Monday, August 9, 2010

... Y Llegó Santos.

Lo digo con franqueza: los eventos de las últimas semanas me han cogido por sorpresa. El arranque de la Administración Santos ha resultado una caja de sorpresas. Obviamente, como yo esperaba un comienzo desastroso, las sorpresas han sido buenas. Pero aunque optimista en algunos puntos, sé que hay que mantener cautela con Santos.

Comienzo por una sorpresa negativa aunque trivial: yo no había visto a Santos dando un discurso y, la verdad, no me pareció un buen orador. Claro, parte es que la oratoria entre nuestros políticos ha ido desapareciendo (debe ser en parte porque ahora son más economistas que abogados). Aunque no esperaba grandes logros de la retórica en su discurso de posesión, me pareció flojo. Además, no me deslumbró por su inteligencia. Yo estoy seguro de que Santos es uno de los políticos más preparados del país. (Es más, en Colombia casi siempre los presidentes son bastante preparados, que uno esté en desacuerdo es otra cosa.) Pero no me pareció el discurso de alguien particularmente profundo.

Eso no tiene importancia. Para ser buen presidente no se necesita ser un gran intelectual. Incluso puede ser al revés; un buen intelectual puede ser un pésimo presidente. Muy seguramente los aciertos y errores que tenga Santos en su administración no van a ser resultado de fallas en su preparación para el oficio. No muchos llegan a la presidencia tras haber desempeñado tres ministerios de alto perfil.

¿Debo contar como sorpresa positiva lo del "gobierno de unidad nacional"? No. No es particularmente sorprendente. Para Santos era facilísimo hacer dicho gobierno. Primero, ganó con el 70% de los votos. Ahí no más ya tenía una coalición grandísima. Para completar, su principal opositor resultó que no tenía nada nuevo que aportar al debate así que hizo mutis por el foro. (Sí, me refiero a Antanas.) De modo que solo faltaba invitar al Partido Liberal y al Polo Democrático. Era de esperarse que algunos miembros del Partido Liberal se fueran con él. De modo que prácticamente se puede decir que su "gobierno de unidad nacional" le cayó en el regazo sin que él tuviera que hacer mayor esfuerzo. En este momento el único partido de oposición serio es el Polo Democrático (tema en el que he venido insistiendo hace rato). Obvio, la precariedad del Polo en estos días es preocupante, pero eso será tema para después.

El ex-presidente electo de Brasil Tancredo Neves (que no llegó a la presidencia) decía en alguna ocasión que "en política no tengo ningún amigo con el que no pueda llegar a enfrentarme, ni ningún enemigo con el que no pueda llegar a reconciliarme." Ese parece ser el principio rector de Santos. Por eso, y esta sí es sorpresa para mí, sus gestos con Venezuela. Si alguien había sido el patrocinador de los odios del gobierno colombiano hacia Venezuela había sido Santos, íntimo amigo de Carmona. Pero ahora en la presidencia no tiene ningún problema en darse un giro de 180 grados y jalarle de inmediato al diálogo. (Veremos que pasa, pero la señal es bastante notable.)

Vean la siguiente lista de actos y díganme si no tiene uno la tentación de creer que ganó la oposición:


  1. Posible (muy posible) retiro del proyecto que otorgaba al Presidente la facultad de elegir al Fiscal.
  2. Restablecimiento de todos los ministerios que Alvaro I abolió.
  3. Entrega de los computadores de Raúl Reyes al Presidente Correa, después de dos años de caramelear.
  4. Cumbre con Chávez.
  5. Cumbre con las Cortes.
  6. Nombramiento en ministerios de críticos del gobierno anterior.
  7. Expresión de voluntad para discutir una Ley de Tierras adecuada.
  8. Propuesta de un nuevo Estatuto de la Oposición.
  9. Expresión de voluntad para dialogar con las FARC.
¡Todo eso en menos de 48 horas! Obviamente, como se trata de Santos, uno de los personajes más cambiantes de la política colombiana, uno no puede estar seguro de nada hasta no ver los resultados. Pero yo creo que de pronto sí se van a ver algunas cosas.

La razón de mi optimismo no tiene que ver con Santos sino con las circunstancias. El modelo militarista de Uribe ya entró en su fase de "rendimientos marginales decrecientes." La relación costo-beneficio de la guerra va aumentando y, para acabar de completar, Santos está menos ligado que Uribe a los sectores agrarios más recalcitrantes y en cambio está muy cercano al gran capital bogotano que ha sido desde hace rato más propenso a la paz. 

En ese contexto, las actuaciones de Santos tienen sentido. Pero igualmente, así podemos también ver las limitaciones. Claramente, Santos no va a hacer un gobierno de izquierda, ni siquiera de centro-izquierda. Pero de pronto va a terminar abriendo espacios que la izquierda puede aprovechar... si no se divide en 47 partidos, por supuesto.

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