Monday, April 11, 2011

Estado, Democracia y Derechos de Propiedad (Variaciones Sobre un Tema)

Como ya dije hace algún tiempo, me hace sentir muy incómodo la nueva ortodoxia que se está generando entre politólogos según la cual los derechos de propiedad están más seguros en una democracia que en una dictadura. De hecho, mientras más lo pienso, más me convenzo de que tengo que escribir algo serio al respecto. Mientras llega el momento de escribir ese artículo serio, aquí van algunas de las razones de mi discrepancia.

Un argumento que se suele dar en defensa de esta tesis (por ejemplo en el trabajo de Witold Henisz) es que, supuestamente, las dictaduras tienen menos "puntos de veto" que las democracias. Pamplinas. Muchas dictaduras tienen muchísimos puntos de veto. Tal vez no son vetos formales como los que existen en una democracia. Pero ahí están.

Para creer ese cuento uno tendría que creer que las dictaduras son actores unitarios. Casi nunca lo son. Comencemos por el caso obvio: muchas dictaduras son ejercidas por juntas militares o por partidos únicos. Dentro de una junta militar suele suceder que una cosa opina la Marina, otra el Ejército, otra la Fuerza Aérea. Casi siempre tienen extracciones sociales distintas, procesos de socialización distintos, nexos diferentes con las élites económicas y sociales, ideologías distintas, en fin... No son para nada actores unitarios. De hecho suele haber muchas contradicciones en una junta militar, al punto de que hay golpes de estado dentro de golpes de estado. Lo mismo ocurre con regímenes de partido único.

Ni siquiera las dictaduras más unipersonales del mundo están exentas de este tipo de cosas. El régimen de Kim Jong Il tiene que cuidar los intereses de los directivos de las grandes empresas del Estado a la hora de tomar decisiones sobre apertura de la economía. Son muy raros los casos de países gobernados por un individuo como si fuera una finca. Trujillo en República Dominicana, si acaso. Pero era una excepción con toda clase de anomalías, además era un país muy pequeño.

Seguiré escribiendo sobre esto. Pero por ahora dejo consignada mi protesta: no me creo en lo más mínimo el cuento de que las dictaduras no tienen puntos de veto.

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