Los buenos partidos políticos tratan de elevar la conciencia política de sus simpatizantes, dándoles herramientas para interpretar su realidad. Los partidos mediocres se contentan con seguir a sus votantes, apelando a un mínimo común denominador de la argumentación pública. Pero hay unos pocos partidos que son aún peores: se empeñan en degradar el nivel de la discusión, dándole voz a los sectores más ignorantes.
Pués bien, en la mayor potencia mundial existe un partido así que, además, tiene una votación cercana al 50% (y a veces más). El Partido Republicano de los Estados Unidos. Cuando se escriba la historia de comienzos del siglo XXI muchos historiadores se preguntarán como fue posible que un partido histórico abdicara toda responsabilidad de formador de opinión y se dejara captar por lo peor de la demagogia. Esos historiadores probablemente se fijen en cómo, justo en medio de la recesión económica más prolongada y profunda de los últimos setenta años, el Partido Republicano se puso a atizar el fuego del extremismo en torno a una (edificación que entre otras cosas incluye) una mezquita ubicada (a ciertas cuadras de distancia, relativamente) cerca de donde estaban las Torres Gemelas. Podría gastarme páginas enteras documentando el barbarismo de este "debate." Pero me contento con referirlos a la columna de Frank Rich.
Sunday, August 22, 2010
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