Monday, June 21, 2010

¿Cuándo el Deber Ciudadano Deja de Ser Deber?

Acabo de llegar de viaje. Muchas cosas para comentar pero después. Por ahora hago una aclaración para aquellos que creen que yo escurro el bulto de mi deber ciudadano. Charlottesville queda a dos horas y media de camino del consulado colombiano más cercano. Cuando vivía en Chicago, el consulado me quedaba a quince minutos de la casa y me echaba el viaje para votar. (No tiene mucho mérito.) Cuando vivía en Stanford, el consulado me quedaba a cuarenta y cinco minutos de la casa y me echaba el viaje para votar. Pero considero que mi deber ciudadano expira a las dos horas y media, más que la distancia entre Bogotá y Girardot. A propósito, solo por curiosidad, me gustaría saber dónde fijan el límite del deber ciudadano otros lectores. (De hecho, me vendría bien porque necesito datos sobre preferencias de votación para mi próximo libro...)

No tiene nada que ver, pero es que el estimado comentarista me recordó una cosa que me complace decir: resulta que en Madrid no voy a estar enseñando, solo voy a hacer investigación. Debo confesar que en mi caso, eso es uno de los grandes atractivos de este cambio: me gusta más investigar que enseñar.

1 comment:

  1. Juan Pablo HernandezJune 22, 2010 at 4:16 AM

    Primero que todo lo felicito y le agradezco por el blog, lo estoy leyendo ávidamente desde hace unas semanas y ha sido extremadamente iluminador y grato. Y ya que usted mismo invita a la discusión, debo decir que me parece algo modesto el umbral de dos horas y media. No es por dármelas (bueno, un poquito), pero mi esposa y yo soportamos tres horas ¡en bus! hasta Londres para cada una de las tres recientes elecciones. Claro, esto se hace más razonable si uno crea incentivos extras, como una cita con amigos, asistir a algún concierto, en fin, si uno organiza un muy buen día en general. Pero la creación de incentivos está en función de garantizar el ejercicio del deber. Claro, es más fácil crear incentivos extra en Londres que en Girardot, y si me tocara ir solo quién sabe dónde fijaría mi umbral. Variables, variables... Pero la idea de que la conciencia del deber de votar sea suficientemente fuerte como para que ante circunstancias adversas uno reaccione buscando activamente estrategias para automotivarse me parece muy sana. Felicitaciones por Madrid, y espero seguir leyéndolo con tanta o más frecuencia que hasta ahora.

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