Antes de entrar en materia, dejemos claro que según los zoólogos el mito de que las avestruces meten la cabeza en la arena es simplemente eso, un mito. Ahora, si Uds. me preguntan dónde trabajaban los zoólogos que descubrieron esto, no tengo ni idea. Pero me atrevo a decir que no fue en ninguna universidad latinoamericana y que, a juzgar por este artículo, las probabilidades de que el próximo descubrimiento zoológico de este estilo se haga en América Latina seguirán siendo bajas porque nuestras universidades están empeñadas en... meter su cabeza en la arena para evitar dificultades.
Yo conozco apenas una porción ínfima de universidades latinoamericanas, o productos de ellas, y la impresión que me ha quedado es más o menos esta: como se trata de la región más desigual del mundo, es de esperarse que sus universidades sean muy desiguales. Pero eso sí, las que funcionan bien tienen muy buenos programas de pregrado que producen excelentes estudiantes y las más ambiciosas de ellas pueden llegar a incursionar con cierta solvencia en postgrados. Resumiendo, bastante buenas en enseñanza, muy quedadas en investigación.
Esto es normal, es de esperarse. Es más, sospecho que, dadas las limitaciones estructurales, el personal de las buenas universidades latinoamericanas debería estar orgulloso de lo que ha logrado.
Lo que no entiendo es que cuando sale un ranking mundial de universidades donde a América Latina le va bastante mal, reflejando la realidad que acabo de esbozar a grandes rasgos, entonces la reacción es, como dicen en inglés, "disparar al mensajero" protestando contra el ranking. Lo siento pero me parece inmaduro.
Todo ranking tiene problemas especialmente cuando se trata de algo tan multidimensional y complejo como la educación. Está bien que se señalen esas fallas. Pero de ahí a ignorarlos o, como dice el artículo, crear un ranking regional para pasarse por alto los que hay, me parece lamentable.
Hace unos años, si no me falla la memoria, la Universidad de Shanghai se puso a la tarea de hacer un ranking de universidades, con criterios muy exhaustivos. Lo interesante es que lo hicieron prácticamente a sabiendas de que les iba a ir mal. Sabían que, en general, las universidades chinas iban a quedar muy por debajo de las de Estados Unidos, Europa o incluso sus vecinos Japón y Corea del Sur. !Pero es que de eso se trataba! El objetivo era poder tener criterios para medir el progreso, en lugar de estar dándose palmaditas en la espalda. En lugar de hacer un ranking chino (con lo que cubrirían una población casi tres veces la de América Latina), optaron por mirar hacia afuera precisamente para poder aprender de los demás. ¿No es llamativo el contraste entre esa actitud y la que ahora está asumiendo América Latina?
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Hola Profesor: Sólo hasta hoy me doy cuenta de blog y con gusto he leído varias de sus columnas. Con respecto a esta particularmente, quisiera agregar que soy de los que cree que muchos rankings favorecen las universidades americanas sin que por ellos dejen de ser las mejores del mundo. No creo conveniente que uno de los indicadores de medición sea el número de publicaciones en inglés de los profesores adscritos a una universidad. Verá usted, la Universidad de Augsburgo en Alemania prepara los mejores ingenieros automotrices, mecánicos, eléctricos e informáticos de Alemania y probablemente del mundo, superando en ciertas profesiones a universidades de prestigio en el ramo como MIT y jamás aparece tan bien escalafonada como sus pares americanas. ¿La razón? Sus publicaciones e instrucción se dictan en alemán, puede ser una. Es cierto que América Latina puede estar retrasada en los rankings internacionales pero creo que existen ejercicios llevados a cabo con dignidad, posgrados bien estructurados e incluso con networkings con las principales universidades del mundo y de alguna manera puede estar pasando lo q sucede en Augsburgo.
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