Thursday, August 5, 2010

Gracias, Queridos Lectores

Encuentro dos comentarios en el blog que me invitan a clarificar mis ideas. ¡Qué bien! Ese es uno de los objetivos centrales de este blog.

1. Omar Darío menciona que Petro hace unos días expresó que el tercer canal debería ser para la oposición. Debo dejar constancia que cuando escribí mi comentario sobre el tercer canal, no había salido (o por lo menos yo no había visto) el pronunciamiento de Petro. En todo caso, lo que yo estaba diciendo trata de ir un poco más lejos: simple y llanamente no entiendo por qué se abandonó en Colombia el modelo que teníamos antes de canales públicos licitados. Cuando yo era chiquito, había cantidades de noticieros, con variedad de líneas políticas (no tanta como se debería, pero algo es algo). Nunca he entendido por qué súbitamente decidimos que era buena idea volver los canales de televisión negocios gigantescos para un par (ahora un trío) de empresas privadas en vez de un negocio para toda una gama de programadoras. Tal vez haya una razón técnica obvia, pero no la encuentro. Ahora, aún si aceptamos que había alguna razón para entregarle los dos canales a Caracol y a RCN, no entiendo por qué por lo menos el tercer canal no se licita entre varias programadoras.

Repito: es bien probable que lo que yo esté diciendo es una tontería. Al fin y al cabo, sobre asuntos técnicos de televisión me cuesta trabajo manejar un control remoto de los de ahora. Si alguien me puede sacar de mi ignorancia, se lo agradeceré. Pero entre tanto, me parece que estamos simplemente aceptando como dogma algo que no tenía por qué serlo.

2. Andrés Velasco, comentando acerca de la presencia de las FARC en Venezuela, señala que el tráfico de drogas le permite a las FARC corromper oficiales del Ejército venezolano. Buen punto. Yo no le había dado el peso que merece. Si es cierto, y no me sorprendería que lo fuera, entonces esto tal vez quiera decir que el problema es aún más mundano y menos dramático de lo que lo ponen los maximalistas colombianos. El tema de la presencia de las FARC en Venezuela tendría mucho que ver con la simple y llana corrupción y no tanto con planes siniestros de intervención de Venezuela en Colombia. Razón de más para no armar tanto escándalo como lo quiso la Administración Uribe.

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