Monday, December 21, 2009

Vargas Lleras: A palabras necias...

Y dale con el temita. Ahora es Vargas Lleras, fundador del uribismo vergonzante, el que sale a decir que el Polo Democrático se ha identificado con las FARC. En principio el asunto no tendría mayor importancia, y de pronto no la tiene. Al fin y al cabo, es la esencia del uribismo, su justificación existencial. Si el uribismo no se presenta como el único baluarte anti-FARC, pierde sentido. 

Pero en este caso me molesta particularmente por la pregunta que en el artículo le hacen a Vargas Lleras acerca de la posibilidad de que el Polo Democrático acoja la política de "seguridad democrática." No por la respuesta de Vargas Lleras que es correcta: si el Polo lo hace, no tiene credibilidad. Me preocupa es porque de pronto esa pregunta responde a algún intento dentro del Polo de cometer precisamente ese disparate. Al fin y al cabo el mismísimo candidato Petro se ha pronunciado en ese sentido.

A mi juicio, el Polo debería dejar en claro tres puntos básicos en este debate:

1. Nadie que venga del uribismo tiene autoridad moral para criticar nexos políticos con grupos armados. Ninguna fuerza política ha hecho tanto como el uribismo para legitimar milicias irregulares. No existen ni 5 senadores de las FARC, mientras que hay más de 30 de los paramilitares, casi todos en partidos uribistas. Si a Vargas Lleras le preocupa la "combinación de formas de lucha" hay que recordarle que tiene un retraso de ocho años en ese tema. Si le preocupa que un grupo político tenga afinidades con las FARC, pero le parece bien que las tenga con los paras, entonces que lo diga de frente.

2. El Polo no tiene nexos con las FARC. Probablemente habrá miembros individuales que los tienen, pero el Polo, como partido, no tiene nexos con las FARC. Si alguien confunde una agenda de reformas sociales y económicas con un apoyo a la lucha armada, esa persona no tiene nada que hacer en una consulta interpartidista. 

3. El Polo no debe tratar de "uribizarse" con gestos como el de apoyar la "seguridad democrática." Obvio, nadie está en contra ni de la seguridad ni de la democracia. Pero la política de "seguridad democrática" tal como la ha concebido y ejecutado el gobierno Uribe no tiene por qué estar en la plataforma del Polo. El Polo debe producir su propia política de seguridad y mostrar en qué se diferencia de la actual. Lo demás es tratar de contemporizar con el uribismo sin obtener ningún beneficio a cambio. En eso tiene razón Vargas Lleras: si el Polo trata de moverse en esa dirección, se queda sin credibilidad.

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