Monday, August 9, 2010

¡Y Se Fué Uribe! (2)

En la primera parte de esta serie me dediqué a especular a la ligera sobre las manifestaciones del culto a la personalidad, a mi juicio uno de los aspectos más inusuales de la Administración que terminó. Pero queda la pregunta más relevante: ¿por qué se creó dicho culto?

Mi teoría es que el uribismo, al igual que otros movimientos políticos que han acudido a la glorificación del líder, es una coalición heterogénea en la que todos sus miembros sienten que en ausencia de su cabeza lo que vendría sería una guerra interna que los desalojaría del poder. Al enfatizar las virtudes del líder la coalición se ahorra los conflictos internos.

El uribismo resultó de una serie de anomalías que cambiaron el equilibrio de poder entre distintas facciones y, propongo como conjetura, dichas anomalías están ya desapareciendo por lo que estamos entrando en una fase más "normal." La primera anomalía fue que, durante la segunda mitad de los 90s, las FARC trataron de tomarse la iniciativa militar del conflicto. Esto nunca me lo he podido explicar. Probablemente las FARC subestimaron la estabilidad del régimen político y sobreestimaron el papel de las divisiones entre la clase dirigente durante la Administración Samper. El hecho es que se llegó a una situación muy extraña en la que una guerrilla que no está ni cerca de tomarse el poder trata de pasar a la iniciativa. Lo normal es que una guerrilla lance una ofensiva de ese estilo cuando ya cree que puede desencadenar un alzamiento político que potencie sus victorias militares. Nada de eso estaba ocurriendo, ni ocurrió, en Colombia. Por lo tanto, era de esperarse que en algún momento el Estado fuera capaz de recuperar la iniciativa. Eso fue lo que ocurrió durante la Administración Uribe aunque ya se venía preparando desde la Administración Pastrana.

La segunda anomalía fue que, por primera vez en la historia económica del siglo, la economía colombiana dejó de crecer durante un quinquenio. El periodo 1998-2003 es tal vez uno de los peores que haya conocido la economía colombiana, con un crecimiento promedio de casi cero (a lo cual hay que restarle el crecimiento de la población para sacar el per capita).

¿Cuál fue el efecto político de estas dos anomalías? La primera le dio particlar relevancia política a los sectores "punta de lanza" de la contrainsurgencia: la coalición entre terratenientes, narcos y paramilitares. La segunda puso de relieve que, en el nuevo contexto de apertura económica, las fluctuaciones de la economía colombiana son mucho más pronunciadas que lo que eran antes y que, por lo tanto, la economía depende mucho más que antes del influjo de capitales internacionales y/o de recuperar el desempeño del sector transable de la economía que se afectó bastante con la apertura.

A la luz de estas anomalías se puede entender la coalición del uribismo: terratenientes locales, empresas multinacionales, empresarios que tuvieran activos listos para la venta en el exterior (bancos, cervecerías, telecomunicaciones), "neo-empresarios" que pudieran entrar a exportar (palmeros), militares y el gobierno norteamericano. Los miembros de esa coalición no son nuevos. Al contrario, puede decirse que son "los de siempre." Pero hacia finales de los 90 cambió su correlación de fuerzas. Los terratenientes locales, tanto ganaderos como palmeros, habían ocupado un papel subordinado. Con el deterioro del orden público en el campo queda claro que no se les puede seguir tratando como socios minoritarios de la coalición de poder. Además, quedó claro durante el proceso de paz del Caguán que ellos tenían capacidad de sabotaje. (Esto no se habla en voz alta pero hay que decirlo. He oído de buena fuente que muchos enemigos de los diálogos le estuvieron pidiendo a Carlos Castaño que bombardeara al Caguán.)

Durante los 90s el gran capital colombiano se había vuelto pacifista. Los "cacaos" apoyaron los diálogos con la guerrilla tanto en tiempos de Samper como los de Pastrana. (Antes de que me salten, durante la Administración Samper hubo intentos de aproximación.) Al fin y al cabo, la guerra en Colombia es ante todo un problema agrario, y los "cacaos" no tienen tierras.  Con las nuevas realidades políticas, al adquirir más influencia las élites agrarias locales, el centro de gravedad de la coalición se desplazó hacia el guerrerismo.

Pero este cambio del centro de gravedad no cambia el hecho de que hay intereses divergentes dentro de esa coalición. La guerra es costosa y sus beneficios son distintos para cada sector. Para los acaparadores de tierras la guerra es un asunto vital, para los "cacaos" no ya que es muy probable que una solución política al conflicto les permitiría mantener intactos sus intereses. De ahí que para la coalición era importantísimo mantener la imagen de armonía en torno a la figura de Uribe.

El guerrerismo de Uribe supuestamente permitía conciliar todos los intereses: mejora de la situación de orden público en el campo, consolidación del despojo de tierras (Ley de Justicia y Paz), "confianza inversionista" y hasta un poco de gasto social. Obviamente, si se abrieran a debate los costos y beneficios de la guerra quedarían en evidencia los conflictos entre los miembros de la coalición.

Por eso respecto a esa clase de temas, la consigna era, como decía Cervantes, "mejor es no meneallo." Por eso, se insistió tanto en la necesidad de un tercer período para no tener que afrontar estos problemas. Pero se atravesó la Corte Constitucional y tocó entrar a una transición que no estaba en el libreto.

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