Listo. Ya me cansé. ¿Han visto cómo siempre, aún en medio de la crisis económica más profunda de la postguerra, los pontífices del statu quo dicen que el problema es que la oposición no tiene propuestas concretas? Sí. Es cierto. Tienen razón. Pero ya me cansé de esa cantilena.
Una de las cosas que más llama la atención de esta crisis es que, hasta el momento ("por ahora" como decía el Teniente Coronel Chávez), la reacción de la opinión pública ha sido bastante timorata cuando no abiertamente retrógrada. En Estados Unidos el Tea Party, a pesar de su retórica anti-Wall Street, termina por defender los privilegios de los más ricos. Los españoles están a punto de darle enormes mayorías al Partido Popular, precisamente el arquitecto del modelo especulativo que estalló en la crisis y el que más dispuesto está a defender los intereses del gran capital. En Italia... en fin, Italia es caso perdido. Por donde se mire, los sectores políticos que más se han beneficiado de la actual crisis son los que más contribuyeron a gestarla.
Claro, el asunto es mucho más complejo. Ya en algún momento diré algo sobre los resortes que mueven a la opinión pública en tiempos de crisis. Pero de momento, es claro que uno de los factores que contribuye a esta pasividad es la sensación generalizada de que no hay alternativa.
El libreto es más o menos el mismo: los mercados financieros "están nerviosos," si los gobiernos no los apaciguan sacrificando a millones de personas que no especularon con las burbujas inmobiliarias, que nunca pidieron ser parte de ese casino, entonces vendrá una hecatombe, además, los mercados financieros, además de temperamentales, son muy complejos. Solo los expertos pueden saber cómo tratar con ellos y si los expertos dicen que hay que seguir con los recortes de gasto y los apretones generalizados, pues así ha de ser. Puede que algunos de estos expertos sean ex-empleados o futuros empleados de los grandes bancos. Pero es pura coincidencia. Es que las finanzas son un asunto muy complejo.... Las grandes democracias del mundo están actuando como las tribus primitivas que hacían sacrificios para apaciguar dioses con los que solo una pequeñísima casta sacerdotal se podía comunicar.
Claro, se me dirá que hay una gran diferencia entre ambos casos. Las tribus primitivas estaban equivocadas respecto a las causas de las plagas, o las inundaciones, o el desastre de turno. En cambio ahora los "dioses del mercado financiero" funcionan de acuerdo a reglas científicamente establecidas. A eso me referiré en otra entrada de este blog. Por ahora lo que me interesa es el papel de la tecnocracia como aparato legitimador.
Esto es un tema sensible para mí porque yo soy científico social, posible tecnócrata, de modo que soy susceptible a las seducciones de este sistema. Pero mirándolo desapasionadamente (como buen científico...) creo que es hora de rechazarlo.
Es cierto que proponer una alternativa al actual funcionamiento del sistema financiero (o del sistema capitalista en general) es una tarea titánica. Requeriría un esfuerzo intelectual enorme de millares, o centenares de millares de científicos sociales. Pero basta con pensar en lo que esto implicaría para darse cuenta de lo ridículo que es pedir semejante tiquete de entrada para una propuesta política alternativa.
Visto de otra manera: hoy en día está claro que el desastre económico actual se gestó en la fiebre desreguladora que se inició en los años 80 y que se ha ido acrecentando con el tiempo. Una estructura financiera que mal que bien había propiciado cierta estabilidad durante los años de la postguerra fue desmantelada por, otra vez, tecnócratas que nos prometían ríos de leche y miel. Pero, y aquí está lo curioso, ellos tampoco tenían una propuesta sistemáticamente estudiada. Las batallas políticas que ganaron los fundamentalistas de mercado fueron eso: batallas políticas. Los bancos pidieron flexibilidad para mezclar banca de inversión y banca comercial porque les beneficiaba, y la obtuvieron. Los bancos pidieron mayores cotas de apalancamiento porque eso les permitía apostar más con dinero ajeno, y las obtuvieron. Los bancos pidieron desregulación de las "derivadas" porque eran un excelente negocio, y la obtuvieron. Nada de esto fue producto de una "propuesta alternativa" cuyas consecuencias estaban ya meticulosamente calculadas. Al contrario, muchos sospechaban desde un comienzo que todas estas desregulaciones iban a aumentar la inestabilidad del sistema y fueron ignorados.
Entonces, ¿por qué ahora sí se le pide a los críticos que tengan una "propuesta alternativa"? El cambio social no sale de estudios técnicos. El capitalismo no surgió de un estudio técnico. Simplemente los grandes capitales fueron conquistando mercados y acumulando poder político. Su legitimación ideológica vino después.
Cuando la gente ahora dice que la crisis la paguen los banqueros, se trata sin duda de una formulación cruda, sin ningún aval técnico y probablemente con poca viabilidad política o económica. Pero si a partir de esas consignas tan crudas se constituyera un movimiento político significativo, sería absurdo pedirle que diseñe una nueva arquitectura financiera. Eso es tarea de otros. Los movimientos políticos ponen sobre la mesa sus principios políticos y si ganan, los ejecutan y se acabó. Los detalles tecnocráticos se deciden después.
Los que me conocen ya tal vez sospechen con qué voy a salir ahora. Una de las ventajas que le veo precisamente a las nociones de renta básica es que, aunque tengan justificaciones tecnocráticas, son también expresión de un principio político claro: todos los ciudadanos son co-dueños de la riqueza de un país y por lo tanto tiene derecho a participar de ella, punto. Ya los detalles de cómo se implemente, de quiénes tengan que pagar más impuestos, y cosas así se pueden ir decidiendo.
Imaginemos por un momento que ya los países afectados por la crisis financiera hubieran implantado una especie de socialismo de renta básica. Entonces, a la hora de pensar en cualquier forma de reestructurar las deudas (que es en últimas el principal componente de la crisis), los ciudadanos tendrían el mismo status que cualquier otro tenedor de bonos. La negociación sería de igual a igual en vez del espectáculo al que estamos asistiendo ahora en el cual hay que recortar el "gasto social" porque tienen prelación los tenedores de bonos.
¿Qué consecuencias tendría esto para el mercado financiero? No importa y esa es la lección central. ¿Por qué para poder defender el principio de que los ciudadanos de a pie cuentan tanto como los banqueros tendría uno que ponerse a estudiar todos los posibles escenarios de futuros flujos de capital? ¿Es que cuando se estaba creando el actual sistema financiero alguien se puso a hacer estudios sobre los futuros gastos sociales que serían necesarios para asegurarle a cada ciudadano un nivel de vida básico?
Entonces dejémonos de tonterías. La tecnocracia tiene su lugar en la sociedad, eso no lo discuto. Pero que no volvamos a un puñado de expertos en los árbitros de todo posible cambio social. Menos aún cuando muchos de ellos son beneficiarios del orden existente.
Thursday, May 19, 2011
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