En la enésima versión de una vieja discusión, el Comisionado Frank Pearl dice
que no es posible avanzar en acuerdos humanitarios, mientras existan intereses políticos y explicó que el Gobierno siempre ha estado dispuesto en buscar canales para resolver el tema del secuestro.Para mí, el punto fundamental es este: las FARC son una organización revolucionaria. Esto quiere decir que quieren hacer la revolución, como ellos la entienden. Hay mucha gente, en especial progresistas, que les horroriza esto porque, supuestamente, las revoluciones son buenas. Yo como soy politólogo (o por lo menos me pagan como tal) tengo una visión más neutra: las revoluciones son procesos sociales muy complejos; algunas (muchas, tal vez demasiadas) terminan en un desastre pavoroso que hubiera sido mejor evitar, otras conducen a logros positivos que vale la pena preservar, otras (tal vez la mayoría) tienen un poco de ambas cosas: producen logros acompañados de desastres.
El hecho de que a uno no le gusten las FARC (y, como ya lo he dicho varias veces, a mi me parecería terrible un país gobernado por las FARC) no quiere decir que no sean revolucionarias. Lo son. Me atrevo a decir que no ha habido un solo día en sus 46 años de existencia en que no hayan pensado en la forma de hacer la revolución. Trafican en droga porque eso genera plata para la revolución, secuestran porque eso genera plata para la revolución, bombardean pueblos porque eso les permite controlar territorio para avanzar la revolución, ponen minas antipersonales porque eso ataca al ejército que se opone a la revolución, y así sucesivamente. Si a Ud. no le gusta nada de esto (como a mí) entonces a Ud., por progre que sea, no le gusta la revolución de las FARC (a mí tampoco).
Todo este preludio es para señalar un punto que en Colombia se olvida: en tanto que actor revolucionario, las FARC son un actor político. Entonces, cualquier acuerdo que uno vaya a buscar con ellos es un acuerdo político. Es ridículo pretender, como lo han pretendido los "Comisionados de Paz" de la Administración Uribe (que debe ser algo así como ser el "conductor elegido" de una "barra brava") que un acuerdo con las FARC no tenga de por medio intereses políticos.
Cuando se hacen acuerdos con organizaciones revolucionarias lo que se busca es precisamente crear condiciones políticas para que desistan de su revolución y acepten algo a cambio, algo aceptable para el resto de la sociedad. En ese proceso se hacen concesiones de parte y parte, concesiones políticas.
Hasta en sus últimos estertores la Administración Uribe muestra su incapacidad de asimilar este punto. Yo creo que no es por estúpidos (yo hubiera preferido más ineptitud en la Administración Uribe; habrían hecho menos daño). Al contrario. Yo me atrevería a apostar plata a que Uribe y su círculo entienden perfectamente que las FARC son una organización revolucionaria. Pero todo este galimatías les conviene porque así pueden siempre decir que a ellos si les interesa resolver el conflicto por la vía negociada solo que, lamentablemente, es imposible negociar con las FARC porque invariablemente se termina en un proceso político.
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