Friday, June 24, 2011

Sus Nietos les Preguntarán sobre Agosto del 2011.

Si Uds. no saben la fecha exacta de la caída de Roma (455), o la de Constantinopla (1453), o la Batalla de Waterloo (1815), o no tienen muy claros los detalles de la Crisis de Suez (1956), o estaban muy jóvenes cuando se disolvió la Unión Soviética (1991), no se preocupen: tienen la oportunidad de presenciar el próximo mes de Agosto para cuando el profesor de historia de sus nietos (seguramente por video chat desde Bangalore) les asigne a ellos una tarea sobre la decadencia del Imperio Americano.

Debido a tecnicismos jurídicos extraños, el gobierno de Estados Unidos tiene hasta Agosto para negociar con el Congreso un aumento de su límite de endeudamiento. Si no se llega a ningún acuerdo, Estados Unidos va a tener que declarar impago de algunas de sus obligaciones.

La idea de que la más grande superpotencia de la historia se quede sin cómo pagarle a sus acreedores es tan ridícula que hasta ahora esas negociaciones nunca habían tenido problema. Rutinariamente, con algo de teatro, el Congreso terminaba por elevar el nivel de endeudamiento del gobierno.

Pero eso era cuando el sistema político de Estados Unidos estaba dominado por partidos que entendían las obligaciones de manejar una superpotencia mundial. Ahora es distinto. Ahora uno de los partidos, el Partido Republicano, es una mezcla de plutócratas y fundamentalistas, los primeros demasiado obsesionados con enriquecer a sus amos y los segundos demasiado ignorantes para saber qué es lo que pasa, de manera que las negociaciones se están complicando. El Partido Republicano insiste en que es necesario reducir más los impuestos de los millonarios para elevar el nivel de endeudamiento.

Exagero un poco. Aún es probable que se llegue a un acuerdo. Además, si no se llega a un acuerdo, esto no va a significar el colapso de Estados Unidos. Pero sí nos va a ofrecer un espectáculo histórico: la deuda más segura del mundo, el estándar contra el cual se miden todas las demás deudas que existen, el pilar de la confianza de los mercados mundiales, la piedra angular de la prosperidad de la mayor economía del mundo, se va a ver súbitamente golpeada, resquebrajada. Y no por algún desastre natural, ni ninguna guerra mundial sino simplemente por las disfunciones del sistema político norteamericano.

No sé a Uds. pero a mí eso me suena como el principio del fin de una era.

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