La mayoría de los igualitarios del mundo se daría por satisfecha con los niveles de igualdad de los países nórdicos. Todos los izquierdistas que yo conozco tienen (tenemos) algo de envidia hacia la socialdemocracia escandinava, con todo y los problemas que ha tenido últimamente. El "modelo escandinavo" ha producido tal vez la mejor combinación conocida en la historia de igualdad, prosperidad y libertades individuales.
Pero por alguna razón extraña, ese modelo no es exportable. Escandinavia (y Finlandia, por cierto) tiene admiradores en todas partes pero uno no ve muchos países que estén emulando ese modelo. Por supuesto, Colombia es parte de esa tendencia. Muchos izquierdistas y liberales colombianos les encantaría que Colombia se volviera una socialdemocracia al estilo escandinavo (que Cundinamarca se volviera Dinamarca), pero no estamos ni remotamente cerca y, peor aún, nos estamos alejando. ¿Por qué?
Hay muchas razones. Algunas son razones históricas sobre las que es muy poco lo que se puede hacer. Por ejemplo, los países nórdicos tienen altos niveles de homogeneidad racial y cultural (o, por lo menos, los tenían en la etapa formativa de sus estados del bienestar) de modo que para el ciudadano promedio, los riesgos catastróficos típicos de una economía de mercado eran algo que le podía pasar a él, o a su hermana, o a su tía. En países como los nuestros eso no se cumple. Quienes somos más claritos y mejor educados que el resto sabemos que hay cosas que a nosostros no nos van a pasar. (Algo parecido al problema de Estados Unidos con la población negra.) Mientras no seamos demasiado mestizos, mientras hablemos con el acento correcto, podemos seguir siendo "gente bien" aún en medio de muchas crisis.
Pero aparte de estas razones, que son comunes a buena parte de América Latina y que han sido esgrimidas por muchos para explicar los abismales niveles de desigualdad en la región, hay otras razones menos enraizadas en la demografía de nuestros países. La socialdemocracia noreuropea no surgió de la nada. Fue el resultado de varias luchas de varios años de dos actores que actuaron coordinados: los partidos de izquierda y el movimiento obrero.
Resulta que en Colombia, justo cuando el Polo se está consolidando como EL partido de izquierda, el electorado colombiano parece estar cansado de los partidos. Los cacicazgos siguen, por supuesto. Santos gana con la maquinaria política de provincia. Pero hay un electorado urbano independiente al que, al parecer, no le gusta comprometerse con ningún partido sino que vota por figuras "frescas." Faltando seis meses para las elecciones del 2002, Uribe andaba en el 2% de la votación, lo mismo con Mockus ahora. Cambia un poco el viento, adquieren visibilidad y se disparan en las encuestas. Pero detrás no hay un partido político.
Entonces la triste ironía es que en el momento en que la izquierda colombiana parece por fin haber encontrado un partido duradero y estable, la gente no quiere votar por partidos. Ese fenómeno no es exclusivamente colombiano ni de la izquierda. Pasa en otros países y en otras partes del espectro ideológico. (¿No es cierto, Dr. Pardo?)
Por otro lado, el movimiento obrero colombiano hace rato está en declive. Colombia se está volviendo un exportador de recursos naturales intensivos en capital. En otros tiempos eso era una fórmula perfecta para crear bastiones de radicalismo obrero. En muchas partes del mundo, las refinerías petroleras del eran centros de agitación comunista (por ejemplo Barrancabermeja yVenezuela sin ir más lejos). Pero esa experiencia, al parecer, no se va a repetir. Además, en el caso colombiano este radicalismo resultó ser un tanto insular, sin mucha capacidad de irradiar hacia el resto de la sociedad. Los movimientos obreros que construyeron estados del bienestar fuertes estaban más bien basados en la industria pesada. (Bueno, me pone a dudar un poco Noruega que es un exportador petrolero, pero creo que la socialdemocracia noruega se construyó también sobre una base industrial.) En cambio, Colombia se está desindustrializando de modo que no se puede esperar que resurja el movimiento sindical que ya tan exánime se encuentra.
Entonces, ninguno de los dos pilares históricos de la socialdemocracia está funcionando en Colombia. Es para ponerse uno bastante pesimista. Sin embargo, hay una alternativa. Lo que pasa es que no tengo ni idea cuál es.
Wednesday, June 2, 2010
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
QUE BUENO!!
ReplyDelete