Por razones personales hoy me tocó manejar cuatro horas así que tuve tiempo para pensar un poco más en cosas que he estado escribiendo en días pasados. Me preocupa el tema de los partidos en Colombia. Como ya dije antes, la izquierda históricamente ha necesitado partidos. En todos los países donde la izquierda ha tenido logros importantes ha sido gracias a partidos fuertes ligados a movimientos sociales organizados. Por eso es preocupante la disolución de los partidos en Colombia. Ahora nos la pasamos de "fenómeno" en "fenómeno." Del "fenómeno Uribe" al "fenómeno Mockus." A pesar de las diferencias entre ambos, hay semejanzas inquietantes: un político sin vínculos a ningún partido, que nadie lo toma en serio hasta faltando seis meses para las elecciones, de repente empieza a subir como espuma en las encuestas. Así no se construyen proyectos de sociedad de largo plazo. ¿Por qué está pasando esto?
Creo que una de las explicaciones tiene que ver con cambios en la estructura económica y social del país. El Estado colombiano siempre ha sido muy precario a la hora de ofrecer garantías sociales, de defender derechos y de representar a los ciudadanos en sus luchas contra poderes arbitrarios privados. (Si hay algún lector libertario, ahí le va: sí, hay poderes privados arbitrarios, no solo el Estado). Para acabar de completar, ese Estado precario se ha visto reducido aún más con las reformas neoliberales.
El resultado es que la clase media hace rato que no siente que el Estado tenga nada para ofrecerle. Por poner un ejemplo de otro país, donde por cierto se aplicaron feroces medidas neoliberales, el Servicio Nacional de Salud en Inglaterra es intocable: todos los partidos lo defienden, la sociedad inglesa lo ve como un logro histórico del Estado (y en especial del Partido Laborista). En Colombia hace rato no hay nada así.
En los gloriosos tiempos de la República Liberal el Partido Liberal era un instrumento importante de socialización en la política para muchos ciudadanos y además era el que estaba apoyando luchas populares sobre todo por la tierra. Históricamente las disidencias del Partido le servían para entrar en contacto con los movimientos sociales (la UNIR de Gaitán, el MRL de López Michelsen).
No estoy tratando de glorificar al Partido Liberal que tiene mucha responsabilidad en muchos de los problemas del país (aunque también tiene cosas de las que enorgullecerse). Lo que digo es que en aquellas circunstancias era natural que los partidos políticos ocuparan un lugar central en la vida de la gente.
Las clases medias de ahora no dependen del Estado ni para su empleo ni para sus servicios sociales. Al contrario, ven al Estado como un depredador y por eso les encantan los candidatos "limpios" que prometen no robar, como Mockus. Pero más allá de no robar, las clases medias no esperan nada de los partidos y movimientos políticos.
Insisto en que esto es grave para la izquierda. El Polo tiene que mostrarle a la gente que vale la pena creer en los partidos, es decir en los proyectos colectivos de largo plazo y no en los fuegos de artificio de un candidato mediático.
No es tarea fácil pero yo veo dos condiciones necesarias. Primera un programa. Sí. La gente no lee manifiestos. Pero a la larga las ideas importan. El Polo tiene que articular un programa de izquierda, un programa ambicioso, de largo plazo, no esas fórmulas descafeinadas sobre "aumentar el gasto social" que tanto le gusta a los socialdemócratas de ahora. Debe ser un programa que muestre una alternativa al modelo económico actual, que muestre lo que se puede llegar a hacer cuando el Estado se pone de parte de la gente y no de los intereses plutocráticos. (Por ejemplo, recordarle a la gente lo que es tener un Estado que les ofrece la mejor universidad del país como pasaba en Colombia antes y como pasa ahora en las grandes democracias europeas.)
La otra condición, más difícil aún pero que debe estar ligada a la anterior, es el nexo con los distintos movimientos sociales. El Polo hace esfuerzos en este sentido pero lamentablemente sigue siendo un partido bogotano. El Polo necesita meterse tanto programática como políticamente en otras zonas. En ese sentido estuvo muy bien que Petro pusiera el tema de la reforma agraria como uno de sus puntos centrales. Colombia se está volviendo un exportador de recursos naturales, muchos de ellos controlados por los paras y sus patrocinadores. Eso es un hervidero de conflictos sociales rurales sobre los que el Polo no se termina de pronunciar.
En fin, para mí el principal error del Polo hasta ahora (aparte de hacer alianzas corruptas) ha sido que no termina de presentarse como una alternativa de gobierno. Es bueno a la hora de denunciar atropellos y chanchullos y de oponerse a iniciativas del gobierno. Pero no tiene un conjunto de ideas, de consignas, de luchas que lo perfilen como algo que saque a la gente de su marasmo político.
Es muy probable que la apatía de los colombianos hacia los partidos no se supere en cuatro años. Pero si por lo menos el Polo se mantiene aglutinado y crece, digamos al 20% del electorado, el próximo "fenómeno" del 2014 no va a poder ignorar al Polo.
Corrección: Hacía rato quería mirar el desagregado regional de las elecciones y solo hasta ahora lo veo. Me encuentro que, como señaló Petro, el Polo es la segunda fuerza política de la Costa y, añado yo, de Putumayo, único departamento donde no ganó Santos (con fuerte presencia de campesinos cocaleros por cierto). No le fue mal en el Valle ni, obvio, en Nariño. Es más, en Bogotá al Polo le fue mucho peor de lo que usualmente le va. O sea que el Polo es menos bogotano de lo que yo dije arriba. Esto puede ser compatible con la idea de que, en cuanto a tendencia de largo plazo se refiere, Bogotá ha sido el bastión. Pero sí se ve una mejora en la presencia nacional del Polo. Una buena noticia en medio de todo.
Thursday, June 3, 2010
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