salieron a sugerir que tal vez se debía negociar con el régimen Talibán. (Yo me acuerdo mi sorpresa cuando una colega mía de aquel entonces sugirió esto; me pareció una locura.) Ahora ya nadie sabe qué va a pasar en Afghanistán, nadie cree que las cosas vayan a salir bien, y empezamos a preguntarnos si no hubiera sido mejor dialogar. Después vino Irak (aunque esta vez, por lo menos yo ya no le creí a la "opinión respetable"). Se nos dijo que la única forma de lidiar con el criminal de Saddam Hussein (noten que no puse comillas; el sujeto aquél sí era criminal) era con una invasión que iba a resultar facilísima. Un millón de muertos después, nos estamos preguntando si no había otras opciones. Entonces ahora que nos van a decir, ¿que "a la tercera va la vencida"? Generalmente no se suelen diseñar políticas con base en agüeros, o por lo menos no es una buena idea.
Thursday, March 10, 2011
Consejo Para Una Vida Larga y Feliz
Si aún están a tiempo, nunca se metan a hacer modelos matemáticos con funciones discontinuas.
Si sobrevivo, escribiré más en unos pocos días.
Si sobrevivo, escribiré más en unos pocos días.
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